¿Por qué Palestina?
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Fotografía tomada de https://espanol.almayadeen.net
Hace poco más de 48 horas los titulares internacionales se han inundado de noticias que relatan cómo bases militares de Israel fueron atacadas por sorpresa por fuerzas palestinas, en una suerte de venganza planificada ante tanto crimen precedente.
Muchas personas en el mundo se estarán desayunando ahora la situación. Sin embargo, el conflicto no es nuevo, próximamente cumplirá 76 años de agresiones continuas, casi siempre iniciadas por israelitas, aunque el antecedente es un poco anterior y tiene que ver colonización, expulsión, ocupación de territorio, limpieza étnica, y una larga lista de injusticias contra los palestinos realizados bajo la mira de todos con total impunidad.
Los cinco continentes tienen que saberlo. Desde hace demasiado tiempo el pueblo de Palestina sufre ataques que no pueden llamarse de otro modo que terrorismo, constante ultraje de sus libertades, abuso de poder en cada aspecto. Por ello en todo espacio internacional se ha levantado para denunciarlo y exigir justicia ante tal violación de su soberanía, por cada capítulo sangriento, así como para pedir el fin del silencio de los grandes conglomerados de prensa que miran hacia otro lado o parcamente mencionan lo que allí sucede, y que solo cuando los palestinos no aguantan y se atreven, como ahora, lo resaltan con fuerza.
Ninguna guerra es más importante que otra, nunca es justificable. Siento que la violencia no es el camino, y si en realidad algo nos daña como seres humanos son esos sentimientos mezquinos e iracundos, de ambición y prepotencia que empujan a gobiernos u organizaciones a enfrentarse a otros. Unos por pura maldad, otros por defenderse, sin embargo, el saldo es el mismo: muertos, división, desplazamiento forzado, destrucción, perjuicio irreversible en todos los sentidos, y una huella indeleble de sufrimiento para siempre.
Esta disputa, en extremo compleja, no puede ser vista desde un solo ángulo, mucho menos desde los zapatos del más potente. Pero esta humanidad parcial siempre prefiere escoger bandos.
Es preciso reconocer que detrás se encuentra la mano de la primera potencia mundial. ¿Casualidad? ¿Cómo pasar por alto tal implicación? ¿Cómo desconocerlo y creer que ese apoyo incondicional, sobre todo en armamento, es simple generosidad porque son buena gente? Israel tiene un padrino poderoso, temible, que no titubea cuando tiene un interés político o económico.
Lamentablemente la población civil es la más afectada porque a las bombas les cuesta discernir. Ahí están las imágenes de ambos lados, y son horribles: niños, mujeres, ancianos, personas de todas las edades muertas o atemorizadas, ciudades a punto de desaparecer, y un pueblo que solo quiere vivir y no encuentra cómo escapar de un hecho de tal magnitud. ¿Cuál podrá ser la solución a este asunto histórico si no consiguen ponerse de acuerdo, ni siquiera dialogar?
Ya Israel tiene un aliado que hace bastante bulla. ¿Quién está con Palestina cuando en cada tribuna pide respaldo y continúa el genocidio en sus tierras? La operación Diluvio de Al-Aqsa nunca debió suceder, ojalá terminara en este instante y pudiera revertirse cada pérdida como por arte de magia, pero no es posible, la realidad siempre supera la ficción. Tampoco debieron vivir los sucesos que lo provocaron. Palestina necesita que ese mismo ímpetu que condena su manera de defenderse aparezca cada vez que grite cuán acorralada le tienen.
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Loycel Lorenzo Arias
Juan Carlos Subiaut Suárez
Juan Carlos Subiaut Suárez
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