Emulando en la corruptela
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Continuados escándalos bancarios europeos –con implicación de «gusanos» de origen cubano- y sus ramificaciones dentro de las esferas gobernantes, compiten hoy en suciedad con los ya conocidos y manidos robos multimillonarios de esa esfera en Estados Unidos. Lo más sintomático de todo esto es que, de una forma u otra, se compruebe o no el entuerto, los culpables permanecen impunes o solo reciben un castigo muy por debajo de lo merecido.
Francia, España y Chipre se encuentran como los principales protagonistas de los más recientes robos bancarios realizados por los denominados cuellos blancos, y si esos sucesos llegan a la luz, es porque hay intereses relacionados con pugnas políticas por el poder.
Lo más sonado fue el escándalo por el caso de corrupción en Francia, en el que están implicados cercanos colaboradores del expresidente Nicolás Sarkozy, entre ellos Christine Lagarde –posterior directora del Fondo Monetario Internacional-, quienes favorecieron al empresario Bernard Tapie en su litigio con el estatal banco Crédit Lyonnais, que fue obligado indebidamente a pagar una indemnización de 403 millones de euros al hombre de negocios.
Pero quizás el mayor de estos escándalos ocurrió en España, que, a pesar de esto, hoy acaba de recibir más créditos y tiempo del Banco Europeo, con el fin de saldar deudas a base de más reajustes contra la sufrida y golpeada masa laboral.
El banquero español Miguel Blesa, expresidente de la Caja de Madrid acusado de fraude, estaría asociado a turbios negocios con el exjefe de gobierno José María Aznar y dirigentes de grupos anticubanos radicados en Miami.
El periodista canadiense Jean-Guy Allard destacó en el periódico Granma que Blesa, quien pagó 2,5 millones de euros de fianza tras una noche en prisión, hizo exitosa carrera financiera gracias a su «alianza con la red de cabecillas del Partido Popular (PP) español».
El banquero dirigió la compra por la Caja Madrid del City National Bank of Florida, «por el que se pagó un sobreprecio multimillonario, que terminó despertando la atención de las autoridades judiciales».
Allard consigna que esa madeja involucra a Aznar a través de uno de los encartados en la investigación, Guillermo Martínez Lluch, director de la representación en Miami de Bancaja, entidad bancaria valenciana asociada al expresidente de gobierno.
En tal sentido, apunta que el expresidente construyó desde los años 90 del pasado siglo una alianza con la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), que retribuyó al político español generosos fondos de campaña.
Se sabe hoy que, en el desarrollo de sus lazos con Miami, Aznar involucró a Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid, quien realizó varios viajes a la Florida, donde se comprometió con los grupos anticubanos.
De acuerdo con la fuente, Aznar y sus socios españoles estaban al tanto de las acciones contra Cuba, entre ellas las actividades terroristas de Luis Posada Carriles, reclamado por Cuba y Venezuela por la voladura de un avión comercial cubano en octubre de 1976, donde murieron 73 personas de varias nacionalidades.
Mientras estos hijos de España se regodean y maniobran para escapar indemnes de cualquier investigación -si se llega a realizar-, los bancos españoles navegan con suerte en el mar de austeridad que lleva al abismo al país, en medio de los continuados recortes salariales.
Asimismo, diversos medios vincularon a familiares del presidente, Nikos Anastasiadis, con una estafa bancaria relacionada con la salida de capitales hacia cuentas en el extranjero, mientras el país está sumergido en una profunda crisis económica.
En vista de ello, el diputado Stavros Evagorou, del partido socialista AKEL, pidió a la comisión de investigación creada para depurar responsabilidades por el origen la crisis, «que analice esta información y otros informes sobre la transferencia de capital por parte de otros funcionarios chipriotas».
De inmediato, el jefe de Estado calificó las informaciones como un «intento de difamar a compañías o personas ligadas a mi familia, de dañar al presidente, de desorientar al pueblo sobre las responsabilidades de quienes han llevado al país a una situación de quiebra».
Lo cierto es que todos estos problemas propios de la parafernalia corrupta que implica a bancos, funcionarios públicos, etcétera, tienen su origen en la época en que gobernaban Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Gran Bretaña, que apenas tenían controles financieros, por lo que años después, se produjo la emisión de bonos basura, lo cual trajo como consecuencia la crisis de confianza en todo el mundo.
La necesidad de un gran espacio hace imposible e interminables los problemas derivados de lo anterior, pero basta citar un ejemplo ocurrido en la Meca del gangsterismo bancario:
Cuando en el primer ciclo de Barack Obama como presidente, la Reserva Federal norteamericana emitió más de los 700 000 millones de dólares autorizados anteriormente como receta para recuperar la confianza en los bancos, solo estaban avalados por papeles, bonos y otros documentos que proceden de una deuda morosa, incobrable, casi sin valor real. Este fue el paso de más renombre en el proceso de pérdida de valor del dinero y síntoma de la crisis incoada en EE.UU. y que hoy estremece a gran parte del mundo.
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