La Caravana de la Paz llega a Washington, última parada en EE.UU.

Tras recorrer casi 10.000 kilómetros por EEUU, la Caravana de la Paz para denunciar la guerra contra las drogas, liderada por el poeta mexicano Javier Sicilia, llegó el lunes a Washington, última etapa de su recorrido.

Los poco más de un centenar de activistas desfilaron ante la Casa Blanca para exigir el cese de esa guerra, que en los últimos seis años se ha cobrado más de 60.000 muertes en México.

"¡Acaben con la guerra contra las drogas!" o "¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!" fueron los lemas que entonaron los manifestantes, bajo la mirada curiosa de un puñado de turistas y la vigilancia de unos cuantos agentes policiales. "Por vez primera ciudadanos estadounidenses y mexicanos se unen en una diplomacia ciudadana", dijo Sicilia al ser recibido en la sede de la principal central sindical estadounidense, AFL-CIO.

La Caravana arrancó originalmente en México hace un año y medio, después de que Sicilia lanzara la convocatoria a raíz del asesinato de su hijo y otras personas, en marzo de 2011. El movimiento espontáneo consiguió plantear el tema de la guerra contra las drogas desde el punto de vista de las víctimas, de las familias de asesinados y desaparecidos.

Sicilia anunció hace pocos meses que iba a reanudar el movimiento a partir de la ciudad fronteriza de Tijuana (Baja California), donde arrancó el pasado 11 de agosto. Tras visitar 25 ciudades, el poeta espera haber logrado situar el debate sobre el tráfico de armas, la despenalización de las drogas y el problema del lavado de dinero en Estados Unidos, el primer mercado mundial de la droga.

"Si no nos quieren mirar (a los mexicanos), que se miren a ellos mismos", dijo Sicilia a la AFP para explicar por qué decidió venir a Estados Unidos.

Sicilia y sus anfitriones estadounidenses, organizaciones como la Oficina de Washington sobre América Latina (Wola), tienen previsto acudir el martes al Congreso para intentar ser recibidos por legisladores.Ç

La subsecretaria de Estado para Democracia y Derechos Humanos, María Otero, les acordó igualmente una cita, según un portavoz del movimiento, Ted Lewis.

Uno de los actos será la entrega de fragmentos de dos armas que compraron Sicilia y otros activistas a su paso por la ciudad texana de Houston (sur). Según explicó el poeta mexicano a reporteros, activistas estadounidenses que acompañan a la caravana compraron un fusil automático AK-47 y una pistola 9 milímetros en una armería, para luego cortarlas en pedazos con una sierra eléctrica.

Tras meter esos trozos en bloques de cemento armado, los activistas quieren entregarlos a autoridades estadounidenses. "A Jaime, mi cuñado, ingeniero mecánico, lo secuestraron el 26 de agosto de 2009. Se pagó una recompensa, quedaron de entregarlo y no lo entregaron. A la fecha no sabemos nada de él", explicó a la AFP una de las participantes, Carime Estudillo, del estado de Zacatecas.

"Nosotros no queremos venganza, nosotros queremos que regrese Jaime. Sus padres lo necesitan, muerto o vivo", explicó con emoción esta activista, que decidió continuar con la marcha en Estados Unidos. Hace tres meses, señala, le mataron a un hermano en Morelos (centro), de nuevo sin tener relación con el crimen organizado, asegura. "Aquí (en Estados Unidos) tienen también que ponerle un alto al consumo de las drogas. Y, además, los narcos sin armas no serían nada", añadió.

"Las cifras son abstracciones, no hay nada como mirar y oír el sufrimiento de la gente", repuso Sicilia. "Ha sido un año y medio de mucho dolor. De ir a buscar a las autoridades para decirles que están al servicio de la nación... No vivimos de ésto. Yo espero ir a México para descansar, tengo que tomarme un retiro", dijo el poeta a la AFP, explicando sus planes de futuro.