TEMPORADA DE DANZA: Más debuts en Giselle (+ FOTOS)
especiales
![](http://cubasi.cu/sites/default/files/styles/slider/public/_mg_2712.jpg?itok=fJ2Mgr7q)
Grettel Morejón y Yankiel Vázquez en el segundo acto de Giselle. Fotos: Yuris Nórido
La temporada del clásico Giselle que ha concluido este fin de semana en el Teatro Nacional de Cuba ha confirmado lo que de sobra se sabe: el ballet es en Cuba un arte popular. Miles de personas repletaron la gran sala Avellaneda, prácticamente no quedó asiento libre en ninguna de las presentaciones.
La semilla que sembraron hace décadas Alicia, Alberto y Fernando Alonso sigue dando frutos, pese a los obstáculos de las sucesivas crisis. La gente ama el ballet, particularmente el gran repertorio clásico. El Ballet Nacional de Cuba (BNC) moviliza multitudes en cada función.
Al debut de la bailarina principal Chavela Riera en el rol protagonista (que comentábamos la pasada semana), se han sumado los estrenos en el papel de Albrecht del primer bailarín Yankiel Vázquez y del bailarín principal Ányelo Montero. Han estado convincentes, en todas las aristas. Sin grandes despliegues de virtuosismo dominaron en buena medida la técnica y respetaron el estilo. Y cada uno consiguió distinguir su interpretación.
Yankiel Vázquez, quien bailó con Grettel Morejón, llegaba al papel con la tarea hecha: se ha destacado por su elegancia y porte a la hora de interpretar los príncipes del gran repertorio. Su seguridad, su compromiso con la línea argumental, la facilidad para incorporar matices... no parecen los de un bailarín debutante.
Menos principesco quizás fue Montero, pero esa "terrenalidad" no le restó credenciales, gracias a la coherencia del planteamiento histriónico. Fue notable la conexión, el "diálogo" fluido con su compañera de cartel, una Giselle con mucho recorrido: la primera bailarina Viengsay Valdés.
El cuerpo de baile, pese a las constantes bajas y renovaciones, consiguió una articulación funcional en el primer acto; habría que hacer más énfasis en algunas de las marcas de estilo. Mejor el acto blanco, en el que las mujeres lograron la homogeneidad que se espera (y que el público exige) de una de las cartas de presentación del BNC. Las escenas de las willis son célebres en Cuba.
Una decisión inteligente ha sido encargarles el rol de la madre de Giselle a dos bailarinas históricas: las actuales maestras Clotilde Peón y Aymara Vasallo; la primera, maītre de la compañía, la segunda, directora de la Academia de Acosta Danza. La experiencia y el rigor las han convertido en referentes.
Con esta temporada de Giselle el Ballet Nacional de Cuba ha honrado una tradición sin rupturas: hacer de un título histórico un espectáculo atemporal. Esa fue siempre la vocación de Alicia, y esta versión coreográfica es uno de sus grandes aportes a la compañía que fundó hace más de 75 años.
Añadir nuevo comentario