OPINIÓN: El peor Congreso del mundo. Castillo, objetivo mortal

Sólo 24 horas dio el Congreso al presidente de Perú, Pedro Castillo, para que se ausentara del paÍs y viajara a Ecuador, y a tan solo minutos estuvo de un nuevo intento de destitución, debido a dificultades al regreso por problemas climatológicos.

El mandatario, atento a ello, consciente de un legislativo que busca deponerlo por cualquier cosa, logró regresar a tiempo, luego de haber tenido un fructífero encuentro con su homólogo ecuatoriano, Guillermo Lasso, durante el cual reafirmaron su compromiso en labores binacionales en bienestar y desarrollo entre ambos países, principalmente en la lucha contra la corrupción y la pobreza.

Ese espíritu de cooperación y hasta de solidaridad aconteció en su anterior viaje a Bolivia, en tanto se conocían los resultados favorables de sus acuerdos con Chile, los cuales, para sorpresa de muchos, fueron elogiados por un influyente medio de la derecha como La República, el cual lleva sibilinamente la voz cantante en la generalizada propaganda contra Castillo.

Pero en en esa ausencia de solo 24 horas en el Congreso fueron presentados dos propuestas para que se acortara el mandato del presidente de cinco a dos años, así como del legislativo, la primera de los cuales fue autoría de un integrante del oficialista Perú Libre, avalada por otros siete, aunque luego la mayoría de ellos retiraron su aval. 

Pero en la agenda sigue otra propuesta similar de acortamiento de mandato, que será sometido a discusión, aunque sigue congelada la de Castillo sobre la celebración de una Asamblea Constituyente para eliminar o cambiar lo obsoleto de la Carta Magna impuesta por la dictadura fujimorista en 1993.

Asimismo, el Ejecutivo ha hecho hasta ahora intentos vanos para prohibir los monopolios y oligopolios, pero nada de esto ha permeado en un Congreso controlado por la mayoritaria oposición derechista, ante un centro débil y una izquierda que no se hace sentir.

Aunque hay algunas voces opuestas a Castillo que dicen que renunciarían a sus cargos legislativos si con ello dimite el mandatario, lo cierto es que no es muy creíble que abandonen cargos en los que tanto han medrado.

VANO INTENTO CON LA BANALIDAD

El mandatario pudo haber convocado a elecciones, pero intentó una conversación sincera con el legislativo, algo que, pienso, fue una ingenuidad ante seres que lo querían defenestrar, que boicotean cualquier proposición que estiman pueda dar cierto nivel de aprobación al mandatario con el pueblo.

Así, apenas ha aprobado cuatro proposiciones de Castillo, intentado dos veces en destituirlo y rechazado tres veces la composición del gabinete, cuestión que el mandatario podía haber aprovechado si fuera haber sido más ladino o astuto, al maniobrar con el rechazo de dos de ellos consecutivamente –intuyendo que lo iban a hacer-, lo cual hubiera podido dar paso a la disolución del Congreso y convocar a nuevas elecciones, sin tocar el cargo presidencial.

Pero Castillo optó por buscar una tregua ante una oposición que solo tenía ojos para que no pudiera poner en práctica los diez ejes de su programa de gobierno: generación de bienestar y protección social con seguridad alimentaria, reactivación económica y de actividades productivas, impulso de la ciencia y tecnología, fortalecimiento del sistema educativo, descentralización, fortalecimiento del sistema democrático, gestión eficiente de riesgos y amenazas, gobierno y transformación digital, conducción de una diplomacia nacional y democrática y Estado intercultural.

Como presidente reconoció que ha cometido errores, pero que estos pueden ser corregidos, y rechazó estar involucrado en actos ilícitos. Por ello, cuestionó la difundida versión de la empresaria Karelim López, la cual lo involucra en presuntos hechos de corrupción.

“Su defensa (César Nagasaki) dice todo lo contrario. Este es solo un ejemplo de las mentiras que se construyen contra este gobierno y que, con el pasar del tiempo, se van cayendo”, dijo respecto a las declaraciones de López en su intento por ser colaboradora eficaz de la reacción. En ese sentido, invocó al Ministerio Público a que acelere las indagaciones.

Asimismo, el presidente se pronunció sobre la denuncia constitucional que pesa en su contra por presunta traición a la patria porque supuestamente ofreció una salida al mar a Bolivia. “Debemos recordar que el Perú concedió a Bolivia acceso al mar cuando el régimen de Alberto Fujimori suscribió en 1992 dicho acuerdo, que fue ampliado por el expresidente Alan García en su segundo gobierno”, recordó.

Cuando Castillo lamentó el papel de las bancadas de oposición, recordó los episodios en los que algunos partidos —Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País— buscaron deslegitimar su victoria electoral.
“Desde mi proclamación como presidente, un sector político no aceptó el triunfo electoral que el pueblo peruano nos otorgó”, refirió.

Pero hasta ahora todo ha sido en vano ante un Congreso que no solo no permite un cambio estructural, sino que ahonda la crisis del sistema, siendo cómplice de manifestaciones, actos vandálicos y santificando a los medios reaccionarios que ocultan verdades y solo difunden falsedades para denigrar al Ejecutivo.

En este contexto se encuentra encarpetada en la Comisión Constitucional la proposición del mandatario de convocar a un Acuerdo Nacional en busca de consensos que la oposición no quiere encontrar.

Por ello, el primer ministro Aníbal Torres declaró: “Desde dentro o fuera de los ministerios vamos a defender al presidente Castillo para que siga ejecutando ese programa que debe llegar hasta que se consagre ese principio de ‘No más pobres en un país rico’. Eso no se hace de la noche a la mañana, es un proceso”.

BURLA

Desde hace rato analistas han considerado al Congreso peruano responsable por la poca o nula estabilidad de sus gobernantes y del constante caos en una nación tan rica, pero con tantos pobres, golpeada por malas decisiones y ahogada en una pandemia que ahora cede, pero que llegó ser la más proporcionalmente letal del mundo.

A pesar de ello, y ante el aniversario 200 de la creación del legislativo, su presidenta, María del Carmen Alva (con ínfulas presidenciales) intentó que el 2022 fuese declarado Año del aniversario 200 del Congreso, un órgano que tiene muy poca legitimidad, eficiencia y respaldo popular.

Y tan es así que el analista Isaac Bagio afirmó que tiene tan poca aprobación que debía ser marcado con un lapicero con un rojo más fuerte que el del comunismo que falsamente le atribuyen al actual presidente.
Con sólo el 82% de aprobación y una actuación en la que solo le interesa admitir aquello que lo pueda beneficiar, no es difícil estimar que es el peor de los casi 200 congresos que existen en el mundo.