JOVEN Y ARTISTA: «Yo saco a pasear a mis personajes»
especiales
Foto: Stanislav Solovski
Víctor Cruz es uno de los más talentosos actores de su generación (que es una generación de actores muy talentosos). El teatro y la televisión son ahora mismo epicentros de su labor creativa. Lo entrevistamos, en sucesión rapidísima de preguntas y respuestas, para esta serie dedicada a los más jóvenes artistas cubanos.
—¿Qué sientes un minuto antes de salir al escenario?
—Nervios, por supuesto... Pero una vez que empieza la función, todo se transforma.
—¿Te han traicionado los nervios? ¿Cómo lidiar con ellos?
—Hasta ahora no.
—¿Por qué haces teatro?
—El teatro me hace sentir vivo, activo, despierto… Es sin dudas mi mayor escuela.
—¿Crees que un actor necesita hacer teatro? ¿Por qué?
—Necesidad como tal no creo, pero el que no lo haga se priva de algo inigualable en la actuación.
—¿Qué te gusta y qué no de hacer televisión, audiovisuales?
—Mientras sea actuación, trabajo en cualquier medio.
—¿Qué diferencia actuar en un escenario de actuar frente a una cámara?
—El escenario te exige un plus físico, vocal, mientras para las cámaras debemos reducir a un mínimo esfuerzo cualquier reacción. Son las dos caras de una moneda.
—¿Qué se necesita para ser un actor?
—Experiencias, disciplina y constancia.
—¿En qué medidas tenías eso que se necesita naturalmente? ¿Cuánto tuviste que construir?
—Poseía mis cortas experiencias hasta donde podía, creo que eran suficientes para un niño que recién comenzaba a vivir; pero la disciplina y la constancia en el trabajo fueron para mí como activar un botón, sabía que sin ello no se lograba mucho.
—¿Qué enseña la escuela? ¿Qué no enseña?
—La escuela te enseña un método, te da una guía, unos caminos de búsqueda; pero no enseña a vivir, ni a experimentar, ni a seguir buscando…
—Hay quien dice que el actor tiene que ser un «instrumento» del director... ¿Qué crees?
—Creo que sí, hasta cierto punto.
—¿Confías en la intuición?
—Muchísimo.
— Cuando construyes un personaje, ¿intentas que se parezca a ti o tratas tú de parecerte al personaje?
—Yo me convierto en él.
—¿Ensayas frente al espejo?
—No, nunca.
—¿Te llevas al personaje para tu casa?
—Por supuesto. Y lo saco a pasear.
—¿Te gusta verte actuar? ¿Te gusta ver los audiovisuales donde has actuado?
—Sí, me gusta verme actuando; de hecho, veo todos los audiovisuales que hago.
—¿Se te ha olvidado un texto? ¿Qué hacer si eso pasa?
—Sí, un par de veces me he quedado en blanco. Pero cuando esto ocurre, simplemente escucho y el texto solo regresa.
—¿Eres fiel al texto? ¿Te gusta improvisar?
—Sí, soy fiel a los textos. No es que me guste mucho improvisar, pero me lo permito de cuando en cuando.
—¿Qué hacer si no hay química con algún actor del elenco?
—Olvidar que es un actor, y verlo desde el punto de vista de su personaje.
—¿Cuál es tu género preferido?
—Para interpretar prefiero el género dramático; como espectador prefiero la comedia.
—¿Cuánto ayuda el vestuario en una obra?
—Es muy importante. Tiene gran porcentaje de responsabilidad a la hora de recrear lo visual, y para los actores implica una especie de campo de fuerza; una vez dentro, todo se transforma.
—¿Qué implica actuar desvestido? ¿Cómo asumes el desnudo?
—En Equus, que ha sido mi única experiencia en el desnudo escénico, era algo necesario al nivel de puesta, y digo necesario para no decir obligatorio, por lo que desde el momento que me propusieron la obra me tuve que ir adaptando a la idea. Yo lo asumí con naturalidad, en realidad no tenía ni tengo nada que esconder.
—¿Qué implica interpretar a una mujer?
—En el caso de Karim (Las amargas lágrimas de Petra von Kant, Teatro El Público) tuve que aprender a hallar de una mujer desde su actitud física, su tono de voz, esa esencia femenina, su nivel de análisis y de comprensión, hasta su capacidad de pensamiento; incluso a cómo dominar unos tacones muy altos. Esto implicó muchas horas de ensayo y adaptación.
—¿Cómo asumes tu cuota de popularidad?
—Pues bien, bienvenida sea, lo importante es saber que sigo siendo el mismo de siempre… y eso nunca lo olvido.
—¿Cuál de los grandes personajes de la escena te gustaría interpretar?
—Ricardo III, de Shakespeare.
—¿Te gusta el proceso de montaje?
—Sí, lo disfruto mucho.
—¿Cuándo y cómo sabes si una obra va a funcionar o no?
—Eso nunca se sabe hasta que se pone, del público depende del éxito de una obra; pero en el caso de las que he hecho confiaba en los directores y en el equipo y sabía que gustarían.
—¿Tienes actores de referencia? ¿Pretendes imitarlos o emularlos?
—Sí, hay actores que me inspiran y por ellos me guío para crear mis bases y sacar mis conclusiones.
—¿Piensas en el público cuando actúas?
—No, nunca.
—¿Qué sientes cuando acaba la obra, justo antes de que empiecen los aplausos?
—Paz.
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