Provocaciones
especiales
La reciente expulsión del delantero brasileño Vinicius Jr. reabre el debate sobre las provocaciones, las reacciones y las medidas punitivas que traen consigo.
La presencia del sudamericano nos recuerda que estamos ante un viejo conocido, demasiado habitual cuando se habla protestas y conductas que se alejan de lo que se llama Fair Play.
Como hemos dicho en otras ocasiones son desproporcionadas las reacciones del atacante del Real Madrid, con razón incluso más de una vez, y en primer lugar lo que hace es perjudicar a su propio equipo.
Un buen ejemplo ocurrió en el partido pendiente que celebraron ante el Valencia, donde Vinicius fue expulsado por agredir al portero rival.
Previamente el macedonio Stole Dimitrievski le tocó la espalda y le tiró de las trenzas, pero el árbitro César Soto Grado solo tuvo en cuenta la reacción del goleador.
De cualquier modo, a lo largo del partido Soto Grado demostró una gran paciencia, porque el ganador del premio The Best y Globe Soccer como mejor futbolista de 2024 tuvo varias protestas a lo largo del primer tiempo, pidiendo un penalti no señalado y solicitando tarjetas para los jugadores del Valencia en diversas ocasiones.
La provocación debe ser castigada también (prácticamente siempre se olvida), pero es responsabilidad del futbolista cómo la toma.
En su contrato no dice que deba aguantar insultos ni provocaciones, pero tiene que tener en cuenta que practica una disciplina colectiva y su comportamiento no solamente lo afecta a él. Hay que estar en su pellejo para saber lo que se siente, pero no es el primero ni será el último.
Sin salir del ámbito madrileño, Cristiano Ronaldo fue asediado buena parte de su carrera por las aficiones contrarias y terminó aguantando, que al final se tradujo en que la propia grada lo dejó tranquilo, pues precisamente el objetivo es sacarlo de sus cabales y si esto no se consigue es desgastarse por gusto enfocándose en un oponente en vez de apoyar a los suyos.
Pero Vini no ha aprendido la lección y sigue cayendo en la trampa; lo peor es que su entorno más cercano no es capaz de ayudarle, pues tanto el técnico como sus compañeros y el club en general sí le dan los mejores consejos.
Si ya está considerado de los mejores del mundo, cuando logre controlar sus nervios será imparable, y es lo que debe acabar de meterse en la cabeza.
Todavía no se sabe la sanción a la que será sometido (este lunes juega el Madrid por Copa del Rey), pero puede ser hasta de 12 partidos, lo cual sería un lastre muy pesado para los suyos.
Repito que las provocaciones deben ser sancionadas también, quizás hasta con el mismo rigor que las reacciones, para ver si evitamos las segundas porque todos se medirán más para intentar sacar de paso a un contrario, pero es lo que hay, de momento hay que saber aguantarse.
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