Taiwán: Golpe a peón yanki

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Taiwán: Golpe a peón yanki
Fecha de publicación: 
3 Diciembre 2022
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A pesar de la amplia derrota de a quienes llaman independentistas en las elecciones municipales de este sábado en Taiwán, su máxima representante, la presidenta Tsai Ing-en, fiel a Estados Unidos, afirmó que no cambiara la política de mantener la separación con la República Popular China.

La debacle electoral, porque así fue, provocó la renuncia de la mandataria al liderazgo del pronorteamericano Partido Democrático Progresista, y aunque la susodicha afirmó y subrayó que ello se debió a fiascos en la política interna, principalmente por el mal manejo de la epidemia del nuevo coronavirus, medios nada progresistas, como Associated Press y Deutsche Walle, indicaron que la posición oficial contraria a la unión con la parte continental china influyó en el ánimo de los votantes.

Algo que llama la atención, y esto no lo comentan, fue que, antes de los comicios, y pienso que previendo el fracaso de los “soberanistas”, el presidente norteamericano, Joe Biden, dio marcha atrás en su política de ahondar las diferencias con Beijing respecto a Taiwán, y regresó a la posición de su país de reconocer la política de una sola China, lo que incluye tanto a la isla como a Hong Kong y Macao.

Ello a contrapelo de haber enviado a Nancy Pelosi, entonces jefa de la Cámara de Representantes, y a un grupo parlamentario a visitar a Tsai, quien mantuvo su decisión de declarar “un rumbo propio” a la isla, escudándose en las muchas armas enviadas por EE.UU. y pensando equivocadamente que tenía algún apoyo popular.

Pero, repito, la derrota del partido oficialista se veía venir, mientras se encumbraba el opositor Kuomintang, un partido histórico que, a pesar de lagunas en su trayectoria, se ha convertido en un referente para la unión con el continente.

TOZUDA TSAI

Tsai, que tendrá que hacer frente a las elecciones presidenciales en menos de un año, no le quedó más remedio que asumir la responsabilidad ante la enorme derrota que ha sufrido su formación en los comicios municipales.

Sin embargo, volvió a insistir en una reunión con una delegación del Comité Nacional sobre Política Exterior de Estados Unidos que la gente expresó su insatisfacción con los asuntos internos, y por ello su gobierno debe revisarlo con humildad.

“Básicamente, no creemos que en estas elecciones locales la gente haya tomado una decisión sobre el asunto de la política a través del Estrecho o haya hecho un cambio importante”, ha subrayado Tsai, agregando que, “por lo tanto, nuestra política de mantener el status quo seguirla sin cambios”, haciendo hincapié en que “la democracia en la isla es la mayor diferencia con China”.

A su vez, el líder del triunfante partido opositor, Eric Chu, declaró que “el Kuomintang se ha dado cuenta de que solo puede ganar a través de la unión, y le hemos dado una oportunidad al pueblo de Taiwán. La abnegación es la única oportunidad para que el Kuomintang gane las elecciones del 2024”.

Con esta declaración, anunció la victoria de su partido en las elecciones de alcaldes y distritos, con 13 de los 21 escaños en disputa, incluida la capital, Taipei.

KUOMINTANG

El Kuomintang es un partido nacionalista que puso fin a la era de las monarquías imperiales en China (dinastía manchú), se alió a los comunistas en la década de 1920, y libró una guerra contra ellos que terminó con la victoria del Partido Comunista, y la fuga del entonces líder, Chiang Kai-shek, a Taiwán. Y a partir de ahí, comenzó la historia del conflicto.

O sea, era originalmente una entidad revolucionaria que derrocó a la monarquía china, y los nacionalistas se convirtieron en partido político en 1912, el primer año de la República China.

En 1911 y 1912, el país fue testigo de levantamientos armados que llevaron al establecimiento de la República de China bajo el liderazgo de Sun Yat-sen, la renuncia de los últimos emperadores manchúes y la posterior caída del país bajo el dominio de los señores de la guerra locales.

El Kuomintang estableció su propio gobierno en Taiwán después de que se lo arrebató a Japón al caer este en la Segunda Guerra Mundial, mientras que el Partido Comunista controlaba China continental.

Cuando el Kuomintang huyó por primera vez a Taiwán, el entonces presidente Chiang Kai-shek gobernó la isla con puño de hierro, aplicando décadas de ley marcial para reprimir la disidencia política, todo ello apoyado por Estados Unidos, que convirtió a la isla en un “portaaviones insumergible” contra la República Popular China.

Pero ahora el Kuomintang es más amistoso con Beijing que el gobernante y pronorteamericano Partido Democrático Progresista, y acepta el llamado “consenso de 1992”, un entendimiento tácito que tanto Taipei como Beijing reconocen como perteneciente a “una China”, mediante lo cual ya Hong Kong y Macao se han integrado pacíficamente al territorio continental, gracias a la política de un país, dos sistemas.

 

 

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