Garbey, elegante hasta en la despedida

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Garbey, elegante hasta en la despedida
Fecha de publicación: 
18 Diciembre 2023
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El boxeador cubano Rolando Garbey. Foto: Tomada de Teveo

Este fin de semana Cuba perdió a uno de los mejores boxeadores de su rica historia, Rolando Garbey, quien sentó cátedra con su boxeo elegante, y de esa manera se marchó al otro mundo, entregando su último aliento a la formación de nuevas generaciones.

No falleció sobre el ring de pura casualidad, pero seguro es lo que hubiera preferido: echar una última mirada a La Finca de sus amores y cerrar los ojos allí mismo, donde comenzó a labrar su historia en el arte de las 12 cuerdas y donde por décadas regó con su savia a las nuevas generaciones, cuando ya su cuerpo no podía seguir los dictámenes de su mente.


Foto: Ismael Francisco / Cubadebate

En una época donde sobraban buenos púgiles en el mundo aficionado, Garbey se hizo un hueco con un estilo inteligente para combinar sus golpes y dominar como nadie la media distancia. Como él mismo decía con orgullo, no tener ni una cicatriz en su rostro luego de más de 360 peleas era su mayor carta de presentación.

Sus 1.78 metros de estatura, su estilo erguido y de excelente esquiva y su ágil movimiento de piernas lo convirtieron en un ícono del pugilismo amateur.

Nacido el 19 de noviembre de 1947 en la oriental provincia de Santiago de Cuba, Garbey comenzó en el boxeo élite en 1965, cuando quedó segundo en el Campeonato Nacional Playa Girón, derrotado por Andrés Molina.

No obstante, los técnicos le vieron todo el potencial que atesoraba y lo incluyeron desde entonces en la preselección nacional, con la cual participó en sus primeros Juegos Panamericanos, los de Winnipeg 1967.

Allí derrotó en sucesión al colombiano Juan Córdoba (RSC en el primero) y al mexicano Agustín Zaragoza (5-0), y en la final doblegó por nocaut en el segundo asalto al argentino Víctor Galíndez, quien posteriormente fue campeón mundial en el boxeo rentado.

Defendió con éxito su oro panamericano en Cali 1971, donde también paseó la distancia ante el puertorriqueño José Colón y el chileno Luis González, y en la pelea por la medalla de oro dispuso del mexicano Emeterio Villanueva.

Su último cetro en Juegos Panamericanos fue en México 1975, donde superó al peruano Luis Lamadrid; en semifinales, por tercera vez en su carrera, al venezolano Alfredo Lemus, y por la medalla de oro, al canadiense Michel Prevost, para convertirse en el primer tricampeón panamericano de boxeo.

Posteriormente, otros compatriotas se le sumaron con idéntico balance, como Orestes Solano, Julio González y Félix Savón, quienes completaron su tercer título dos décadas después, y este año Julio César la Cruz se convirtió en el primer tetramonarca en este tipo de lides.

Pero si en Panamericanos Garbey tuvo una primicia, otro tanto tuvo en Juegos Olímpicos, pues fue el primer medallista del boxeo cubano bajo los cinco aros, honor compartido con su amigo del alma Enrique Regüeiferos.

Para el púgil santiaguero, la plata conseguida en México 1968 es su principal resultado, porque lo convirtió en el primer medallista olímpico y, además, la logró sin llevar un pronóstico, cuando tenía apenas 20 años.

En la Arena Olímpica de la capital mexicana solamente cedió en la final ante el soviético Boris Lagutin, campeón de Tokio 1964 y bronce en Roma 1960, quien le sacaba muchísima experiencia de ventaja.

Cuatro años más tarde, cayó en cuartos de final frente al polaco Wieslaw Rudkowski, pero alcanzó bronce en Montreal 1976, ya a punto de colgar los guantes, tras caer ante el yugoslavo Tadija Kacar, luego de ganar antes del límite sus tres anteriores choques.

Su palmarés incluyó también el título del orbe de los 71 kilogramos en el primer Campeonato Mundial, el de La Habana 1974, y los de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Panamá 1970 y Santo Domingo 1974.

Tras su retiro a finales de los años 70, el también tres veces campeón nacional de Cuba se convirtió en entrenador, y hasta ingresar en el recinto hospitalario donde falleció este sábado fue miembro del colectivo técnico de la principal escuadra antillana.

Como diría la canción: ¡Hasta el último aliento!

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