EE.UU.: El otro terrorismo

Durante muchos años se ha asociado el terrorismo a actos perpetrados por organizaciones con vínculos islámicos, actividades que en algunos casos han sido estimuladas por las inteligencias occidentales, principalmente la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana y la MOSSAD israelí, previa compra y manejo de líderes de esos grupos falsamente antiestadounidenses.

Pero en los últimos años esas actividades que ocurren en todo el planeta se han circunscrito principalmente a Estados Unidos y sus protagonistas son en numerosas ocasiones elementos de las denominadas fuerzas del orden en activo o jubiladas, y militares o veteranos de las guerras de agresión norteamericanas en el exterior, por supuesto, nunca en territorio estadounidense.

Los más recientes atentados terroristas en Las Vegas y Nueva York así lo demuestran, como curiosamente también existe una conexión con los intentos de asesinar a Donald Trump -un connotado ultraderechista- por razones aún incomprensibles.

Hay que entender que los grupos de extrema derecha ya no se circunscriben únicamente a los clásicos neonazis, que admiran a Hitler, sino que defienden la supremacía blanca.

En este contexto, el Departamento norteamericano de Seguridad Nacional expresó su temor por los extremistas violentos de la supremacía blanca que han sido excepcionalmente letales en sus ataques.

Los datos que presenta son contundentes: casi el 70% de los atentados y complots que ha sufrido el país en los últimos años están enmarcados en el "supremacismo blanco", una categoría enmarcada en la extrema derecha.

Recuerdo cuando el Buró Federal de Investigaciones (FBI) detuvo a un grupo de hombres vinculados a milicias de extrema derecha que planeaban secuestrar a la senadora del estado de Michigan, Gretchen Whitmer, muchos en EE.UU., se preguntaron si no se había infravalorado la amenaza de estos grupos.

Los años de crisis económica y los propios procesos políticos resultantes que impulsaron a formaciones políticas de derecha radical, así como el sentimiento de algunos sectores contra las oleadas migratorias son razones para engendrar este fenómeno.

Hasta ahora estos grupos no actúan tan organizados, porque son muy heterogéneos, como también son los motivos de su exaltación, aunque compartan un tronco común.

Y es que hay que entender que el llamado terrorismo de extrema derecha y los propios movimientos cercanos a su ideología no es un terrorismo perfectamente organizado y jerarquizado, actúan solos en muchas ocasiones.

En concreto, el 60% de los ataques de este tipo de terrorismo están perpetrados por individuos que no pertenecen a ningún grupo, según los datos del Instituto de Economía y Paz.

NO SOLO EN USA

La preocupación sobre el tema no se queda en Estados Unidos. El jefe de los servicios de inteligencia británicos ha reconocido que este tipo de violencia es una de las mayores amenazas que enfrenta su país.

Un peldaño más subió el gobierno alemán, que ha tenido incluso que disolver una unidad de élite del ejército por sus vínculos con grupos neonazis en medio de confabulaciones para crear un grupo terrorista dentro de sus fuerzas armadas. "Es la mayor amenaza para nosotros", dijo.

Y el propio Comité de Antiterrorismo de la ONU se ha visto obligado a emitir una alerta contra la "creciente amenaza transnacional del terrorismo de extrema derecha".

Así, las diferentes alertas marcan una tendencia: en los últimos cinco años, los atentados terroristas etiquetados como de extrema derecha han crecido un 320% en todo el mundo, de acuerdo al Índice Global de Terrorismo, uno de los indicadores de referencia en la materia y que elabora el antes mencionado Instituto de Economía y Paz.