La democracia en Estados Unidos corre peligro, advierte Coppola
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Francis Ford Coppola. Foto ANSA
Ochenta y cinco años, seis Oscar, dos Palmas de Oro y todavía muchas ganas de hacer.
Estos son solo algunos de los números de Francis Ford Coppola que presentó en Cinecittà "Megalópolis", en la preapertura del Festival de Cine de Roma y de "Alicia en la ciudad" en los cines a partir del 16 de octubre.
Una oportunidad para que el director de 'El Padrino' y 'Apocalypse Now' hable de política, cine, aprendizaje, juventud, arte, negocios y mucho más.
El primer error es no considerar que el cine es arte, pero también negocio.
En cuanto a este último, existe una fórmula predefinida, como la de la Coca Cola, una fórmula adictiva, amada por los que financian las películas y nunca quieren correr riesgos, explica el director de origen italiano.
"Yo quería que mi Megalópolis fuera diferente, quería que tuviera un final esperanzador. Incluso Apocalypse Now cuando se estrenó fue amada y odiada, pero a pesar de ello después de tantos años todavía hay gente que va a verla", dice, refiriéndose a la fría acogida al film de la película en Estados Unidos.
También habla de política: "Hoy en día, la democracia en Estados Unidos está en grave peligro. Haría falta un genio como Pico Della Mirandola para resolverlo todo. Sin embargo, no entiendo por qué en Italia saben hacerlo todo bien, coches, barcos y helicópteros, excepto crear un gobierno que funcione".
Y vuelve a Estados Unidos: «No me interesa hacia dónde va, pero me preocupa el mundo. Siempre pienso en un mundo, el concepto de países es antiguo, somos una familia. Cuando ya no haya países, "espero que se preserven las diferentes culturas".
Habla de la importancia del aprendizaje: "Cuando rodé Megalópolis utilicé a treinta jóvenes directores, italianos, suecos, chinos, treinta fantásticos aprendices. Como ocurre en las grandes cocinas, todos trabajaron duro, escuché sus ideas y al mismo tiempo les transmití mis conocimientos".
¿Lo más importante? "Sin duda, mis hijos, mi familia. Tengo una hija como Sofía que es una gran directora, un sobrino como Nicolas Cage y de nuevo un hijo como Roman, un gran director y actor, ¿qué más puedo pedir?".
Sobre los grandes cambios de este tiempo, subraya: "Todas las grandes instituciones nacen y mueren, es inevitable. Ahora creo que el periodismo y los estudios están muriendo, espero que ambos encuentren otro camino, una forma de sobrevivir de otra forma".
Los recuerdos de Coppola son muchos: "Me emociona volver a la patria de mis antepasados de Lucania. Entre los recuerdos más fuertes está cuando Nino Rota me hizo escuchar el tema del padrino en un aeropuerto, pero también me emociona recordar a Francesco Rosi, Mario Monicelli, Michelangelo Antonioni y Lina Wertmuller".
"Y además, añade polémicamente, los actores italianos son fantásticos, no puedo decir lo mismo de los estadounidenses que siempre quieren que compartamos su dolor".
¿El mayor dolor? Obviamente la pérdida de un hijo, pero también sufro por el hecho de que no dejemos a los jóvenes directores el cine que nos hubiera gustado".
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