Los cien años de Merceditas Valdés
especiales
A pesar de ciertas resistencias familiares en sus primeros años, Mercedes Valdés Granit (La Habana, 24 de septiembre de 1922-13 de junio de 1996), llegó a covertirse en una de las mas emblemáticas cantantes cubanas.
Merceditas Valdés, como fue conocida y reverenciada, fue quizás la más popular intérprete de muchas canciones del legado africano en la cultura cubana, que ella enriqueció con indudables aportes estilísticos. El gran Fernando Ortiz, con quien colaboró desde la primera mitad del pasado siglo, la bautizó como La Pequeña Aché de Cuba, y ella le hizo honor a ese apelativo.
Junto a Ortiz participó en conciertos demostrativos de cantos de disímiles origen, fundamentalmente yorubas, para ejemplicar la presencia de la matriz africana en la música popular y ceremonial cubana. Ella fue considerada una apkwón de probadas capacidades técnicas y dominio artístico y conceptual. Sus grabaciones discográficas se cuentan entre las primeras del patrimonio musical afrocubano.
Compartió escenarios y estudios de grabación con grandes artistas cubanos: Obdulio Morales, Enrique González Mántici, Celia Cruz, Rafael Somavilla, Adolfo Guzmán, y el célebre timbalero Guillermo Barrero, quien fuera su esposo.
Estrella de grandes espectáculos de cabaret, viajó a varios países y participó en producciones cinematográficas, siempre con un sello personalísimo. Más de una vez se dijo: Merceditas no se parece a nadie.
Trabajó hasta el final. Son famosas sus últimas grabaciones, que fueron distribuidas en todo el ámbito iberoamericano. Ella, que cantó en el Carnegie Hall, se prodigaba también en escenarios mucho más humildes, cerca a su pueblo, en su pueblo.
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Maricel
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