La batalla naval de Santiago de Cuba: ¿el suicidio de España?
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El 3 de julio de 1898 tuvo lugar en la Mayor de las Antillas una importante batalla naval: la de Santiago de Cuba. Ocurrió entre fuerzas estadounidenses y españolas. Aunque no revistió gran complejidad militar para los contendientes, adquirió gran relevancia histórica y, a día de hoy, aun genera diversas interrogantes.
A fin de aproximarnos a este polémico hecho histórico, Cuba Sí dialogó con Luis Fidel Acosta Machado, máster en Ciencias Históricas y profesor de la Universidad de La Habana que centra sus investigaciones en esta etapa del pasado cubano.
¿En qué contexto ocurrió la batalla naval de Santiago de Cuba?
La batalla naval de Santiago de Cuba se dio durante la guerra hispano-cubano-norteamericana. Se produjo luego de que Estados Unidos le declarase la guerra a España, usando como pretexto la voladura del Maine. Para el 3 de julio de 1898, ya se desarrollaban combates terrestres de cubanos y estadounidenses contra españoles, como los de El Caney y San Juan.
En esas acciones bélicas la experiencia mambisa fue fundamental. Las tropas norteamericanas habían ido pésimamente equipadas: armamento antiguo (en algunos casos los cubanos tenían armamento más moderno que sus aliados) y sin ropa adecuada para el verano insular. Los militares norteños no estaban bien preparados para una guerra en el Caribe; hubieran sido derrotados si no fuera por la participación cubana. Lo que los americanos lanzaron al mundo como una gran victoria sobre España fue realmente gracias a los mambises.
Una de las ciudades fundamentales a tomar era Santiago de Cuba. En su bahía ocurrió esta batalla naval. La escuadra española había sido llamada desde Manila, en el Pacífico.
El profesor Acosta Machado se ha especializado en la investigación sobre temas relacionados con las guerras de independencia en Cuba.
¿Cuál era el balance de fuerzas navales entre Estados Unidos y España en las cercanías de Santiago?
La diferencia estaba sobre todo en el tipo de barcos. Los norteamericanos tenían cañoneras de última generación, modernas, con un impresionante poder de fuego. Por su parte, los navíos españoles eran más antiguos, con menos poder de fuego.
Pero lo que definió el resultado de la batalla fue el efecto trampa. El almirante Pascual Cervera, líder por la parte hispana, ordenó que toda su marina se congregase en la bahía de Santiago. De ese modo, las cañoneras estadounidenses atraparon en una ratonera a la marina española.
La batalla fue casi una carnicería. Cervera mandó a salir a su flota mientras estaba rodeado, lo que se convirtió en una especie de tiro al blanco: salía un barco español e inmediatamente era bombardeado por los barcos norteamericanos. Así ocurrió uno a uno, hasta que la flota ibérica fue hundida casi por completo.
Se ha dicho que la forma en que procedió Cervera fue casi suicida, ¿qué conclusiones existen al respecto?
Cervera no era un militar de bajo rango ni un oficial improvisado. Tenía larga experiencia en la marina de guerra peninsular. Conocía lo que hacía y sabía que la orden que le dieron era una locura, un suicidio.
La Corona española, a su vez, daba por perdida la guerra. La cuestión es que desde el punto de vista diplomático, político e incluso simbólico necesitaban una gran derrota frente a Estados Unidos para rendirse ante ese país, nación moderna y pujante, y no frente a los rebeldes cubanos. Por eso se decidió sacrificar la flota de Cervera, en honor a la cuestión política.
¿Cuáles fueron las repercusiones de la derrota de la flota hispana?
Una vez que la flota de Cervera fue derrotada, Santiago de Cuba fue tomada y a partir de ahí se firmó el armisticio. En diciembre de ese mismo año se firmó la paz en París entre España y Estados Unidos, a donde Cuba no fue invitada. El poderío de España iba a su fin.
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