Acreedores, tras la colección de arte de la quebrada ciudad de Detroit
especiales
Acreedores de la ciudad de Detroit han solicitado a un juez encargado de la bancarrota municipal más grande de Estados Unidos participar en la valuación de la colección de arte de la ciudad, que incluye un famoso mural de Diego Rivera, como parte del proceso para recuperar los 18 mil millones de dólares que se les debe.
Diego Rivera trabajando en el mural Industria de Detroit en el Instituto de Arte
de la ciudad. Foto aboutplacejournal.org
Aseguradoras de bonos municipales, el sindicato más grande de trabajadores municipales de Detroit y varios bancos europeos solicitaron formalmente esta semana al juez Steven Rhodes ordenar a Detroit cooperar con una comisión de acreedores para determinar el valor de la colección de arte en el principal museo de la ciudad, el Instituto de Arte de Detroit (DIA, por sus siglas en inglés), según el rotativo Detroit Free Press y Bloomberg News.
Entre las miles de obras de arte, entre ellas de Picasso, Degas, Bruegel, Rembrandt, Matisse, Van Gogh y un Warhol, el edificio contiene el mural de Rivera de dos pisos creado en 1933 titulado Industria de Detroit.
Se deben 18 mil mdd
El mural de Rivera consta de 27 paneles y lo elaboró en 11 meses, entre abril de 1932 y marzo de 1933. Según el DIA, es considerado el mejor ejemplo del muralismo mexicano en Estados Unidos y afirma que el propio artista consideró que era su mejor obra. El mural ofrece un panorama de la industria y tecnología como la cultura que definía a Detroit.
El mural Industria de Detroit, pintado por Diego Rivera entre 1932 y 1933, está
entre las piezas de arte que acreedores de la ciudad estadunidense piden evaluar
y vender para cubrir parte del adeudo de 18 mil millones de dólares. En aquella
época, la obra causó controversia, pues políticos y líderes religiosos aseguraron
que fomentaba la guerra de clases, se burlaba de Jesucristo y era propaganda
. Foto tomada del sitio aboutplacejournal.org
marxista
Durante sus primeros años el mural fue motivo de controversia; políticos y líderes religiosos criticaron aspectos de la obra, decían que fomentaba la "guerra de clases", que se burlaba de Jesús, que promovía la igualdad racial, que era propaganda marxista y más. Hubo incluso una demanda del Detroit News para que fuera borrado; en ese tiempo era el principal rotativo de la ciudad.
Ahora, para los acreedores, es un bien que podría ayudar a recuperar su dinero.
Uno de los directores de Financial Guaranty Insurance Co, una de los principales aseguradoras de bonos de la ciudad, que impulsó, junto con otros acreedores, la solicitud presentada esta semana, insistió en entrevista con el Detroit Free Press que la ciudad tiene que vender la colección de arte para satisfacer a los acreedores. El ejecutivo Derek Donnelly indicó que entiende que es un tema delicado, pero argumentó que "el arte no es un bien esencial y especialmente no lo es para otorgar servicios a la ciudad".
El museo ha insistido en que cualquier orden para vender o utilizar su colección para los propósitos de satisfacer a acreedores sería el fin de la institución y, por lo tanto, se opone a cualquier venta de la colección.
Kevyn Orr, el administrador de emergencia financiera de la ciudad, contrató a Christie’s Inc para evaluar la colección de arte, pero aún no ha declarado si la ciudad está contemplando vender algunas de las piezas para pagar a los acreedores. A diferencia de otros museos parecidos, donde las obras siguen perteneciendo a colecciones privadas, buena parte del acervo del DIA es propiedad de la ciudad.
El procurador general estatal de Michigan opinó en junio que la colección de arte en el museo es un fideicomiso caritativo y, por lo tanto, no puede ser vendido para ayudar en pagar las deudas de la ciudad. Pero el juez aún tiene que determinar si la ciudad permanecerá bajo protección del tribunal de bancarrota, fallo que se espera a principios de diciembre, y en relación a eso, qué hacer con sus "bienes" como la colección de arte en el plan para salir de la bancarrota.
La ciudad, que ha sido sujeta a décadas de devastación económica y corrupción política, se declaró en bancarrota, algo sin precedente en una metrópolis de este tamaño e impensable para lo que fue una de las capitales industriales del mundo. Detroit ahora tiene unos 700 mil habitantes (80 por ciento afroestadunidenses pobres), la mitad de la población que tenía hace medio siglo; están el centro y miles de edificios y casas abandonados.
La posibilidad de la venta de parte de la colección ha provocado un intenso debate en los círculos culturales de este país, defensores de museos y otras instituciones dedicadas a ofrecer arte al público denuncian que estas maniobras de bancos y otros acreedores ponen en riesgo una de las grandes instituciones del país. "Es difícil ver cómo puede argumentar uno para mantener inviolables el arte en Detroit, y nuestros museos, sin un argumento intelectual más amplio por la necesidad cívica de las instituciones culturales. Una de las pocas cosas positivas que podrían surgir de los escombros en Detroit es que la gente que honestamente cree que los museos y el arte son esenciales para la vida cotidiana, se dé cuenta de que necesita decir justo eso", escribió Philip Kennicott, crítico de arte y Premio Pulitzer del Washington Post.
En la entrada al DIA está grabado en piedra el propósito del mural: "Dedicado por el pueblo de Detroit al conocimiento y gozo del arte".
Para ver la colección y obtener más información sobre DIA: www.dia.o
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