Tokio 2020: Julio, cómo hacer La Cruz dorada (+Fotos y videos)
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Sí, el boxeo cubano merece un templo, uno en el que Alcides Sagarra aparezca en el pedestal de su base, con Stevenson, Savón, Balado, Ariel Hernández, Roniel Iglesias, Arlen, Julio César La Cruz… y varios otros en cada uno de sus bloques o torreones.
Uno que se ha ganado a fuerza de puños en el contexto del olimpismo, con el poderoso cartel de 40 cetros, 19 platas y 18 bronces en tan exquisito panorama.
La segunda nación de todos los tiempos en la disciplina, la más contundente de Barcelona 1992 a la fecha, donde ha sido capaz de fraguar (28-11-13) de ese palmarés. Entonces, indiscutiblemente, en eso de propinar puñetazos y no permitir que te golpeen, sentamos cátedra.
Y es que nuestra sangre latina, nuestra capacidad para movernos con soltura, la rapidez, y la técnica depuradísima de golpeo siempre han sido armas a nuestro favor.
El camagüeyano La Cruz, a sus 31 años y con diez kilos de más, continúa siendo una sombra indescifrable para sus oponentes, un maestro en el furtivo arte de entrar, golpear y mantener tu anatomía impecable, una versión única de “Danza con Lobos” antillano.
Y sí que bailó entre lobos el nuestro en la arena Kokugikan de Tokio. No solo por el hecho de imponerse de manera convincente en sus cuatro pleitos, sino por el hecho de que, apartando al keniano Elly Ochola, sus restantes adversarios fueron púgiles rocosos:
El cubano nacionalizado español Emmanuel Reyes, fraguado en nuestra academia, presto a “tumbar cabezas”, pero a quien Julio derrotó haciendo valer aquello de que “oreja no pasa a cabeza”, por quinta ocasión; mismo adagio que le aplicó al brasileño Abner Teixeira, bronce en Lima, con 1.93 metros de estatura y por consiguiente mayor alcance, pero para quien Julio se tornó indescifrable.
Así quedaba la escena lista para la final ante el ruso Muslim Gadzhimagomedov, as universal en Ekaterimburgo 2019, y europeo de Minsk 2020. El rival más escabroso que tendría en el ring, la otra academia de notoriedad suprema en lo que a pugilismo se refiere.
Videos: Cortesía de Guillermo Rodríguez Hidalgo, enviado especial de Radio Rebelde.
La Cruz no renunció a su sistema de combate, pareciera como si se burlase de esa decena de kilos de más sobre el encerado. Desde el gong inicial sacó mejor provecho de su velocidad y logró con sus entradas relampagueantes sacar mejor partido en los intercambios, llegar con quirúrgica precisión con sus combinaciones, hacer honor a su sobrenombre de “La Sombra”, ganado al calor de disímiles batallas.
Repitió esa fórmula hasta el hastío durante nueve minutos. Si se midiera el recorrido de los boxeadores sobre el encerado, sin que eso significase huir de su rival, sin dudas habría que colgarle otra presea al capitán de Los Domadores.
Sin permitirle a Gadzhimagomedov hacerle mella en el cuerpo y en el rosto, fue cincelando su ventaja, hasta lograr el únanime 5-0 (triple 29-28 y doble 30-27) en el fallo de los jueces, para convertirse en el tercer púgil de nuestra escuadra que atesora la condición de doble rey bajo los cinco aros en esta arena Kokugikan.
Para que junto a Roniel y Arlen entrar en la lista de boxeadores leyenda, que no son pocos, que posee la Mayor de las Antillas.
Para empezar a tejer su historia en otro peso, uno que prestigiaron Stevenson, Savón, y más recientemente Odlanier Solís, Osmay Acosta y el propio Erislandy Savón.
Julio vuelve a silenciar a sus detractores, a aquellos que no confían en su escurridizo arte de ganar. De paso le concedió a Cuba su sexto metal aéreo, en la capital nipona, y la tercera corona del boxeo que, luego de la sonrisa semifinalista de Andy Cruz, asegura al menos superar el (3-0-3) de Río de Janeiro 2016, fijándolo por ahora en 3-1-1 con solo siete efectivos. Pudiera mejorar a 4-0-1, si en definitiva Andy hace honor a su condición de uno de los mejores libra por libra de la actualidad. Ah, y aupó a Cuba al puesto 13 del medallero, segunda de América solo por Detás de Estados Unidos (30-35-27), y codeándose con todos sus predecesores, países del llamado primer mundo.
Un detalle estadístico: La Cruz solo ha sucumbido en Juegos Olímpicos en cuartos de final de Londres 2012, en un enredado pleito versus el brasileño Yamaguchi Falcao definido por 18-15. En contraposición, atesora nueve sonrisas en dos muy difíciles categorías de peso, y extiende a tres sus años invicto sobre el cuadrilátero.
¿Alguien ha dicho Andy?
Otra Cruz de insospechado poderío, otro baile sobre el ring. Confieso que como millones de cubanos estoy deseoso de que el matancero de 25 abriles estrene un nuevo pasillo al término de su final dominical.
Andy, como si no importara el oponente que le sitúan enfrente, esta vez mayoreó al australiano Harry Garside, monarca de los Commonwealth Games de 2018, pero Andy…
Es una Cruz muy pesada para cualquier contrario. Sino habría que preguntarle al estadounidense Keyshawn Davis, para quien nuestro púgil se ha antojado la piedra en el zapato tanto en la definición de los Juegos Panamericanos de Lima como en la final universal de Ekaterimburgo.
Una verdadera piedra en el zapato el matancero para el de las barras y las estrellas. Eso sí, siempre han regalado excelentes pleitos y confiamos en que este tercer acto no sea la excepción, como también en el hecho de que Andy vuelva a destinar la plata como el metal “predilecto” de Davis.
Pero eso, está por verse. Por ahora me deleito con otra madrugada de insomnio feliz, me regodeo en un sofá plagado de efectividad. Sí, porque con todo y el hecho de que el deporte cubano no atraviesa por su mejor momento, con múltiples carestías agudizadas por una crisis pandémica de nombre Covid-19, y un efecto innegable del boqueo económico, materializar hasta el momento 13 preseas, con un título más que en Río 2016, y menos de 69 efectivos viendo la acción o batallando en pos de un rendimiento, señores es cosa de eficiencia suprema.
Usted no se despegue del Televisor, en instantes correrá la final de 400 metros la gacela hermosa de nombre Roxana Gómez, y como está de “embrujada” con polvo de velocidad, poseída por el espíritu de Usain Bolt y Keanu Reeves la pista del Olímpico de Tokio, habrá que estar expectantes…
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