Mujeres cubanas resistiendo
especiales
Foto: tomada de cips.cu
Todavía no parece existir la investigación de cómo las cubanas hacen frente desde la cotidianidad a este presente que hoy vivimos.
Pero llegarán esas indagaciones y, probablemente, también obras literarias, cinematográficas… porque, una vez más, las mujeres enfrentan de una manera excepcional la contingencia socioeconómica que signa en la actualidad a esta Isla.
Foto: Jorge Luis Baños / IPS
Quizás fuera mejor decir que, como tendencia, no hemos dejado de afrontar y resistir; pero como ahora se tensan aún más las cuerdas de carencias y dificultades, entonces más las cubanas reinventan hoy su capacidad de ser resilientes, creativas, batalladoras.
Podría preguntarse por qué tal diferenciación entre cubanas y cubanos, si ambos por igual comparten los mismos rigores. Está claro que no existe una crisis para hombres y otra para mujeres, pero estas últimas continúan teniendo sobre sus hombros, por una larga tradición patriarcal que no se apaga, el peso de la satisfacción a las necesidades vitales dentro del hogar.
Foto: Internet
Continúan como realidades cotidianas la sobrecarga del trabajo doméstico y de cuidados, la violencia machista y otras formas de discriminación que «aun siendo anticonstitucionales, persisten», como indicara la ensayista Zaida Capote Cruz en el reciente Coloquio Internacional «Política y políticas en la historia y la cultura de las mujeres latinoamericanas y caribeñas», realizado en Casa de las Américas y organizado por el Programa de Estudios de la Mujer (PEM), de esa prestigiosa institución cultural.
«Vivir en Cuba es un acto de heroísmo cotidiano. Por eso, también, trabajar para mejorar esas condiciones de vida tiene que ser la brújula de la vida pública, de la política», afirmó, según reporte de Semlac, la ensayista en ese encuentro, donde subrayó que el persistente bloqueo estadounidense, con sus sanciones y medidas, también tributa a ampliar continuamente las brechas de desigualdad que aquí perviven.
Es así que basta hoy caminar calles, trillos o avenidas de cualquier lugar de Cuba para constatar que Ellas llevan las riendas de la sobrevivencia doméstica: discutiendo con el vendedor que cada vez pone precios más abusivos a los alimentos esenciales; preguntando aquí y allá quién tiene tal medicamento para la hija enferma; recorriendo a pie kilómetros para cambiar algo por culeros para el abuelo que padece incontinencia y ha quedado totalmente bajo sus cuidados.
Foto: Abel Padrón
Y además de tantas imprescindibles «misiones», no pocas veces es también víctima de la violencia de género, «fenómeno que lleva siglos de siglos, a partir de la concepción patriarcal, la que ha convertido esta violencia como normal, como parte de las relaciones de géneros, al punto que estamos acostumbrados a convivir con ella», como comentara la doctora Clotilde Proveyer Cervantes, Profesora titular del departamento de Sociología de la Universidad de La Habana, en el primer Encuentro Voces de Mujeres por la No Violencia de Género, realizado este abril en Santa Clara con la presencia del presidente Miguel Díaz-Canel.
Violencia de género: inadvertida por naturalizada
En el encuentro mencionado, que, según anunciaron, se multiplicará a nivel de base en todo el país a modo de debate nacional sobre la violencia de género, el mandatario cubano se refirió al gran acervo científico y vivencial desarrollado aquí en las últimas décadas para fomentar la igualdad plena de la mujer y enfrentar la violencia de género, incompatible con los principios de la Revolución Cubana, enfatizó.
Pero, insistió, «hay muchas manifestaciones de violencia en nuestra sociedad que no se reconocen, por eso debemos hacer más en este sentido».
Foto: tomada de matanceros.gob.cu
A propósito, la viceministra primera de Justicia, Rosabel Gamón Verde —además de informar sobre la creación de las Defensorías, para implementar articulados de la Constitución de la República, de los Códigos de las Familias y Procesos, y proteger a sectores poblacionales en situación de vulnerabilidad, como mujeres víctimas de violencia—, subrayó la necesidad de visibilizar, identificar las señales de esta violencia de género y trabajar en prevenirla para frenar su espiral, especialmente en las comunidades.
Se incrementan los empeños de todo tipo, los intentos de apoyo, mientras, a la par, las cubanas continúan luchando a brazo partido contra las dificultades cotidianas que, como las penas del clásico bolero de Sindo, «son tantas, que se atropellan, y como de matarme tratan, se agolpan unas a otras y por eso no me matan».
Comentarios
Rolando Cabrera
Añadir nuevo comentario