La habituación inmoviliza

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La habituación inmoviliza
Fecha de publicación: 
17 Enero 2025
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Imagen principal: 

Ilustración: Getty Images

Es una palabra muy poco usada en el lenguaje coloquial, pero su presencia es muy común en la vida cotidiana junto a las “buenas y malas hierbas” que le acompañan.

La habituación es un fenómeno que afecta nuestra respuesta a estímulos siempre iguales, que apenas varían y resultan, por tanto, monótonos o rutinarios, y por eso se vuelven irrelevantes.

No son sus palabras textuales, solo un intento de resumen; pero, de forma similar la define la doctora Tali Sharot, profesora de neurociencia cognitiva del University College de Londres y directora del Laboratorio del Cerebro Afectivo.


Foto: tomada de Shutterstock.com (detalle)

El año pasado publicó su último libro  Mirar de nuevo: el poder de notar lo que siempre estuvo ahí (Look Again: The Power of Noticing What Was Always There), que todavía está dando que hablar en importantes medios de prensa y también en espacios de divulgación científica.

La neurocientífica cognitiva, también vinculada al Instituto Tecnológico de Massachusetts, sintetiza el concepto como "nuestra tendencia a responder cada vez menos a cosas que se repiten o son constantes".

Y resulta importantísimo este fenómeno, que es también un aprendizaje, porque se traduce lo mismo en las relaciones interpersonales, incluidas las amorosas, que en la forma en que socialmente se proyecta cada individuo.

 


Foto ilustrativa: tomada de centresinapsis.es
 

En entrevista para un canal de Youtube, la doctora Sharot explicaba: “es que no respondemos a cosas que no cambian. Cuando las cosas son constantes, sin cambios, nuestro cerebro simplemente deja de responder; solo al variar, aunque sea un poco, vuelven las respuestas”.

 De esto pueden inferirse aprendizajes más allá de lo consciente que ayudan a sobrellevar la existencia. Por ejemplo, quienes viven durante mucho tiempo cercanos a un aeropuerto, una discoteca o a otro lugar donde el ruido sea habitual, llega un momento en que apenas lo perciben porque su cerebro deja de responder ante ese molesto pero repetido estímulo.
 


Foto: tomada de levante-emv.com

Así sucede en la habituación perceptual, lo que perciben los sentidos –claro, sin llegar a extremos que atentan francamente contra la vida, como temperaturas extremas.

 Pero cuando se trata de otras habituaciones, no siempre el saldo es positivo. Porque hasta lo bueno, si es siempre exactamente igual, aburre.

No lo dijo así lo profesora. Ella comentaba sobre cómo una gran relación o un buen trabajo o un hogar confortable, si no incluyen alguna novedad, después de un tiempo no nos reportan la alegría diaria que deberían, porque nos hemos habituado a ellas, “lo que es emocionante el lunes se vuelve aburrido el viernes”, acotaba.

 


A veces una pequeña novedad despierta las respuestas. Foto: tomada de es 123rf.com
 

Pero algo igualmente negativo, o peor, acontece en el plano social y la doctora así lo explica en la citada entrevista: “…Puede haber cosas malas a nuestro alrededor, como sexismo, racismo, grietas en nuestras relaciones o ineficiencias en el trabajo, pero si están ahí siempre, después de un tiempo no las notamos; y si no las notamos, no intentamos cambiarlas”.


Ilustración: tomada de definición.de

Pero no por gusto a la doctora Sharot algunos la llaman “la investigadora del optimismo”. Autora de los volúmenes The Optimism Bias y The Science of Optimism, aunque ratifica que la habituación puede generar inacciones como las mencionadas y también falta de creatividad y de innovación; por otra parte la especialista suscribe que “Está demostrado que la mayoría de la gente es optimista por naturaleza”.

 

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