¿Evitar los tiroteos en Estados Unidos?
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Fotografía tomada de https://www.eluniversal.com
Al cierre de este texto en Estados Unidos se había reportado 509 tiroteos masivos perpetrados en lo que va de año. En tan solo nueve meses la cifra alarma sin posibilidad de mejoría mientras no se tomen medidas que baje el nivel de posesión de armas.
¿Tiene derecho alguien para acabar con vidas humanas? Ninguno, en lo absoluto. ¿Qué puede motivar a una persona para cometer un crimen de tal magnitud? Muchas pueden ser las causas: depresión, venganza, frustración, fracaso, celos, enfermedad mental; tantas razones como habitantes del mundo, o ninguna también. ¿Qué tan restringido resulta en Estados Unidos tener o manipular un arma de fuego? Pareciera que no son muy estrictos en cuanto a las ventas, y también algunos dueños pecan de descuidados.
¿Tiene realmente el estado dominio sobre este tema? ¿Le interesará al gobierno? Si tenemos en cuenta que más de la mitad de los republicanos están satisfechos con las políticas implementadas por las autoridades, entenderemos que entonces la respuesta no puede ser otra distinta a no. Distinto fuera el escenario sin tanta complacencia, si no se hubiera convertido, desde hace mucho tiempo, en un negocio muy lucrativo.
Pero el acceso es poco limitado, no hay manera de esconderlo cuando leemos quiénes son las personas que hacen uso de armas, son sujetos de todo tipo, desde los inestables hasta los menores. Sin embargo, no podemos culpar a las minorías, son los considerados aptos los que más protagonizan capítulos de esa naturaleza. Y es que, según los informes estadísticos, casi la mitad de los estadounidenses afirman ser propietarios de al menos un arma o de tener una en su entorno familiar.
Aparentemente existe un descontrol enorme, y aunque en muchos círculos se aboga para que exista mayor eficiencia, poco parece haberse logrado en los últimos tiempos porque la noticia es cíclica, y a cada rato los medios refieren algún acontecimiento de violencia con arma de fuego en cualquier sitio, recordemos los casos de la escuela primaria de Sandy Hook en 2012, o la Primera Iglesia Bautista de Sutherland Springs en 2017, la lista es inmensa.
El 14 de diciembre de 2012 ocurrió una masacre en la Escuela Primaria de Sandy Hook, en Estados Unidos. Hasta hoy es considerado el segundo tiroteo escolar más mortífero en la historia de ese país. El suceso tuvo en total un saldo de 28 fallecidos, de ellos 20 niños. Fotografía en homenaje a las víctimas, tomada de Internet.
De acuerdo con la información disponible en la organización no gubernamental Gun Violence Archive estos hechos se incrementan cada vez, al punto de duplicarse. Para contextualizar, en el año 2014 fueron registrados 273 tiroteos, y el año pasado el total fue de 647. Por cómo va este 2023 no se cree que disminuirá el índice que, además, causa miles de muertos y heridos, de ellos una cantidad importante es de niños y adolescentes, lo cual es extremadamente lamentable.
Distintas fuentes coinciden en que posee récord en cuanto a mayor cantidad de tiroteos masivos en el mundo. No es alocado, la verdad es que las armas son el talismán de Estados Unidos, en esa nación es más fácil tener una que en otra, circulan alrededor de 300 millones de esos artefactos y, por supuesto, si los poseen, los usan. Los números indican que en promedio casi ocurren dos tiroteos masivos al día, que casi uno de cada cinco individuos tiene un familiar muerto en circunstancia similar, ha recibido amenaza o ha presenciado algún hecho de ese tipo.
No se trata solo de reputación, no son criterios infundados, lo dice la sangre seca en el asfalto después de cada tragedia, los millones de ojos llorosos que claman justicia para sus familiares y desarme de un país que con tanto poder que tiene es totalmente capaz de frenar este comportamiento con la implementación de leyes estrictas, más supervisión. Un pueblo desarmado nunca tendrá el impulso de agredir, al menos de esa manera tan definitiva.
Lo más triste es que no se mueve un pelo, pudieran, pero no quieren. Nada pasa más allá de lamentos, velas y flores, vigilias, discursos, promesas, todo eso es silenciado por la inacción. Estados Unidos pide a gritos voluntad política ante ese temor generalizado al que responden con una postura de atrincheramiento. Parece descabellado, pero luego de cada incidente así de violento los estadounidenses reaccionan queriendo o aprobando la posesión de armas para su protección. Contradictorio, ¿cierto?
Si la primera potencia mundial quisiera pudiera resolverlo.
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