Chalecos Amarillos vuelven a la carga en Francia
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Fotografía tomada de https://vientosur.info
Parece que fue ayer, pero hace ya cuatro años y dos meses que en las calles de Francia se organizan bajo el apelativo de Chalecos Amarillos. Un grupo numeroso de personas, sobre todo en París, comenzaron a protestar en 2018 contra las políticas económicas impulsadas por el presidente, Emmanuel Macron, sobre todo relacionadas con el aumento del combustible que debía ser efectivo desde el 1 de enero de 2019. Hoy, sus demandas son más abarcadoras y precisas, denuncian la inflación, el elevado costo de vida en ese país europeo, la reforma a la jubilación, entre otras.
Por su constancia y carácter, los Chalecos Amarillos se convirtieron en un movimiento social sin vínculo a partido político y sin líder declarado, al margen del establishment. Se trata de un grupo heterogéneo, participan personas de clases de media y baja, jóvenes en paro, y jubilados que se organizan desde las redes sociales.
En todo este tiempo han vivido jornadas intensas de reuniones, movilizaciones en forma de bloqueo de carreteras, y represión policial con importante saldo de lesionados, pero también han recibido el apoyo popular de millones de personas atraídas por los mismos intereses.
Llama la atención que todavía se mantengan miles de individuos en actitud de protesta sin conseguir solución para todas sus inquietudes. Aunque es válido destacar que dos semanas después de la primera congregación, Macron decidió responder a las expectativas con medidas sociales y no incrementando más el precio del combustible. Sin embargo, no es suficiente para los franceses porque para ese momento sumaban más necesidades y alzaban sus voces en contra del sentimiento de abandono que sentían las clases más vulnerables.
Como cada sábado, la víspera también se realizó una marcha con el lema “por la justicia social, fiscal y climática”. Los Chalecos Amarillos sumaron a sus exigencias que se realice un Referendo de Iniciativa Ciudadana; también que se suspenda el artículo 49.3 de la Constitución que, increíblemente, permite la aprobación de leyes sin votación; y que, además, sean derogadas algunas medidas sanitarias.
Desde hace bastante tiempo los franceses se quejan de vivir una situación sin precedentes relacionada con el acceso a los alimentos, y los servicios básicos. Por eso la convocatoria de los Chalecos Amarillos es totalmente social, no rechazan a Macron per se, sino sus políticas blandas, y la falta de apoyo que muestra a los más desfavorecidos al adoptar actitudes grises que en realidad no reportan todas las bondades que requieren los ciudadanos de su país.
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