Enseñar la Historia, los desafíos pendientes
especiales
La necesidad de la enseñanza de la Historia es una idea que puede sonar repetitiva, pero no es irrelevante. Todo lo contrario. La sostenibilidad del proyecto social cubano depende, entre otras variables, de no olvidar el pasado.
En una era en que el consumo de información y conocimiento a través de internet rebasa las regulaciones de Estados e instituciones, urge compartir contenidos históricos a los diversos públicos que conforman el tejido social. Para ello se puede echar mano a distintos soportes y plataformas: libros tradicionales, libros digitales, documentales, audiovisuales de ficción, podcast, videos típicos de redes sociales… Las vías y métodos son múltiples. Sin embargo, preguntémonos: ¿los estamos aprovechando oportunamente?
Al parecer, no. Por ejemplo, es poco probable que al poner en el buscador de YouTube —la red social de videos por excelencia— frases como «historia de Cuba» aparezcan materiales realizados por instituciones u organizaciones del país. No suele suceder, ni aunque los filtros de búsqueda sean cambiados. Al solicitarle a YouTube videos sobre temas históricos del país, sus devoluciones no son materiales que se le puedan agradecer, casi nunca, a realizaciones nacionales.
Puede probarse con búsquedas al estilo «Revolución Cubana», «Fidel Castro», «Che Guevara», «Crisis de los misiles en Cuba», «Gerardo Machado», «hundimiento del Maine» y otras. La mayoría de los videos que afloran como resultado han sido subidos desde canales que nos son ajenos, y, muchas veces, apuestan por una narrativa distorsionada de los hechos, procesos y figuras históricos.
Para ser justos, cabe mencionar que Canal Caribe en YouTube sí tiene algunas propuestas, básicamente trabajos preparados para las emisiones televisivas que a la postre engrosan, para bien, el universo audiovisual contenido en esa plataforma online.
Sin embargo, ese y otros esfuerzos de medios de comunicación, productoras audiovisuales y programas televisivos cubanos aún resultan insuficientes para lo que hoy se necesita en materia de producción y consumo de la Historia. Indudablemente, los nichos por reconquistar no están solo en YouTube. Pero cuán grato sería para los adolescentes y jóvenes —y para menos jóvenes, ¿por qué no?— encontrar la invasión a occidente de Máximo Gómez y Antonio Maceo explicada con un mapa, caballos y jinetes animados; palabras clave resaltadas cromáticamente; una narración seductora; y edición y posproducción atractivas.
Y como ese, otros temas que son parte de la enseñanza general y en los que en la actualidad existen vacíos cognitivos con los que no podemos quedar conformes. La enseñanza de la Historia debe superar estos desafíos pendientes. Es imprescindible.
Añadir nuevo comentario