Primer título olímpico de Cuba cumple 120 años

Primer título olímpico de Cuba cumple 120 años
Fecha de publicación: 
14 Junio 2020
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Ramón Fonst es hoy el único deportista cubano con cuatro títulos bajo los cinco aros. La esgrima no fue el único deporte que le tributó alegrías a Ramón Fonst, también practicó boxeo francés, tiro deportivo y ciclismo.

El 14 de junio de 1900, el esgrimista Ramón Fonst conquista el primer título olímpico de Cuba, una foja que ya exhibe 78 coronas en el más regio escenario del deporte mundial.

Pero la primera vez nunca se olvida, y ese día, que pasó sin penas ni glorias en este país, marca el principio de la leyenda del mejor deportista cubano de la primera mitad del siglo XX.

Apenas 16 años tenía Fonst cuando se llevó el máximo pergamino de la espada individual en la justa estival de París 1900.

Cuando gané el campeonato olímpico contaba sólo 16 años, y a pesar de la franca y potente hostilidad de los jueces, que no sólo veían en mí a un extranjero, a un latinoamericano, a un intruso, sino a un muchacho que debía únicamente estar estudiando en liceo y no derrotando a ídolos consagrados, declaró poco antes de su muerte a la revista Bohemia.

La competencia fue tan concurrida que se hicieron 17 grupos eliminatorios, cada uno con no menos de seis esgrimistas, aunque además del cubano, no eran de Francia solamente un británico, un estadounidense, un argentino, un peruano, un belga, un iraní y dos italianos. Ninguna otra competencia de esgrima en esa cita estiva superó el centenar de concursantes.

Salvo el estadounidense, el peruano y un italiano, el resto avanzó a la segunda ronda, aunque de ahí únicamente salieron vivos Fonst y el argentino Francisco Camet, quienes igualmente accedieron a la tercera etapa, una final de todos contra todos en la que el nuestro y Louis Perreé, de Francia, finalizaron con cuatro éxitos y dos reveses.

Tras estos combates, el capitalino disputó el primer puesto con Perreé, luego de dejar en el camino a otros esgrimistas de la nación sede, lo cual le costó el doble por la abierta parcialidad de los árbitros.

La final comenzó con un Perrée agresivo, que pareció haber ganado al tocar el hombro de Fonst, pero el jurado dictaminó que estaba fuera del área objetivo. Entonces, sucedió lo contrario, pero nuevamente se consideró inválido. El galo finalmente hizo un ataque, pero el cubano lo evitó y contraatacó para tocarlo y ganar el evento.

También compitió al día siguiente en la lid que reunió a los cuatro mejores en la espada amateur y la espada para maestros, y ahí conquistó la presea de plata. Solamente fue superado precisamente por su entrenador, el francés Alber Ayat, quien se había coronado entre los masters, y en esta lid no permitió ni un toque en contra.

La historia de Fonst se agrandaría cuatro años más tarde, pero es tema para otra remembranza.

 

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