Contra China y Rusia: Engañifa imperial en África
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Joe Biden quiere cambiar la cara de Estados Unidos en África con el continuado y reciente envío de sus principales figuras, encabezadas por la vicepresidenta Kamala Harris y el secretario de Estado Anthony Blinken, para dialogar con mandatarios del continente y, al tiempo que tratan de reactivar lazos que nunca fueron cordiales, por la prepotencia imperial, pretenden eliminar o por lo menos mermar la creciente influencia de China y Rusia en la región.
Obvian que estas naciones están en la cima de las preferencias africanas, por su honesto comportamiento, establecer relaciones ventajosas para ambas partes y llevar esos vínculos a la generosidad necesaria para asistir a una de las regiones más pobres del mundo, a pesar de sus infinitas riquezas naturales.
China es todo un referente de cómo deben ser las relaciones económicas, en tanto crece la influencia de Rusia, a la cual acudieron gobiernos de la región para que los ayude a combatir el terrorismo, además de haber condonado la deuda africana de más de 20 000 millones de dólares.
Uno de los cambios más significativos de la economía política africana en las dos últimas décadas es sin duda la intensificación de la presencia china en el continente. Esta circunstancia se expresa a diferentes niveles: comercio, inversiones, créditos, transferencia tecnológica y también migraciones.
Esta intensificación tiene que ver con el espectacular crecimiento económico de China, que hace que se incremente su presencia en los mercados globales, así como el despliegue de políticas públicas que permite a muchos gobiernos africanos diversificar sus alianzas a nivel internacional.
Como es natural, estos cambios no están exentos de tensiones. La intensidad de la mutación es tal que los socios económicos tradicionales de los países africanos, Europa y EE.UU., tratan de hacer creer que Beijíng establece patrones imperialistas, al ofrecer préstamos e infraestructura a cambio de petróleo, minerales y tierras agrícolas con el fin de sostener el crecimiento del gigante asiático.
Como una extensión de este planteamiento, se llega a afirmar que las inyecciones financieras de China en países africanos responden a una lógica de atraparlos en una espiral de deuda para acabar dominándolos.
Desde otras posiciones, la creciente presencia china es vista como una oportunidad para romper el cuasi-monopolio occidental de las ideas, las estrategias y las inversiones en el continente. Desde este punto de vista, el modelo chino de desarrollo es percibido como una alternativa al dominio de las estrategias neoliberales de las últimas tres o cuatro décadas que tan poco han aportado en términos de reducción de la pobreza y transformación estructural.
Aunque China, a diferencia del Fondo Monetario Internacional u otros donantes occidentales, no interfiere directamente en las estrategias económicas de los países con los que establece marcos de cooperación, sí que proporciona un tipo de financiación y apoyo acorde a las estrategias de transformación estructural predominantes hoy.
Lo cierto es que la influencia china en la economía política africana es significativa a muchos niveles. Es el primer socio comercial y también uno de los principales inversores, sobre todo en infraestructura. Por otra parte, los compromisos adquiridos por las instituciones del país asiático tienen una clara visión de largo plazo, por eso su presencia es sólida y duradera.
TAMBIÉN IMPORTANTE
Rusia acaba de ponderar la postura equilibrada de los países africanos en torno a la situación de conflicto en Ucrania y sus alrededores, rechazando las presiones de Estados Unidos y sus aliados de condenar a la nación centroasiática y sumarse a los miles de sanciones antirrusas.
Precisamente, esas sanciones, como destacaron indistintamente jefes de Estado africanos, han agravado la situación del suministro de grano y fertilizantes.
Además de dictar medidas de beneficio económico para África, como la citada condonación de la deuda externa, Moscú se ha destacado por su asistencia militar a ejércitos del continente que combaten el terrorismo, incrementado durante la presencia de tropas francesas, que han emprendido el regreso a su país, con el malestar de Emmanuel Macron, quien calificó de ingratos a los gobiernos que así lo decidieron.
LO QUE QUIERE WASHINGTON
La Casa Blanca está actuando mediante su nueva estrategia para África, particularmente la subsahariana, con el objetivo de promover los intereses estadounidenses en materia de seguridad nacional en el continente durante los próximos cinco años mediante la colaboración de socios regionales y mundiales.
El Departamento de Defensa de EE.UU. busca fortalecer la cooperación con los países africanos, para "exponer y resaltar los riesgos de las actividades negativas de la República Popular China y Rusia" en la zona.
Esto se logrará a través del aprovechamiento de "las instituciones de defensa civil", así como con la ampliación de "la cooperación en materia de defensa con socios estratégicos". Asimismo, trabajará "con socios de seguridad africanos para desarrollar capacidades en la medición de la exposición al riesgo climático, la implementación de sistemas de alerta temprana, etcétera".
Pero hasta algunos de los denominados tanques pensantes del imperialismo temen que ello sea insuficiente para eliminar la influencia de China y Rusia.
Washington piensa involucrar al sector privado de defensa por medio de la iniciativa 'Prospera África', con el propósito de facilitar el desarrollo tanto de "la tecnología sostenible" como de "soluciones energéticas" para las Fuerzas Armadas africanas.
Además de la cuestión de la seguridad, en la nueva estrategia estadounidense se contempla la asociación con los "países africanos para reconstruir el capital humano y los sistemas alimentarios", los cuales se vieron afectados por la pandemia y el reciente conflicto entre Rusia y Ucrania, azuzado por Estados Unidos. También se busca una vinculación "con los gobiernos, la sociedad civil y las comunidades locales" para la conservación, gestión y restauración de los ecosistemas del continente.
"Reconocemos que tenemos intereses vitales en común, y nuestro camino hacia el progreso se basa en el compromiso de trabajar juntos y elevar el liderazgo africano para avanzar en nuestra agenda compartida", dice el documento.
La nueva estrategia sostiene que China ve a África como un "escenario importante para desafiar el orden internacional basado en reglas, promover sus propios y estrechos intereses comerciales y geopolíticos, socavar la transparencia y la franqueza y debilitar las relaciones de EE.UU. con los pueblos y gobiernos africanos". A su vez, Rusia, según el documento, "ve a la región como un entorno permisivo para empresas paraestatales y militares privadas, lo que a menudo fomenta la inestabilidad para obtener beneficios estratégicos y financieros".
¿QUÉ OLVIDA EL IMPERIALISMO?
La historia enseña como el colonialismo, el neocolonialismo y el hegemonismo estadounidense han sido autores o cómplices de los hechos más deleznables en África, desde el Norte hasta el Sur del continente.
Las personas honestas, en el poder o la calle, sabe lo que representa la presencia del Imperio, ahora con más conocimiento y gobiernos de otros lares que les ayudan a llevar una vida decente, sin peligro.
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