Ser madre: la mejor decisión

Ser madre: la mejor decisión
Fecha de publicación: 
11 Mayo 2014
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Hoy sí, lo declaro sin tapujos, voy a hablar de Amanda Sofía… y de Javier Luis. Después de un rato frente a esta página en blanco buscando entre lo mucho que se puede decir sobre las madres algo bueno o nuevo, algo suficientemente interesante y que no sea más de lo mismo, noté que justamente ese par de enanos traviesos que me interrumpen cada dos minutos para cualquier cosa, que no me dejan concentrarme en el apremiante blanco de esta página son y serán para siempre mi mejor tema.

Hace más o menos cinco años, cuando me sorprendió la vida con aquella noticia de que un gusarapito casi invisible en el ultrasonido me convertiría en madre, sentí un poco de miedo. Ya había echado las cuentas y la decisión estaba tomada, mis viejas negativas no servían entonces como argumento: había terminado mis estudios, tenía un trabajo tan solvente como lo puede ser el de cualquier profesional en Cuba y el gusarapito contaba con el apoyo incondicional de un padre que lo deseaba sin la menor duda.

Otros temas también estaban a favor: mi madre y mis tías ya no “se morirían sin tener nietos”, bocadillo dramático que copiaron textualmente de mi abuela, quien en definitiva ayudó a criar a siete; en mi consultorio del médico de la familia teníamos a la mejor doctora posible y una enfermera que no da respiro; una amiga obstetra cuidaría de mil amores mi embarazo hasta el parto y Lidia, una mujer que siempre sabe lo que dice, se ocuparía del seguimiento genético.

El gusarapito, ya ven, había llegado con el pie derecho y estaba decidido: nacería. Meses después una de mis mejores amigas se vio frente a la misma decisión. Para entonces yo amaba aquel gusarapito que ya no lo era tanto, ya iba tomando formita de bebe y los del ultrasonido conspiraban poniendo a todo volumen los latidos de su corazoncito incipiente que para mí eran un contundente signo de que se formaba sano y fuerte.

Sentirse madre sucede casi de un día para otro. Basta saber que está el hijo como una posturita, como un trocito de tu propio cuerpo, como una tripita rara que existe a través de ti, pero con vida propia. Sentirse madre ocurre incluso antes de la confirmación del embarazo, empieza con el deseo, con la ansiedad de saber, hasta con la sospecha que te lleva a no tomarte un trago por si acaso, a acariciarte la pancita como si ya pudieras abrazar lo que todavía ni estás segura de que crece ahí dentro.

Para mí, empezó incluso desde el hambre desaforado de las primeras semanas, cuando habría pasado los días con mucho gusto entre comer y dormir. La maternidad surge y se expande rápidamente, es una sensación que no puede esperar al alumbramiento, nunca fui tan importante para mí misma como en mis embarazos y es que llevaba dentro un tesoro.

Así, con aires de madre experimentada, aunque apenas había visto el pliegue nucal de mi bebé, miré a mi amiga solemnemente y le dije: de tener a tu hijo no te vas a arrepentir jamás, de abortarlo podrías arrepentirte toda la vida. En aquel momento la frase me pareció tremendamente oportuna, sin embargo, solo ahora, cuando fuimos juntas a inscribir a Carlos Ernesto y Amanda Sofía en la misma aula, de la misma escuela donde nosotras nos conocimos hace más de veinte años comprobé que era sencillamente verdadera.

Ser madre es más que la mejor decisión. Desde que ese par de enanos traviesos me interrumpen a cada rato tengo menos tiempo para todo y mucho para ellos, pero soy más creativa, más alegre, entre lo que ha perdido espacio está la depresión, la tristeza, el cansancio, lo cual es una paradoja que solo las madres que me leen van a entender: terminas el día agotada, pero no puedes darte el lujo del cansancio.

La mía, mi madre, tomó su decisión después de la duda, todo el mundo tiene ese momento, alguien la amenazó con contármelo cuando fuera grande, alguien que estuvo ausente cuando ella desafinaba para dormirme con Los Zapaticos de Rosa,  cuando se aprendía conmigo las poesías para el matutino del día siguiente, o me las escribía si no encontrábamos alguna, cuando me enseñó a apreciar los versos de Guillén, las canciones de Silvio y los textos de García Márquez, cuando me explicó sin prejuicios lo que es un orgasmo y tampoco está ahora cuando mis hijos la llaman abuela, abuelita y la abrazan.

Mi abuela no dudó, no tenía cómo, ella los paría y les daba el pecho y la vida. Tuvo siete y perdió tres. Se endureció entre la ignorancia, el trabajo incesante, se curtió todo en ella, todo menos ese lado blando donde sus siete hijos y sus cuatro nietos siempre tenían “alpiste y revolcadero” (frase suya). Mi abuela no tenía que escoger entre estudiar y ser madre, no sabía de anticonceptivos ni aspiraciones, no pretendía culeros desechables inexistentes ni lujos impagables para la mujer de Wamba. Ella fue madre en otra Cuba y en otro mundo, lejano en el tiempo, pero en el que ser madre era naturalmente el mayor anhelo y la mejor decisión.

Más planificadas, más capaces, con mayores aspiraciones y conciencia de sus derechos, las mujeres de mi generación, las de las generaciones siguientes, las que están por nacer, las mujeres se completan y se redimen en esa decisión que es más sencilla de lo que parece y que me atrevo a asegurar en nombre de mi abuela, en nombre de mi madre, en el mío propio, que es la mejor posible.

Nota: Conste que ahora mismo puse el punto final apurada porque Amanda Sofía y Javier Luis me atormentan con su palabra preferida a gritos: mamá, mamá, mamá… pero regreso a suscribir mi último párrafo, qué otra cosa puedo hacer si Javier Luis solo quería darme “un beso de novio” y Amanda Sofía me mira como quien lo sabe todo y dice: “no te preocupes, eso le pasa a todas las mamás, todas se atormentan”. Definitivamente, ese par de enanos traviesos me completan y me redimen de todo.

Comentarios

Muy conmovedor tu artículo sobre el significado de ser mamá para ti Giusette, sabes que mis ojos se empaparon de lágrimas, será porque ese deseo de ser madre lo experimento desde hace mucho tiempo y no lo he conseguido aún y espero poder sentir algún día esa emosión que iluminas en tus palabras para escribir una crónica como esta llena de sentimientos, ser madre es un sueño para muchas como yo que han tenido problemas de infertilidad y han truncado esa oportunidad con el paso de los años y la falta de conocimiento que a tiempo se puede lograr con el avance de la ciencia gracias a todos los esfuerzos de nuestro pais que está inmerso en hacer que la mujer cubana con problemas de infertilidad pueda lograr ese preciado deseo de ser madre.Yo en aprticular me encuentro en una de esas consultas de reproducción asistida para dar paso a paso hasta llegar al final de este proyecto al cual le tengo puesto la misma fé y deseo de cuando estudia para hacerme universitaria y más que eso, siempre dije que hasta que no fuera independiente no buscaria tener hijos, asi lo hice, pues no he concebido un embarazo nunca y no fue por falta de intentar, ya hace mucho que soy graduada y superindependiente, pero se que algún dia tendré esa semillita dentro de mi y experimentaré esa sensación de la que hablas y espero tener todo el apoyo de un padre ejemplar para mi hijo y aunque no lo tenga igual lo haré con la ayuda de tantas otras personas importantes para mi que me quieren y me apoyan en mis proyectos y sueños como mi madre amada que sin ella no seria hoy quien soy y le debo todo, mis tias que son como ella y toda mi familia querida. Por eso estoy dispuesta a todo por ser madre y trataré de ser para mis hijos como es mi madre para mi, lo más importante de mi vida, solo si Dios quiere me dará esa dicha a esta cubana de 30 años madre en potencia... Felicidades por tus hijos de corazón:)
Otro artículo antiabortista y en contra del derecho de la mujer a decidir, disfrazado con las palabras bonitas de siempre y, como siempre, ignorando un tremendo pedazo de la realidad.
parece que el hombre para nada tiene que ver en eso.
Estimado Rafa y Rogelio, ante todo les agradezco sus comentarios. <br />Rafa, los hombres son sumamente importantes y si lee con detenimiento notará que la voluntad del padre está recogida en mi texto, pero, en primer lugar, se trata de un homenaje a las madres en su día y en segundo lugar es indiscutible que las mayores implicaciones de traer un hijo al mundo recaen en las mujeres, pongamos que social y psicológicamente sus vidas se transforman tanto como las de sus parejas, pero físicamente todas lñas implicaciones son para las madres.<br /><br />Rogelio: yo vivo orgullosa de los derechos que gozamos las mujeres cubanas, del respeto a nuestra capacidad de elegir tener o no un hijo y estoy absolutamente a favor de que el aborto sea legal y seguro como lo es en este país, pero también me enorgullezco de las consultas de planificación familiar, los anticonceptivos gratuitos y la educación para la salud. Créame que, como mujer,aún joven, sé bien de lo que hablo.
El hombre es sumamente importante en este paso de tener un hijo, pues sin su semillita, su apoyo incondicional y ayuda desde el principio nada es igual aunque sea posible, una mujer sola sin el apoyo del padre de su hijo no puede darlo todo,ni ser feliz, incluso para concebirlo por la via que sea él es parte esencial de esa prueba, del apoyo emocional que el hombre debe darle a su mujer cuando está embarazada hasta el amor que necesita para lograr tener un hijo lleno de salud rodeado de afecto, no es lo mismo sin el hombre aunque digan que los hijos son de una y que sin ellos podemos arreglarnosla porque muchos se las arreglan para desentenderse de las responsabilidades, mas hoy en día que es tan dificil encontrar una pareja ideal o un hombre dispuesto a tener una familia, tener hijos eso es algo muy serio y necesario, pero hay muchos hombres y mujeres que conosco que no lo ven como prioridad ni lo desean y eso hay que respetarlo, talves sea por eso que hay envejecimiento poblacional además de las carencias que tenemos que repercuten directamente en ese proyecto tan importante de tener hijos y frena el deseo de muchos que deciden abortar o evitarlos, aparte del alto grado de mujeres infértiles que hay en Cuba que también afecta la fecundidad y proliferación de nuestra especie. seamos conscientes hombres y mujeres en que ambos somos capaces de dar vida juntos a otro ser creado a través del amor que nace entre nosotros, solo asi se logra el milagro...

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