La historia, maestra de la vida, según Graziella Pogolotti
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La intelectual cubana Graziella Pogolotti afima que la historia puede constituirse en maestra de la vida, siempre y cuando los datos inconexos de la realidad cobren sentido inscritos en el devenir de un proceso complejo, revelador de esencias y articulado desde una perspectiva descolonizadora.
Por azares de la historia, conservamos en Cuba un número significativo de objetos relacionados con la vida de Napoleón Bonaparte, dice Pogolotti, autora del artículo Historia de un imperio, que hoy publica Juventud Rebelde.
De Napoleón, nacido en Córcega, de extracción humilde, relata su historia y opina que la conmoción social y política provocada por las guerras napoleónicas tuvo resonancias en el campo del arte y la literatura.
Partícipe de esas guerras, el novelista Stendhal sintetizó el desconcierto ante el sentido de la historia en el desamparo de Fabrizio del Dongo, protagonista de La cartuja de Parma, abandonado en la retaguardia de la batalla de Waterloo, comenta.
Subraya que según confesión propia, León Tolstói extrajo de la novela de Stendhal la reflexión que subyace en el trasfondo de Guerra y paz, el enorme mural que repleto de personajes, recorre media Europa y muestra la resistencia de la tierra rusa ante el invasor.
Con la perspectiva situada en este lado del Atlántico, Carpentier observa las repercusiones de la presencia de Bonaparte en el panorama mundial. En El reino de este mundo, Paulina Bonaparte despliega su sensualidad mientras las tropas francesas se esfuerzan en vano por sofocar la insurrección haitiana. Luego, en El siglo de las luces se adentra en la médula del asunto, refiere Pogolotti.
En estos días, algunos han evocado el bicentenario de la muerte de Napoleón en Santa Elena. Valdría la pena recordar también que estamos cumpliendo siglo y medio de la Comuna de París, cuando el pueblo de la capital francesa quiso tomar el cielo por asalto, expresa la escritora.
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