Tomasita Quiala: Fui súper feliz en El motor de arranque

Tomasita Quiala: Fui súper feliz en El motor de arranque
Fecha de publicación: 
8 Febrero 2021
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A las tres y media de la tarde, justo como habíamos acordado, entró la llamada de Tomasita Quiala. Pero resulta que yo no había sido tan puntual ni organizada: olvidé programar la aplicación para grabar nuestra conversación. Eso y mi alto despiste tecnológico la obligaron a volver a marcar mi número otras dos veces, pero esta mujer es una criatura increíble, nada pudo robarle el buen humor ni la amabilidad. Gracias a eso, al fin, se hizo la entrevista.

—¿Cómo usted llegó al Motor de arranque?

—Al Motor de arranque llego porque como Mayabeque cumple este 2021 su décimo aniversario, entonces Juan Carlos Travieso fue seleccionado para hacer el audiovisual, y yo, la persona escogida para representar la parte de la cultura en Mayabeque, y entonces ahí él vino y me conoció. Yo tengo la costumbre de tratar a todo el mundo así, como soy. A él le gustó mi manera de expresar, mi carisma, no sé... y entonces me dijo: te voy a invitar a un programa que tengo que se llama El motor de arranque. Y ya, un buen día me llamó para avisarme: te recojo el jueves por la mañana para empezar las grabaciones del programa. Yo no tenía mucha idea de lo que era, pero fui súper feliz en el programa.

«Agradezco mucho todo el apoyo que nos dio RTV para que mi hijo y yo pudiéramos asistir a las grabaciones, pues nosotros vivimos en Madruga y ellos nos hospedaron en La Habana y nos llevaban y traían al teatro. El colectivo del Motor de arranque, desde la primera persona hasta la última, son tan buena gente, tan chéveres, tan buena onda, que yo me sentía en familia. Ahí siempre estaba de broma con este o hablando con el otro mientras esperábamos que nos tocara la grabación, entonces se hacían ratos amenos. Cuando vine de regreso, que terminamos el proceso de grabación, me pasé una semana extrañándolos a todos».

—¿Es primera vez que participa en un espectáculo como este en la televisión? 

—En televisión sí. No es mi primera experiencia con humoristas, porque hace como tres años tuve el honor de hacer con Kiki Quiñones, Pagola, Pantera y toda aquella otra tropa un espectáculo que gustó mucho en el Karl Marx. Se llamaba «Fina trampa», era una versión humorística de la novela brasileña Fina estampa; entonces yo era Tomasa Cristina, en vez de Teresa Cristina, y ahí también improvisaba con Pantera, con El habanero; o sea, no es la primera vez que hago humor con ellos. También hice antes otro espectáculo en el Mella, pero bueno, en televisión sí fue la primera oportunidad, y nunca había sido dirigida por una gente que te dé tanta oportunidad de expresión como Travieso y todo este equipo. 

—¿Entonces lo disfrutó y se divirtió haciéndolo?

—Todavía estoy disfrutando El motor de arranque. Cada vez que me siento frente al televisor los domingos, me parece que es algo nuevo, nunca sé lo que va a pasar, porque El motor de arranque tiene esa magia, que te crea unas expectativas que ni uno mismo, que estuvo ahí, sabe qué va a pasar. Yo pienso que ha sido una propuesta de la televisión que ha cumplido el objetivo, porque el programa llegó a una hora que Cuba lo necesitaba, la gente está muy estresada, sufriendo mucho por el problema de la pandemia.

—¿Qué ha significado para usted esta experiencia?

El motor de arranque me ha dado como persona la oportunidad de relajarme, despejarme; de sentir que sí puedo hacer otras cosas. Como artista, me he sentido yo por primera vez en televisión, o sea, es un programa que me ha dejado ser yo, inspirarme, no tengo que pensar nada antes ni estar preparada para nada, yo hago lo que Tomasita siente en el momento que le pregunten o le comenten algo. Pienso que pasarán los años, me quedará poco o mucho de carrera, pero nunca olvidaré El motor de arranque.

—Pero claro que le quedará mucho…

—Nadie tiene la vida comprada. No me gusta ni el pesimismo que mata, ni el optimismo que hincha; hay que ir viviendo a ver…

—Tomasita, por lo que me dice, las improvisaciones son totalmente en tiempo real, sin antes ponerse más o menos de acuerdo…

—Pero claro, eso es lo mío, tengo 35 años haciendo lo mismo. Cuando yo voy a un guateque, nunca sé qué pie forzado me va a poner la gente, y yo he tenido que cantar para miles de personas que te piden cualquier tema. Por eso te decía que El motor de arranque me dio la posibilidad de no encasillarme, de no guiarme por un guion. Ellos ahí, a raíz del tema que se estaba tratando, me pedían las improvisaciones. Yo creo que son tan locos, que ni ellos mismos sabían lo que me iban a pedir; yo creo que las inventan en el aire. Y esos músicos, Ray Fernández y La Barbarie... fue un lujazo, son todos maravillosos.

—¿Qué fue lo mejor de esa vivencia para usted?

—Compartir con todos ellos, sentir que soy su amiga. En el colectivo nadie me vio en aquel momento como una limitada física, yo para ellos era Tomasita y ahí lo compartíamos todo. Si había un vaso de agua, era para todos, y si había una broma, nos tocaba a todos también. Un colectivo maravilloso, sepan que esta Tomasita Quiala que incluyeron en su tropa los quiere a todos, desde el primero hasta el último.

—¿Cuál es el secreto para el repentismo, para tener esa agilidad a la hora de improvisar?

—El secreto es ser un hijo de Dios escogido para este tipo de cosas porque, aunque le escuché decir lo contrario a alguien en un programa que va a salir próximamente por Cubavisión, repentista se nace. Puede ser que tú lo logres pulir después, hacerlo más perfecto con tu grado de escolaridad, pero el repentista no se hace, el repentista nace. Cuando estás en el proceso de la creación, que Dios ponga su mano en el vientre de la madre y diga: este va a ser poeta, va a ser elegido por mí y va a disfrutar y va a divertir a la gente y esa es su misión en la tierra. Todos nacemos con una misión y esa fue la mía y la de los demás repentistas.

—En casa siempre la veíamos en Palmas y cañas, pero El motor... nos ha mostrado otras facetas de la repentista brillante que es.

—Yo improviso lo que sea. Ahí mismo, en El motor..., hice un corrido para el CUC, improvisé son con Yumurí, pero hay otra sorpresa que no han visto todavía de mi faceta como improvisadora. A mí no me gusta ni la modestia falsa ni la inmodestia exagerada, sé que soy capaz de improvisar, aunque musicalmente no tenga todo el ritmo que debía; me siento capaz de improvisar por cualquier género: yo lo mismo te improviso un bolero, que un danzón, que una canción mexicana... Es que yo no soy cuerda.

—¿Que usted no es cuerda?

—No, hombre, no. Yo soy una loca y los locos hacen cualquier cosa.

Sana locura la de esta mujer que si le dices Fidel, te responde: «mi padre»; Cuba: «mi tesoro mayor»; la décima: «mi vida». Que a nadie se le ocurra curarle la locura a Tomasita Quiala, porque los delirios que dan por cantar y reír deberían ser sagrados. 

Solamente a mí se me ocurre sugerirle que si estuviéramos conversando frente a frente, le pediría una décima para los lectores. Boba yo que creo en los límites, ella nació para improvisar y eso hizo:

Les dices a los lectores
Que esta es Tomasita Quiala,
Mariposa sin un ala,
Pero amante de las flores,
Que tiene muchos deudores,
Que vive en cama de seda,
Que salió de una arboleda 
Y es con su verso fecundo
Capaz de enfrentar al mundo
Con el ala que le queda.

Comentarios

Excelente Tomasita Quiala de las mejores
La mejor felicidades
A Tomasita además de admiración se le coge cariño. Es de lo mejor del programa y se le nota a Bacallao que siente idolatría por ella. Muy emocionante ésta entrevista,. Mostra ella!

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