La frustración de Juan Miguel

¡Qué duro es saber que tienes la capacidad de hacer algo y en la práctica no lo logras! Esa impotencia la sintió toda Cuba hoy con el saltador Juan Miguel Echevarría, que se quedó a un pasito de ser campeón olímpico.

Comenzó la competencia como se esperaba, con un buen salto de ocho metros y 41 centímetros en su tercer viaje al cajón, una marca que ya lo aseguraba en el podio de premiaciones.

Sin embargo, luego de completar su cuarto intento, comenzó a sentir molestias en su muslo derecho, el que apoya para despegar del suelo, y decidió renunciar al siguiente salto.

Aprovechó el tiempo para darse masajes, descansar y esperar por sus rivales, a ver si alguien llegaba hasta su marca, y en la última ronda el griego Miltiadis Tentoglou consiguió su mismo resultado.

Así las cosas, el camagüeyano pasaba al segundo puesto, porque el europeo exhibía un mejor segundo salto, aunque el registro era fácilmente accesible para él, apenas 8,15 metros.

En circunstancias normales, Juan Miguel salta por encima de esa cota con comodidad, y eso le hubiera reportado la presea dorada, pero a pesar de que lo intentó no pudo ni siquiera completar la carrera.

Se le vio sufriendo en cada zancada mientras se acercaba a la línea de despegue y en definitiva no pudo hacer válido su último intento. Es bien duro perder la presea dorada así, sin posibilidades de competir.

Prácticamente lo mismo le sucedió a su compatriota Maikel Massó, pero en este caso el bronce es un excelente resultado, pues no estaba contemplado entre los medallistas.

No era el caso de Juan Miguel, que a pesar de estrenarse en citas bajo los cinco aros tenía potencialidades para coronarse, como lo demostró desde la clasificatoria. Con ese brinco de 8,50 en la jornada previa hubiera tocado la gloria olímpica, pero lastimosamente la lesión se le interpuso.

Por supuesto, es muy joven y tendrá la oportunidad de competir en otros Juegos Olímpicos, pero la frustración de esta jornada nunca se le olvidará.