"Cartas cruzadas", el nuevo libro con la correspondencia entre Paul Cézanne y Émile Zola
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La casa de Emile Zola en Medan,Francia. Foto: Ludovic Marin /EFE/EPA/
El libro "Cartas cruzadas (1858-1887)", con la correspondencia entre el artista Paul Cézanne y el escritor Émile Zola, saldrá a la luz esta semana en Barcelona por la editorial Acantilado.
El volumen evidencia la amistad fraguada desde la infancia entre estas dos grandes figuras y desmiente la supuesta ruptura entre ambos.
El historiador Henri Mitterand, autor del prefacio, la edición y las notas del volumen, sitúa el origen de esa amistad en algún día de 1853 o 1854, siendo «dos muchachos en el patio del colegio de una lejana ciudad provenzal», si bien cree que la asociación entre ambos es un «fenómeno excepcional».
Paul Cézanne y Émile Zola iniciaron en la infancia una amistad que enlazaría sus destinos de por vida: no sólo compartían origen geográfico, medio social y educativo e intereses intelectuales, sino también una profunda complicidad.
Estas cartas muestran bajo «una nueva luz» la riqueza de una amistad tan compleja como genuina, y la singular sensibilidad de dos artistas que tuvieron el privilegio de conocerse y lo celebraron sincerándose sobre sus preocupaciones más íntimas, artísticas y personales, a menudo indistinguibles entre ambos.
Mitterand asegura que no se encuentra otro ejemplo de «una unión moral y estética» parecida entre un escritor y un pintor a lo largo de la historia.
Ilustra esta relación una carta del 3 de marzo de 1861 donde Zola, desde París, comunica al pintor: «Tenerte cerca, charlar los dos, como antiguamente, con la pipa entre los dientes y la copa en la mano, me parece algo tan maravilloso, tan imposible, que hay momentos en que me pregunto si no me estaré engañando, y si ese bello sueño no se hará realidad», a lo que el escritor le anima en su respuesta: «Has luchado dos años para llegar al punto en el que estás; me parece que tras tantos esfuerzos la victoria no puede ser completa sin algún nuevo combate».
Entre Zola y Cézanne, continúa el editor, no solo hubo una forma de parentesco en el plano de las ideas, la elección de temas, la inserción en el espíritu de la época, sino también «un mismo origen geográfico, un mismo medio social y educativo, la pertenencia a un mismo ambiente de artistas, un mismo rechazo de los academicismos, un mismo apego a los objetos y a las formas del mundo, un mismo distanciamiento de los imperativos impuestos por las convenciones».
El supuesto enfado de Cézanne por "La obra" queda desmentido en una carta que el pintor envía a su amigo, la penúltima conservada, fechada el 4 de abril de 1886: "Acabo de recibir "La obra" que has tenido la amabilidad de enviarme. Agradezco al autor de "Los Rougon-Macquart" este buen testimonio de recuerdo y le pido que me permita estrecharle la mano pensando en los viejos tiempos".
Un año más tarde, Zola le remitirá su nuevo trabajo, "La tierra", y Cézanne le dirá: "Cuando estés de regreso, iré a verte para estrecharte la mano". (Con información de EFE)
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