VOCABLOS: Papá
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Fotografía tomada de https://twglobalprotection.online
Padre, y sus tantas variantes coloquiales como papá, papi, papito, papacito, y muchas más, es el tema del que hoy hablaremos.
Para empezar, ha sido difícil la búsqueda del origen etimológico de la palabra papá, que es como comúnmente decimos para referirnos a nuestros padres, esas figuras masculinas que contribuyen biológicamente en la concepción de los hijos, y que, además, son asumidos como personas de poder, con autoridad y responsabilidad de proteger y educar.
Este es el primer concepto que tenemos presente, con el que coincidimos tantos. Es un término que posee raíz latina a través del vocablo páter: cabeza de familia. Pero también será quien ejerza ese rol sin haber engendrado, siempre que cumpla las demás funciones de guiar y cuidar.
Este es su significado actual.
Como vocablo, papá es mucho más que una palabra bisílaba. Algunos estudios indican que, en principio, era papa, sin tilde, hasta que en el siglo XVIII se alteró su pronunciación por influencia de la corte borbónica, donde se hablaba francés. Como bien conocemos, ese es un idioma con marcado acento agudo, así que tiene su lógica el acomodo para hacerla más cercana; y, evidentemente, poco a poco su empleo llegó a otras regiones. No obstante, en muchos sitios aún se conserva la entonación llana.
Su origen no está muy claro porque existen muchas hipótesis. Por una parte, lingüistas mencionan que comenzó siendo balbuceo infantil, un intento de bebé por hablar e intentar llamar al padre, pero, como principiante en el habla, al fin, solo lograba articular la primera sílaba, y repetirla, y así se quedó de manera cariñosa y graciosa. Tiene sentido.
No obstante, existe una teoría anterior que se remonta al imperio romano, aunque está relacionada. Cuentan que a los niños pequeños se les daba una especie de papilla que probablemente llamaban paparium —según mención encontrada en las obras del filósofo Séneca. Con el tiempo, el término fue mutando para referirse a la persona encargada de proveer el sustento, o sea, el alimento, hasta llegar a la concepción de papá actual.
Asimismo, no pocas fuentes indican que durante aquella época llamaban papus a las personas de más edad y sabiduría de una comunidad o grupo familiar, y que ahí pudo también nacer la palabra que fue adecuándose a nuestro lenguaje.
Y como estas, son diversas las teorías.
Fotografía personal de la autora
De acuerdo con la región, el término papá es más extendido hacia la intimidad de la propia familia, cuando nos referimos a él con cariño; mientras padre suele ser de un uso más serio, formal. Por su parte, los hipocorísticos papi, papito, papacito, papaíto, pa, y otros, se suelen emplear en momentos más relajados, de cercanía y confianza.
La palabra padre también tiene significados bíblicos. Ya sabemos que los religiosos le dicen así a Dios por ser considerado el Padre Supremo, también es como les llaman a los líderes de iglesias. Y ¿por qué? Porque de igual forma son las personas que ejercen autoridad y tienen el deber de instruir, apoyar y ocuparse de sus fieles.
Esto quiere decir que primero nació el vocablo de padre como progenitor, y luego fue adaptado en este sentido. Sin embargo, en el bíblico también se mencionan otras variantes. Por ejemplo, una indica que puede ser un acrónimo y responder a la sigla proveniente del latín Petri Apostoli Potestatem Accipiens, sobre la sucesión de Pedro, uno de los doce apóstoles originales de Jesús y el primer Papa. Otra puede ser de posible origen griego, por ser onomatopéyica con un significado familiar y afectuoso.
Válida esta aclaración, este texto es para los primeros, nuestros padres, a propósito de celebrar este día su existencia en cada una de nuestras vidas. No importa si tuvo descendencia directa, un buen padre juega un papel muy importante en el desarrollo de los hijos, propios o no. Generalmente, impone respeto y enseña desde los asuntos más elementales.
En Cuba celebramos el Día del Padre cada tercer domingo de junio, una jornada que se convierte en toda una fiesta en familia, de agradecimiento por el cariño, el esfuerzo y la dedicación en la crianza. En otros países del mundo con tradición católica se celebra el 19 de marzo, a propósito del Día de San José. Para nosotros, no es casual que sea un domingo; se escogió este día para hacerlo coincidir con el habitual día de descanso y procurar así un ambiente relajado.
Históricamente, la figura paterna ha sido concebida como pilar del hogar, pero hasta hace poco no era bien visto que asumiera roles más dedicados en el cuidado de los hijos, por esa herencia machista que le indicaba un papel solo activo para proveer el sustento, y el resto, para las mujeres. Por fortuna, se han dado pasos en el mundo, las mentes cambian poco a poco.
En la actualidad, en muchos países los padres cuentan no solo con más participación, sino también con más derechos para ejercer sus paternidades dentro de la sociedad, siempre desde la responsabilidad y con amparo de la ley.
El concepto, con una mirada social, continúa evolucionando, y los resultados son palpables. Incluso celebrar este día es uno de ellos, pues hace más de un siglo, agasajarlo y mimarlo era considerado debilidad, una expresión femenina y sentimental; se percibía como intento de domesticar. Exagerado y absurdo, pero cierto.
Sea cual sea la forma de su escritura y pronunciación, queremos pensar que padre, papá, es más que el procreador. Es aquella persona masculina involucrada en el crecimiento de sus hijos; es quien no solo se asegura de cubrir sus necesidades básicas, sino en instruirlos en valores, principios y conocimientos, en educar sus emociones, protegerlos con afecto; en resumen: prepararlos para la vida, una tarea que no termina ni aunque se cumplan cien años de edad.
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