Medallas Olímpicas: Con la gloria al cuello
especiales
Foto: AP (detalle)
Solo los propios atletas ganadores de una medalla olímpica conocen qué se siente realmente cuando le cuelgan al cuello la presea.
A pesar de las tantísimas declaraciones recogidas al pie del podio de premiaciones, es imposible sentir en carne propia y tampoco imaginar cuántas emociones y recuerdos les inundan en esos instantes que coronan ante el mundo sus esfuerzos.
Sin embargo, sí es posible conocer cuánto de historia acumulan las medallas olímpicas, cuyo origen se remonta a una corona de olivo.
Porque en los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia no existían las medallas como ahora se les conoce. Para la antigüedad, hablar de Metallum (en latín) o de Medaglia (en italiano) era referirse a las monedas que entonces se empleaban.
El principal reconocimiento era la inmensa gloria y honor que significaba ser triunfador –había un solo ganador al inicio- y merecer que su victoria fuera cantada y contada por los poetas y otras figuras públicas de la época, que se erigieran estatuas en su nombre y permanecer en la memoria de las generaciones por venir.
Pero, además de ello, una corona de olivo era colocada sobre la cabeza del ganador. Aunque no queda confirmado, algunas fuentes aseguran que Daiclos, vencedor en la séptima olimpiada, fue el primer corredor que recibió esa distinción. Con anterioridad, dicen que el premio material al vencedor era una manzana.
Según los historiadores griegos del siglo II, Flegón de Trales y Estrabón, también geógrafo, la novedad de conceder una corona de olivos le fue revelada al rey eleo por el Oráculo de Delfos. Cuando el monarca le preguntó sobre el premio a conceder en las Olimpiadas, cuentan que el Oráculo le indicó no premiar más con la fruta del manzano sino “con una corona del salvaje y fértil olivo”.
Lo cierto es que se empezó a usar la rama de olivo entretejida como corona olímpica. Cuentan que para confeccionar dicha corona, las ramas de olivo debían ser cortadas por un adolescente cuyos padres estuviesen vivos y para ello debía emplear un pequeño cuchillo de oro en forma de hoz.
El templo de Zeus era el escenario para estas coronaciones, que luego vieron sustituir el olivo por el laurel.
De la corona a la medalla
Los últimos Juegos Olímpicos de la antigüedad tuvieron lugar en el 393 d. C. Un edicto del emperador hispanorromano Teodosio I, mandó a abolirlos por considerarlos paganos.
Desde entonces, miles de veranos se acumularon hasta que, en el año 1896, volvieran a aparecer, en Atenas, los Juegos Olímpicos de la era moderna.
Y con ellos, las medallas vinieron a sustituir a las coronas. A partir de ese momento, fueron diseñadas y acuñadas en correspondencia con las ciudades que servirían de sede a la magna cita deportiva, con distintos diámetros, pesos y grosor.
En realidad, por lo general no son totalmente de oro, plata o bronce. No obstante, el valor simbólico de estas preseas rebasa con creces el del material con que fueron elaboradas.
Las Medallas de Tokio 2020
Tan simbólico puede llegar a ser el valor de una medalla olímpica que las de estos juegos de Tokio 2020 han sido confeccionadas a partir de metales reciclados.
El Comité Organizador de estos Juegos Olímpicos y Paralímpicos lanzó la convocatoria "Proyecto Medalla Tokio 2020" que implicó la recolección en todo Japón de dispositivos electrónicos como teléfonos móviles en desuso. Con ello, además de subrayar la importancia de proteger el medio ambiente y del reciclaje, se convirtieron en la primera sede que involucra a todo la población en la producción de las medallas olímpicas.
Dicho proyecto incluyó también un concurso entre estudiantes y profesores de diseño para seleccionar cómo serían las medallas. Esa responsabilidad y honor finalmente recayó en Junichi Kawanishi , un diseñador gráfico de Osaka.
Según el sitio oficial de estas olimpiadas Tokio 2020 , el diseño de estas medallas “refleja el concepto de que, para alcanzar la gloria, los atletas deben luchar por la victoria a diario. Las medallas se asemejan a piedras en bruto que se han pulido y ahora brillan, siendo "luz" y "brillo" sus temas de inspiración”.
Agregan, además, que el resplandor de esas preseas busca simbolizar la energía de los atletas y de quienes los apoyan.
“Su diseño pretende simbolizar la diversidad y representar un mundo donde se honra a las personas que compiten en deportes y trabajan duro para ello. El brillo de las medallas significa el cálido resplandor de la amistad, simbolizando personas de todo el mundo agarradas de la mano”.
En total, a partir del material reciclado, fueron confeccionadas unas cinco mil medallas con las que esperan que entre los legados de estos Juegos de Tokio 2020 quede la importancia de conseguir una sociedad sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Añadir nuevo comentario