Cinco días y cinco miembros: el gobierno de la Pentarquía

El 5 de septiembre de 1933 se estableció en Cuba el gobierno conocido como la Pentarquía, en el contexto de las convulsas jornadas que sucedieron a la caída del tirano Gerardo Machado el 12 de agosto de ese año.

El día anterior se había producido el golpe militar contra el presidente Carlos Manuel de Céspedes y Quesada. 

Representantes de los bajos estratos militares y de organizaciones como el Directorio Estudiantil Universitario (DEU), Pro Ley y Justicia y el ABC Radical constituyeron en el cuartel de Columbia, en La Habana, la Agrupación Revolucionaria de Cuba. Esta hizo suyo el programa del DEU. 

Una “Proclama al pueblo de Cuba” fechada el 4 de septiembre y publicada el 5 incluía la convocatoria a una asamblea constituyente; la creación de tribunales especiales para juzgar a los machadistas ─demanda popular aun insatisfecha─; la salvaguarda de la propiedad de nacionales y extranjeros; y el respeto de las deudas y compromisos contraídos por la república. Fue firmada por 16 civiles, dos ex militares y un militar en activo: el sargento Fulgencio Batista, quien maniobró para erigirse como figura determinante entre los militares sublevados. 

Cuando el presidente Céspedes, de recorrido por la entonces provincia de Santa Clara, regresó a La Habana, abandonó el cargo. De acuerdo con el libro Historia de Cuba. La neocolonia. Organización y crisis desde 1899 hasta 1940, el sucesor de Machado no tenía posibilidades de resistir el golpe militar. 

Por su parte, la Agrupación Revolucionaria de Cuba estableció una presidencia colegiada en forma de Comisión Ejecutiva. Formada por cinco miembros, asumió la jefatura del Estado y el gobierno. Aunque cada uno estaría al frente de una o más ramas del gobierno, debían actuar de común acuerdo en las principales decisiones. 

Los pentarcas designados fueron el profesor Ramón Grau San Martín, al frente de Sanidad e Instrucción Pública; Sergio Carbó, a cargo de Gobernación y Guerra y Marina; el profesor derechista Guillermo Portela para Estado y Justicia; el economista José Irisarri Gamio, responsable de Obras Públicas, y Agricultura; y el banquero reaccionario Porfirio Franca, jefe de Hacienda. 

La Pentarquía debió enfrentarse a una difícil situación política y económica interna. También fue víctima de las propias disensiones de sus miembros. Sectores de la derecha nacional afirmaban que su inusual estructuración imitaba a la organización estatal soviética. El gobierno ni siquiera contó con el reconocimiento de Estados Unidos.

En tal situación, el 10 de septiembre la dirección colegiada quedó disuelta. Uno de sus miembros, Grau San Martín, fue escogido como nuevo presidente. Culminaba así la Pentarquía, solo cinco días después del inicio de su gestión.