¿Quién es Belissa Cruz, la Patricia de «Asuntos pendientes»? (+ Videos)

¿Quién es Belissa Cruz, la Patricia de «Asuntos pendientes»? (+ Videos)
Fecha de publicación: 
17 Febrero 2023
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Imagen principal: 

La actriz Belissa Cruz en la sede de CubaSí.
Fotos, cámara y edición de videos: Jorge Camarero Leiva / CubaSí

 

Usted la ve ahí toda introvertida y modosita, encarnando a la Patricia de Asuntos pendientes, pero esta mujer es un vendaval de energías y expresividad. Desde el primer saludo, la conversación con Belissa Cruz fluye como si la conocieras de toda la vida; gesticula, enfatiza, se derrite de ternura para hablar de su peque y no disimula cierta tristeza cuando menciona a su madre. No tiene miedo de que la vean sentir y pensar, emocionarse; no pierde tiempo en simulaciones: ahí está ella, tal cual, frente a la cámara o la grabadora del móvil, lista para contarnos su historia.

—¿Cómo llegaste a la actuación?

—Yo salí del grupo de teatro Olga Alonso, de Humberto Rodríguez. Mi mamá fue fundadora de ese colectivo y, cuando yo tenía 6 o 7 años, Humberto estaba montando Andoba. Allí aparece un niño, pero en ese tiempo el Olga Alonso trabajaba solamente con adultos, las clases eran nocturnas, entonces dijo: «Bueno, da igual que sea hembra. Chachi, ¿por qué tú no la traes para montarle la escenita?, a ver si le queda bien y así se puede llevar la obra a los barrios», porque él hacía mucho teatro comunitario. Yo llegué, me montaron la escena como una improvisación, y él le dijo a mi mamá: «Oye, ¿tú sabes que tu hija tiene tremendas aptitudes?». Con Andoba pasé por muchos solares, siempre de noche, todos eran adultos; aquello me encantó y le dije a mi mamá: yo quiero ser actriz.


La carismática Belissa Cruz en entrevista con CubaSí. Ella en nada se parece a su personaje de Patricia en Asuntos Pendientes, la novela cubana del momento.
 

—¿Y entonces ya te quedaste insertada en el Olga Alonso?

—Estudié Contabilidad para poder estar en el grupo, porque si me becaba, no podía asistir. A los 14 años me presenté a las pruebas de la Escuela Nacional de Arte (ENA), me desaprobaron y dije: no vengo más. Para mí fue muy fuerte, porque es una edad complicada, uno cree que tiene todas las probabilidades, y no resultó así; entonces Humberto me dijo: «Ningún jurado en el mundo puede cuestionar tu talento. Tú eres actriz, da igual que pases la escuela o no». Y así fue, seguí con él, haciendo todo tipo de teatro: universal, cubano, todo.

«Luego, me enteré del casting de la novela Latidos compartidos y fui. No me escogieron a la primera porque yo no tenía papeles, pero, cosas de la vida, a una actriz se le presentó un problema y no pudo interpretar a Angélica, que es el personaje que me da a conocer a mí en la televisión. No querían volver a hacer casting, sino que lo asumiera una actriz de las que ya ellos habían visto. Se sentaron a revisar y dijeron: no tenemos dudas, es fulana. Cuando me llaman, me entrevisto con Felo Ruiz y él me explica: "a nosotros nos han dicho que tú no eres evaluada, que no tienes papeles", y le dije: "no me pagues un peso, dame la oportunidad, que si tú me das la oportunidad, yo te voy a hacer lo que tú estás buscando, tú no vas a encontrar a nadie que te haga eso mejor que yo". Entonces yo empecé la novela como figurante especializado, me dieron una carta para poder trabajar en la Agencia, después conseguí el permiso de trabajo y terminé contratada con la categoría del personaje, que era un coprotagónico».

—¿Cuántos retos te ha impuesto el hecho de no ser graduada de la ENA o el ISA?

—Los «no» han sido muchos antes de poder llegar a la televisión, e incluso después. Cuando uno viene de un grupo de teatro como el de Humberto Rodríguez, que es un director muy estricto, siempre te va a decir la verdad, y él siempre me dijo: «este es tu camino». El actor trabaja con bomba, con sentimiento y con mucha verdad. Yo parto de la verdad en cada personaje que hago, y contra eso no puede ningún título.

Patricia y los asuntos pendientes

—Imagino que pasaste la mayor parte del rodaje conteniéndote, pues de Belissa a Patricia, hay un trecho...

—Patricia es un personaje al que yo le cogí un poco de miedo, porque está muy lejos de mi personalidad, de mi realidad, de mi manera de actuar... Patricia es una persona sentimental, en eso sí tiene que ver conmigo —a pesar de mi temperamento, yo soy sentimental—, también en que es sincera, no le gustan las injusticias, es buena amiga... en todo ese ámbito sí estamos bien, pero ella es una mujer que está siendo violentada psicológicamente, físicamente; de cierto modo es sumisa, entonces sí, rompió las cadenas y huyó de su esposo, pero pasó mucho tiempo bajo ese yugo, algo que Belissa no aguantaría en la vida. 

«Cuando yo empecé a leerme todo aquello, decía: caballero, ¿esta mujer no para de llorar? Claro, la novela no ha avanzado, esto empieza ahora. En la novela se van a ver circunstancias que le suceden a ella que a mí nunca me han pasado, que es producto de todo este maltrato psicológico que este hombre le había impuesto a Patricia, porque es el típico hombre que tú lo conociste y te enamoró, y salieron, y "qué linda tú estás", pero de buenas a primeras, ya "esa blusa no me gusta" y ya "esa saya está muy corta"; por ahí empezó a limitarla y llegó un momento en que ella se miró al espejo y dijo: esta no soy yo».

—¿Cómo conseguiste enamorarte del personaje?

—Traté de ver el lado positivo, lo que me aportaría a mí como actriz, pues estaba muy lejos de las cosas que yo había hecho. Yo dije: bueno, Patricia será como una voz para las mujeres de «tengo que romper con todo esto», porque sabemos que en el siglo que estamos aún existe el machismo, existen muchas mujeres que no alzan su voz y dicen: voy a romper con esta cadena, no puedo seguir con esta tortura de maltrato psicológico, que a veces es peor que el físico. Busqué por ahí y me fui enamorando.

—¿Qué tal te ha ido con el público?

—Tú sabes que el público cubano es muy expresivo. Hay muchas personas a las que sí les ha gustado verme en otra faceta, entonces he recibido comentarios muy lindos, pero también hay otros muy desagradables, me dicen que no pega la actriz con el personaje. Por ejemplo, en la calle una señora me dijo: «ay, mi'ja, qué linda, pero ¿cuándo te quitas los espejuelos y te pones los tacones?», y no, ni me quito los espejuelos, ni me pongo tacones.

Otras «vidas» de Belissa Cruz

—Cada personaje, digo yo, es como si vivieras una nueva vida. De los que te han tocado hasta ahora, ¿hay alguno que quieras especialmente?

—Sin discusión, Angélica para mí fue muy importante. Fue el que me dio a conocer, fue un personaje que yo trabajé de una manera muy crítica para mí, lo bordé, estuve todo el tiempo en función de que me quedara lo mejor posible, fue mi primer trabajo grande en televisión. Ese año me nominaron al Premio Caricato como mejor actriz. No me dieron el premio, pero la nominación ya para mí fue lo más grande y, realmente, fue un reconocimiento de que mi trabajo había estado bien. Entonces yo guardo ese personaje con mucho cariño.

—¿Prefieres los personajes negativos?

—Sí, las malas son lo que más me gusta y ahora voy a tener oportunidad. Tuve la suerte de que me llamara Heiking Hernández y el director de casting para una telenovela que se va a grabar próximamente. Está todavía en pre, se llama Renacer, no puedo adelantar mucho, pero me han dado por la vena del gusto. Estoy pasando un poco de trabajo para que no se parezca a otras, es mala desde que empieza, entonces eso hay que trabajarlo con mucho cuidado, pero estoy más que feliz.

—Del cine, ¿qué nos cuentas?

—Tuve un personaje muy pequeño en la película Últimos días en La Habana, con Fernando Pérez, quien me llamó para una participación especial, pero con él, lo que sea, y fue una experiencia muy linda, porque todo el tiempo me estuvo dando una atención como si fuera primera actriz de la película. Él es un dios del arte y un bello ser humano.

«Más recientemente, trabajé en una película que pusieron en este Festival de cine: Cuentos de un día más. Son seis cortos, el último lo dirigió Eduardo Eimil, se llamó «Gallo» y ahí compartí escena con Mario Guerra; nunca había trabajado con él y para mí fue lo más grande de la vida».

—Belissa, no podemos dejar de hablar sobre Vivir del cuento, mira que tienes a todos esos vecinos alborotados...

—Yo le agradezco mucho a Marlon Pijuán, que fue el que se comunicó conmigo y me dijo que me querían en Vivir del cuento para un personaje y, bueno, entre col y col, ya hemos hecho cuatro capítulos y yo súper feliz, porque para mí ese es el programa de más teleaudiencia de la Televisión Cubana, y a mí es el que más me gusta, donde uno se sienta y refresca y se divierte muchísimo. 

«Son muy buenos actores. Tú no eres capaz de imaginarte la concentración que hay que tener para trabajar con ellos, he tenido que cortar y todo, porque me muero de la risa, porque son muy simpáticos. Son una familia, se llevan bien; ahí todo está muy bien organizado, el equipo, maquillaje, vestuario, todo. Estoy muy feliz de participar en ese elenco». 

—Después de esa experiencia, ¿te ha llamado la atención incursionar en el humor?

—A mí el humor sí me gusta, pero es un género muy complicado. En este caso, mi personaje no está escrito con ningún matiz humorístico, la situación es la que es cómica, pero sí me gustaría hacer algo de humor, caracterizar un personaje.

—Además del humor, ¿alguna otra cosa que te gustaría mucho hacer?

—Me encantan las historias de época y eso es algo que quisiera hacer; si fuera en el cine, mejor. 

 

 

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