Un abrazo desde el corazón

Un abrazo de apoyo, de consuelo, de cariño, de orgullo, de satisfacción, el abrazo siempre que sea sincero y verdadero atrae esa energía positiva porque ese contacto piel a piel es la chispa que activa nuestros sentimientos, nos conmueve en ese instante.

Si hay algo que uno extraña en estos meses de pandemia es un abrazo del mejor amigo, el hijo, la madre, el padre, los hermanos, incluso, se sufre no poder disfrutar de la vida y cotidianidad con los mayores, nuestros abuelos, bisabuelos, tíos abuelos.

La Covid-19 no arrebató ese momento experimental que complementa al beso de bienvenida o despedida. También nos ha demostrado y enseñado a base de negros momentos cuán frágil puede ser la vida, y qué tan rápido puede llegar a su ocaso.

El miedo a contagiarse con el SARS-CoV-2, la incertidumbre de poder abrazar o no a alguien que queremos mucho, pero con el cual no convivimos o no tenemos certeza si se bien protege, nos ha llevado a esquivar a ese apretón entre brazos.

Sin embargo, a veces no hace falta así sea con nasobuco bien puesto y desde la distancia saber cuán caluroso es ese abrazo que nos regalan con los ojos, por esa mirada, algún ademán con la mano. Ese calor se siente desde lejos.

Ya vendrán tiempos mejores para abrazar, besar, apapachar. Quizás para el próximo 21 de enero el contexto epidemiológico se comporte de mejor forma y gran parte de la población pueda estar segura de no infectarse por la aplicación de vacunas anticovid.

Recordemos que entre las mejores medidas para cortar las cadenas de transmisión del nuevo coronavirus, el distanciamiento físico destaca entre ellas, además del uso de tapabocas y el lavado de manos y superficies de contacto, y en condiciones más complejas, figura el distanciamiento social. Hoy evite un abrazo y mañana protegerá más vidas.