En tiempo de mucho calor el ahorro energético es difícil pero posible

Cada año las altas temperaturas parecen superarse a las de meses anteriores. El calor en nuestro país es constante dada la ubicación geográfica, sin embargo, los meses de julio y agosto históricamente siempre han sido los más sofocantes para las familias cubanas.

Este año vuelve a ser bien caliente. Ante tanto calor, sobre todo en las horas del mediodía y tarde, no queda otra que encender varios ventiladores a la vez, en algunos casos en una misma habitación más de uno en dependencia de la cantidad de personas en el local.

A medida que pasa el día se va calentando todo, las paredes y placa de la casa, el sofá y el colchón de la cama. Un vapor desagradable invade el cuarto, la sala, el comedor y la cocina en los horarios picos con las hornillas encendidas conlleva a un caos existencial.

La noche, claro está, a pesar de que llega con la calma de la oscuridad y lo frío de la luna, no consigue calmar la agitación diurna de su amigo el sol, por ello, para quienes tienen la posibilidad de tenerlo, el aire acondicionado aligera el calor, pero inquieta al metro contador.

Intentar remediar el calor no es tarea fácil, eso bien lo sabemos en Cuba, cuando nos sentimos al punto de querer caer en un simple charco de agua para refrescarnos, o cuando recurrimos al ventilador o al aire, incluso bajo el alto costo de la electricidad.

Cuando hay calor, la respuesta es intentar bajarlo como sea y a cualquier hora. No obstante, la situación que presentan las termoeléctricas a nivel nacional, no de última tecnología, exige un mayor esfuerzo para que no haya más afectados con los apagones.

Entre la alta demanda de electricidad en la hora de la cocina, luces encendidas y un mayor número de electrodomésticos en los hogares cubanos, más consumidores como neveras, ollas eléctricas y splits, la generación de electricidad por días llega a picos y a veces cae en fallas.

De forma reiterada han salido de servicio algunos bloques térmicos por averías. El Sistema Eléctrico Nacional ha informado que los trabajadores del sector han trabajado continuamente para solucionar las roturas en el menor tiempo posible, pero la solución va entre todos.

Nuestra situación no es fácil, va todo mezclado, la Covid-19 y por ende más personas en casa, el calor típico del verano, los polvos del Sahara, el bloqueo que impide actualizar las termoeléctricas, acceder a piezas de repuesto y comprar combustible a mejores precios.

El calentamiento global, como resultado de la mano y obra irresponsable del ser humano ante el medio ambiente ha desembocado a nivel global lo mismo en fuertes olas de calor que en intensas lluvias, poderosos huracanes, intensas sequías e incontrolables incendios.

El tema del calor no es algo que solo nos afecta a nosotros, por ejemplo, España ha sido de lo más mediático en cuanto a la ola que actualmente le está afectando, además agravado por el disparo que sufrió el costo de la electricidad, dejando a los españoles sofocados doblemente.

Por otro lado, es noticia que entre la ola de calor y la sequía es muy probable que en breve tiempo California entre en riesgo de apagones. Todo está en que queda muy poca reserva de agua para generar energía hidroeléctrica. El Lago Oroville se está agotando lentamente.

Durante este año el oeste de los Estados Unidos ha registrado temperaturas récords de hasta 37.7˚C. El consumo ha subido a tales niveles que los funcionarios de la red eléctrica han tenido que pedir a sus residentes adoptar medidas de ahorro con el objetivo de evitar apagones y daños a líneas eléctricas. El cambio climático y el verano nos están dando un duro golpe, uno bien recíproco.