JÓVENES Y ARTISTAS: Los «novísimos» de Teatro El Público
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Hay una pregunta para la que Alejandra de Jesús, Chabely Díaz, David Pereira y Ricardo Saavedra tienen una respuesta en común: «Trabajar con Carlos Díaz es una experiencia única». Los cuatro jóvenes actores prepararon su trabajo de diploma con el reconocido director escénico, líder de una de nuestras más emblemáticas compañías: Teatro El Público.
Carlos les propuso una obra muy difícil, Así que pasen cinco años, de Federico García Lorca. Es un texto tan complejo, que por mucho tiempo se consideró irrepresentable. «¡Puro Lorca! Con toda esa poesía, con esas metáforas tan poderosas» —afirma el director, Premio Nacional de Teatro en el 2015. Pero él conoce muy bien los misterios de Lorca. Lo ha montado más de una vez. De hecho, el nombre de su compañía es el de una de las más inquietantes piezas del dramaturgo español.
El ejercicio de graduación fue exitoso, hasta el punto de que Carlos Díaz ha decidido reponer la obra en la segunda quincena de este mes, en el teatro Mella. Forma parte también de la selección oficial del Festival Internacional de Teatro de La Habana, que comienza el 20 de octubre.
En uno de los camerinos de la sala Trianón conversamos con cuatro de sus protagonistas.
«Hacer teatro con Carlos Díaz es la locura»
Alejandra de Jesús siempre supo que quería dedicarse al arte. «Lo que no tenía claro era de qué manera. Es que parecía que no era lo suficientemente buena en nada». Hasta que tuvo la oportunidad de presentarse a las pruebas de admisión por teatro. Y ahí se descubrió.
Más que nada le gusta el proceso de crear un personaje. «Me fascina ver cómo va naciendo. Me pasó con La novia, que es el que interpreto en Así que pasen cinco años. Fue un trabajo difícil, pero enriquecedor».
Justo cuando suena el último timbre, segundos antes de que comience la función, Alejandra siente que el mundo se le viene arriba: «Yo soy incapaz de describir lo que me pasa. Es el momento más tenso».
No le gusta ver grabaciones de su trabajo en el teatro: «Me odio, pienso que lo pude hacer mejor». Pero a pesar de eso, siente que nació para ser actriz: «Esta es mi profesión, mi oficio… Más que eso, es una manera de vivir».
Trabajar con Carlos Díaz fue trepidante para ella: «Ha sido lo más grande, la locura».
«A los personajes siempre se les puede sacar más color»
David Pereira es ahora mismo el Tito de la telenovela En tiempos de amar, así que está viviendo cierta «celebridad». El joven actor de El Público tiene pretensiones de aprovechar su carrera al máximo, incursionar en todos los medios. Pero el teatro es para él una experiencia única.
En Así que pasen cinco años interpreta al Joven, un personaje con peculiares matices: «Es la locura. Yo al principio no lo entendía, me costó mucho construirlo. Pero me he dado cuenta de que es un gran personaje. ¡Es la tiza!»
—¿«La tiza»? ¿Qué significa eso?
—Que es lo más grande. Hacer teatro, por ejemplo, también es la tiza.
David está ansioso porque la obra vuelva al escenario. «Yo creo que todavía puede seguir creciendo. A mi personaje, como a todos, se le puede sacar más color».
Montar la obra para su graduación con Carlos Díaz es un gran privilegio, asegura. «Es la afirmación de lo que quiero, como actor y como persona. Y todavía estoy comenzando».
«Una actriz no deja de soñar nunca»
De niña, Chabely Díaz quería ser bailarina… pero resultó que estaba un poquito pasada de peso. La niña no se rindió: decidió que iba a ser artista. Y como declamaba bien en los matutinos de la escuela, como estaba en todas las actividades culturales, el «bichito» de la actuación comenzó a rondarla.
Hizo las pruebas de admisión de la Escuela Nacional de Arte y fue aprobada. Hace apenas unos meses se graduó con Así que pasen cinco años.
«No creas que fue fácil. Interpreto allí el personaje de la Mecanógrafa. Y te juro que no entendía nada. Lo vine a encontrar dos o tres días antes de la representación. Fue un ejercicio intenso, en el que pasé por encima de muchas inseguridades. Justo lo que me pedía Carlos».
Chabely, a veces, se obsesiona con sus personajes. «Llega el momento en que no puedo más y los dejo descansar. A mi casa trato de no llevármelos nunca. Pero a veces, cuando una siente que le falta algo, no deja de pensar en lo que le toca interpretar».
La primera obra que vio de El Público fue El Decamerón, que también era un ejercicio académico. «Lo que vi me fascinó. Una actriz no deja de soñar nunca: yo soñaba con integrar esta compañía. Y ya me ves, ¡aquí estoy!»
Trabajar con Carlos Díaz fue para ella una experiencia extraordinaria, hasta el punto de que no encuentra palabras para describirla: «Es, sencillamente, incomparable».
«Un personaje puede costar muchas lágrimas»
La actuación no era la primera opción para Ricardo Saavedra, joven actor de Teatro El Público. «Yo quería ser músico, ese era mi sueño, pero la vida me llevó por otro camino».
Con el tiempo, descubrió que podía hacer otras cosas, siempre relacionadas con el arte, porque él siempre sintió deseos de crear. «Además, me gustaba (y me gusta) mucho jugar. Y eso es el teatro, la actuación: juego».
—Obviamente no es solo juego…
—Claro que no, hay mucho más. Pero primero tienes que divertirte. Al final, es un juego muy serio. Un personaje puede costarte mucho trabajo y muchas lágrimas. Es lo que me pasó en el montaje de Así que pasen cinco años. ¡Comprendí el sentido de lo que estaba pasando sobre el escenario una semana antes del estreno!
Ricardo es de Caibarién, en Villa Clara.
«De allí siempre me quedará el amor por mi familia, los buenos recuerdos de mis primeras escuelas… y sobre todo, el convencimiento de que hace mucha falta la disciplina para hacer cualquier cosa. ¡Hay que respetar lo que haces!»
Justo antes del comienzo de la función, Ricardo siente «una bola en el estómago». Pero, a esa hora, solo queda actuar.
Trabajar con Carlos Díaz «es como entrar en otra escuela; todos los días aprendes cosas nuevas».
Ricardo Saavedra trabaja ahora en la filmación de una película, pero afirma que nunca va a dejar el escenario: «Para mí el teatro siempre será lo primero».
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