ESTRENOS DE CINE: Diario de un seductor
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Pero resulta que el título en Hispanoamérica incluye, a mi parecer, algún error anónimo. En inglés, esta cinta escrita y dirigida por Bruce Robinson y producida por Christi Dembrowski y Johnny Depp, se titula The Rum Diary. Rum significa ron. Así que no sé por qué pasaron del ron a la seducción en el nombre de la cinta, que de romance tiene apenas par de miradas impuestas entre Johnny Depp y la jovencita Amber Heard, quien es, por cierto, la pareja actual de Depp en la vida real.
Diario de un seductor —respetemos el título en español— cuenta la historia de Hunter S. Thompson, el creador del Periodismo Gonzo, estilo de reportaje que nace como subgénero del Nuevo Periodismo y que tiene como principal característica que el periodista se vuelve actor principal del reportaje que cuenta.
En el Nuevo Periodismo, las barreras entre realidad y ficción se desdibujaban. En el Periodismo Gonzo, no solo están desdibujadas, sino que el periodista incide sobre los hechos; cambia el curso de lo que pasa.
Otro detalle que caracteriza al Periodismo Gonzo: los actores de este tipo de periodismo abogan por el consumo de drogas y alcohol en grandes cantidades. De esto va Diario de un seductor, que cuenta una historia recreada por Hunter, basada en gran medida en sus propias experiencias, sobre un periodista que en los años cincuenta se va a trabajar a un periódico local en Puerto Rico.
La cinta, que carece de línea narrativa, como si realmente hubiera sido escrita con una botella de ron en la mano, es asumida como proyecto personal por su protagonista, Johnny Depp, quien fue amigo y admirador de Hunter S. Thompson.
Ya en 1998, Depp trabajó en una adaptación de una de las novelas de Hunter, Miedo y asco en Las Vegas, bajo la dirección de Terry Gilliam, y ahora en Diario de un seductor se implica, además, en la producción de la cinta; quizás, quién sabe, como homenaje a un amigo; quizás porque encuentre ciertos puntos de empatía con la historia.
Quien haya leído la novela Miedo y asco en Las Vegas, la recordará por siempre. Imagínense una imagen surrealista de la adicción a varias drogas, una violación colectiva, brutales golpeos en masa… son imágenes que, si bien no hemos vivido, se quedan en nuestro imaginario mental junto con el Periodismo Gonzo que hacía Hunter, que era muy contundente e intenso, justo como, describen, era este hombre en persona.
Pero más allá de la novela de Hunter, Diario de un seductor es para Depp un suicidio cinematográfico. Tiene aquí una actuación inconstante, a ratos sobredimensionada, por momentos carente de expresiones. Además, la obra resulta una mezcla absurda e inverosímil entre el género aventura y una cinta social, que critica la cultura de dominación norteamericana sobre Puerto Rico por medio del manejo de la prensa.
Por si fuera poco, se vuelve reiterativa con el tema del alcohol y las drogas, y pletórica de lugares comunes en las escenas donde se muestran ciertas imágenes indigentes del tercer mundo.
Casi nada salvable de la cinta, excepto la belleza de Amber Heard en esa escena en que se aparece como sirena a un Johnny Depp invariablemente borracho. Y la música, visceral. Caótica. Casi tanto como la historia misma.
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