Otro fiasco del fútbol cubano
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A pocas semanas de fracasar en el intento de mantenerse en el primer nivel de la Liga de Naciones de la Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe (Concacaf), el fútbol cubano acaba de sumar un nuevo fiasco, tras caer 1-2 ante San Cristóbal y Nieves en el primer duelo de la eliminatoria con vistas a la Copa de Oro de este año.
Se trata de un equipo que se encuentra en el nivel C de la Concacaf, o sea, dos escalones por debajo del nuestro antes de empezar esta temporada, y que tampoco ha tenido buenos resultados en los últimos meses, incluidas goleadas.
Es más, sobre la cancha del Centro Técnico de Basseterre de se vio la gran diferencia de calidad entre uno y otro plantel, pero los juegos se ganan por goles, y ahí la distancia fue al revés, con un once capaz de finiquitar casi todo lo que tuvo, y otro incapaz de inquietar en serio a su oponente pese a tener el balón casi todo el tiempo.
Casi 70-30 terminó el porciento de la posesión a favor de la mayor de las Antillas, pero la desesperación jugó su papel, y con balonazos no se resolvía la situación. Nunca llegó el último pase para dejar a alguien con opciones reales de batir el arco rival.
Lo poco que se logró vino de los botines de nuestros atacantes más talentosos: Onel Hernández y Luis Javier Paradela, pero se vio un equipo partido.
Con qué poco se le puede hacer daño al equipo cubano. Es increíble para un plantel cuya mejor virtud durante este proceso era precisamente la defensa.
No sé si quisieron jugar a otra cosa, pero yo prefiero la fidelidad a una filosofía de juego, porque tampoco estamos hablando de futbolistas de elite mundial, que pueden adaptarse a diferentes esquemas tácticos. Si las cosas funcionan más o menos de una manera, no hay por qué improvisar.
Yo sé que se trataba de un rival en teoría bien inferior a los enfrentados con anterioridad, pero no se puede subestimar a nadie. Si quieres mandar a las tropas al ataque, espera al menos a ponerte por delante en el marcador, y así aprovecharás mejor los espacios que dejen en pos del empate.
Fue todo lo contrario. Sabedores de su superioridad técnica, los Leones del Caribe quisieron imponer respeto y dejaron muchas lagunas atrás, que pudieron costar más de una anotación.
Queda en la duda el posible penal sobre Paradela, única jugada en todo el partido que no se repitió ni una sola vez, pero que incluso de haber sido no justifica el pésimo encuentro firmado en Basseterre.
Resta por disputarse la vuelta en el indómito estadio Antonio Maceo, pero recordemos que allí mismo fuimos incapaces de vencer a Trinidad y Tobago, y ahora el empate tampoco nos sirve.
El proceso liderado por el técnico Yunielys Castillo pende de un hilo, y creo que incluso sacando el resultado en la vuelta tiene las horas contadas.
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