Atención: personas sin trabajo

La conocida señal de «Atención, personas trabajando», que sobre todo se ubica en espacios públicos, debería tener a estas alturas un alter ego para avisar del peligro que representa el que tantas personas en el mundo no estén trabajando.

Precisamente en torno al tema del empleo giran muchos de los análisis que hoy tienen lugar en la 110 Conferencia Internacional del Trabajo, que sesiona desde el 27 de mayo y lo hará hasta el 13 de junio, pero que, a pesar de tratarse de la mayor reunión internacional dedicada al mundo del empleo, quizás ande pasando un tanto inadvertida para los grandes titulares en medio de tantas alarmantes «noticias de último minuto» —cada una peor que la otra— que sobresaltan al planeta.

Pero bien importante es lo que allí se debate, sobre todo considerando que, tras la pandemia, se aprecia una «frágil recuperación» de los mercados laborales a nivel global, y la situación pudiera ir de mal a peor, considerando la actual coyuntura económica internacional, al decir de Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Conocida también como el parlamento mundial del trabajo, a esta Conferencia Internacional del Trabajo, en la que Cuba participa, asisten representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores de los 187 estados miembros de la OIT.

En la actual edición, que sesiona en Ginebra, ya se han dado a conocer estadísticas escalofriantes, en las que también se cocina el futuro de este planeta.

Foto: tomada de clate.net

En el informe Crisis, transformación estructural y futuro del trabajo, presentado en la asamblea, se resume, entre otros datos, que:

-Desde 2019, unos 77 millones de personas se han sumado a la situación de pobreza extrema; 117 millones de personas adicionales padecen hambre, y, luego de décadas de avances, el trabajo infantil ha vuelto a ir en aumento.

-Tres millones de vidas se pierden cada año por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo. 

-A consecuencia de la pandemia, la relación empleo-población registró una brusca caída de 2,6 puntos porcentuales en 2020, y su impacto en los ingresos laborales fue todavía más importante.

-Las mujeres, en los llamados Países más atrasados (PMA), son mayoría en los trabajos donde la remuneración es equivalente al nivel de pobreza, en particular en la agricultura y los servicios informales, y se encuentran más expuestas a perder su empleo.

-Como en los PMA la mayor parte del empleo total se concentra en la agricultura, los diversos fenómenos climáticos ocasionarán allí, además de otros perjuicios, también perturbaciones directas en los mercados laborales.

-En esos países —que según la OIT, suman 46, concentrados mayoritariamente en el continente africano— se constatan graves déficits en casi todos los indicadores relativos a la protección social. Solo el 14,1% de esas poblaciones se beneficia de al menos un tipo de prestación social, mientras que en el mundo dicha proporción es del 46,9%.

Foto: Internet

Sin dudas, el mundo del trabajo, según se apuntaba en el cónclave, vive un estancamiento del mercado laboral mundial que equivale, entre otras sombras, a 22 millones de puestos de trabajo menos que antes que la COVID-19 presentara credenciales. 

Y otro grave problema asociado a tal situación es la alarmante brecha que existe entre el mundo desarrollado y el que no lo está, cuando de mercados de trabajo se trata; de ahí que las perspectivas anuncian una intensificación de las desigualdades en este planeta que ya es tan dolorosamente desigual y contrastante.

Mucho se habla de la nueva normalidad postpandemia, pero más allá de llevar o no mascarilla, habría que, a nivel global, abrirle paso también a nuevas normalidades que hace mucho debieran haberse posicionado. Porque no hay nada más normal, sensato, que acabar de aplicar políticas inclusivas también en este tema del mundo del trabajo y el empleo, que promover acuerdos para un crecimiento equitativo, porque en ello también van las perspectivas de vida en este mundo y concierne lo mismo a ricos que a pobres.

Foto: tomada de memo.com.ar

No por gusto, el argentino Claudio Moroni, ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social en su país y quien fuera elegido en la jornada inaugural de la reunión internacional como presidente de esta conferencia, subrayaba que «se han exacerbado las desigualdades y las situaciones de pobreza que están perpetuando formas de convivencia injustas, por falta de opciones para el desarrollo...».

En consecuencia, instaba Moroni a «dar los pasos concretos para restablecer los valores de la justicia social y de la dignidad del trabajo para garantizar el crecimiento de todas las personas».