Bolivia: Unidad ante nueva amenaza golpista

Ante el peligro de que se extienda el ejemplo boliviano y sus estrechos lazos con el gobierno de izquierda en el vecino Perú, el Imperio ha vuelto a azuzar a sus fieles servidores en la tierra del altiplano para mantener latente otro intento golpista como el que depuso en el 2019 al presidente Evo Morales.

El mandatario Luis Arce ha llamado a la unidad frente a los grupos separatistas que intentan escindir a la nación, mientras intenta avivar el proceso para que se castigue a todos los culpables del golpe contra Evo y no solo contra la usurpadora nominal Janine Áñez, cuando es mucho más largo el listado de elementos implicados en una represión en la que fueron asesinadas por lo menos 37 personas y protagonizaron el robo del erario público.

Algunos de los culpables están refugiados en Brasil y Estados Unidos, y otros se escudan detrás de los elementos separatistas del departamento de Santa Cruz.

Lo cierto es que el golpe de Estado contra Evo y los barruntes de otro nuevo contra Arce demuestran que tanto las Fuerzas Armadas como el Poder Judicial no garantizan la democracia participativa en Bolivia.

Hasta el momento no han fructificado los intentos de Evo y Arce para realizar reformas judiciales, porque todo el sistema está corrompido, hasta el punto de que muchos de los que promovieron el golpe de Estado en el 2019 siguen libres, e incluso han sido electos como autoridades en sus regiones, mientras quienes defendieron la democracia hace dos años fueron encarcelados y todavía siguen presos.

Al respecto, Arce ha comenzado una campaña internacional para denunciar el golpe de Estado del 2019, a quienes intentan nuevamente realizar un acto semejante y tomar medidas contra el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, propiciador del hecho.

En tanto, la oposición ha organizado manifestaciones ante la detención de hace más de un mes de Áñez y dos de sus exministros por sedición, terrorismo y cargos vinculados con el golpe de Estado.

BALANDRONADA SEPARATISTA

El presidente del secesionista Comité pro Santa Cruz, Rómulo Calvo advirtió amenazante al gobierno que “si juega con fuego, se va a quemar”, tras conocer la detención de María Elba Pinckert, exministra de Medio Ambiente y Aguas durante el interinato de Áñez.

La labor del gobierno es ciclópea, porque se trata de enmendar la destrucción que los golpistas dejaron a su paso durante un año, tras deponer con el apoyo del ejército y la policía y la complicidad de la pro imperialista Organización de Estados Americanos a Evo Morales, luego de arrebatarle la victoria en comicios que se caracterizaron por su transparencia.

Todo lo reconquistado por el pueblo fue destruido por un régimen de facto, cuyos remanentes se alzan en zonas del oriente del país, con el fin de dividir a la nación, en tanto llaman a las fuerzas armadas a protagonizar otro golpe de Estado contra un gobierno del Movimiento al Socialismo que obtuvo más del 55% de los votos y de nuevo la mayoría parlamentaria.

Arce llamó a eliminar todos los males que entronizó el gobierno de facto, como el racismo, la intolerancia religiosa, el desprecio a los pobres, y exhorto a la necesaria unidad para enfrentar la pandemia de la COVID-19, cuyas primeras disposiciones al respecto fueron hechas cuatro meses después de detectada en Bolivia.

La tarea revolucionaria no es nada fácil, porque hay que luchar para erradicar el miedo que engendra los actos de la ultraderecha, así como contra la corrupción y enfrentar la crisis dejada por el régimen de facto, que contrajo la economía de la nación en un 19% y triplicó el desempleo.

Y es que bastaron pocos meses al impopular gobierno de Áñez para hacer retroceder la economía de una nación que durante la gobernanza de Evo Morales había crecido mucho más que cualquier otra de la región, además de haberla endeudado sobremanera por acceder a préstamos del Fondo Monetario Internacional y otros entes que colaboran repetidamente con elementos ligados a los “fondos buitres”.