La seguridad, la nueva polémica en Ocupemos Wall Street

La seguridad, la nueva polémica en Ocupemos Wall Street
Fecha de publicación: 
11 Noviembre 2011
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Tras una reciente agresión sexual, la seguridad se ha convertido en el tema que provoca polémica en el parque Zuccotti, la plaza que ocupan desde hace casi dos meses en Nueva York los manifestantes de Ocupemos Wall Street.

 

La policía vigila de manera permanente el perímetro de la plaza situada a unos 300 metros de la Bolsa neoyorquina, pero apenas se aventura a entrar en el laberinto de carpas instaladas en ese espacio en medio de los rascacielos de Manhattan.

 

«Recibimos a todo el mundo y, a veces, hay problemas», reconoce Sean Dolan, un cocinero de 48 años, que se ocupa del sector dedicado a las comidas en el campamento.

 

«Pero tenemos un equipo de seguridad las 24 horas y en general logramos desactivar las tensiones», agrega.

 

En caso de necesidad, el equipo de seguridad se interpone físicamente entre quienes se pelean y, llegado el caso, los expulsa del campamento.

 

El sospechoso es entregado a la policía si tiene lugar una actividad criminal, precisa Ocupemos Wall Street (OWS) en su sitio en internet.

Sin embargo, la semana pasada, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, había denunciado la actitud «escandalosa» de los manifestantes, acusándolos de ocuparse ellos mismos de la seguridad y de no denunciar los incidentes graves, algo que OWS desmintió enérgicamente.

 

El sospechoso de agresión sexual, que trabajaba en la cocina, «fue entregado directamente a la policía», afirmó Andrew Smith, miembro del equipo de vigilancia.

 

La cuestión de la seguridad es complicada por la apertura de la plaza a todas las reivindicaciones. Algunos van a denunciar la guerra en Irak, otros el costo de la educación, al Partido Comunista chino...

 

Los rostros cambian a menudo y varios grupos heterogéneos parecen repartirse el espacio de la plaza, en su mayoría de cemento.

 

En una parte se encuentra la «biblioteca», las «oficinas de prensa» y la recepción, y corresponde de manera general a «aquellos que trabajan» para el movimiento, explica una persona de la organización.

 

En la parte opuesta, la más alejada de la popular Avenida Broadway, duermen algunos sin techo y marginales que no parecen muy concernidos por los temas del movimiento, que denuncia la codicia y corrupción del mundo de las finanzas.

 

«Hay unas 50 personas que no hacen nada y solo están aquí porque hay comida gratuita», dice Mónica López, una «indignada» madrileña de 25 años que dejó todo en España para acampar en la plaza Zuccotti.

 

Mónica «comprende» y dice «respetar» a «aquellos que tienen un problema con el sistema», pero agrega que OWS «no es capaz de hacerse cargo de todo», en referencia al abuso de alcohol o drogas.

Tras la agresión, Ocupemos Wall Street se ha dotado de nuevos medios y ahora tiene una gran carpa reservada para las mujeres, explica de su lado Karanja Gaçuça, señalando que el movimiento quiere «garantizar la seguridad de todos».

 

Hay una «minoría» de sin techo, pero «eso no es un problema», sostiene este joven, al aclarar que «es la ciudad de Nueva York y no OWS la que tiene un problema con sus sin techo».

 

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