El mito Maradona: a cinco años de su muerte
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Este 25 de noviembre se cumplen cinco años de la muerte de Diego Armando Maradona, uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos.
El niño pobre que nació en Villa Fiorito, el hijo de Diego y doña Tota que puso el mundo a sus pies pasó a la inmortalidad. Diego o sencillamente Maradona, se elevó a la condición de mito mucho antes que su muerte.
Desde su irrupción en Argentinos Juniors mostró su calidad de genio. Incluso, estuvo a punto de coronarse campeón mundial en la cita organizada por su país en 1978, pero César Luis Menotti decidió no apresurarlo. Un año después se redimió en el mundial juvenil de Japón.
El mundial de México en 1986 bastaría para inmortalizarlo. Maradona fue la gran figura del mundial y le regaló la segunda copa del mundo a su país. Los dos goles en cuartos de final ante Inglaterra pasarían a la historia como la redención de Argentina ante la invasión a las Malvinas, ocurrida unos años antes.
La mítica Mano de Dios, y el mejor gol en la historia de los mundiales, para muchos entendidos, se mantienen en la retina de los que pudieron grabar aquellos momentos trascendentales en la historia del torneo.
La segunda Copa Mundial de Argentina tuvo un nombre propio: Diego Armando Maradona. Cuatro años después llevaría a Argentina a otra final mundial aunque no la pudo ganar.
En 1994 se retiró del mundial de Estados Unidos debido al dopaje, y quedó una última imagen triste. Aunque Diego regresaría al banquillo albiceleste en Sudáfrica 2010 y llegó hasta cuartos de final.
El Dios de Nápoles y de la gente
Militó en clubes importantes, pero ninguno como Nápoles. Allí se elevó a la categoría de Dios. Por eso, el estadio de San Paolo fue rebautizado con su nombre y su presencia es perenne en la ciudad italiana.
Con el club del sur de Italia ganó dos Serie A (1987 y 1990) y una Copa UEFA, el único título internacional de la institución, además de una Copa de Italia.
En 1987 ganó el doblete de Scudetto y Copa que solo habían conseguido tres gigantes de Italia como Torino, Juventus e Inter. Siete años le bastaron para marcar la historia del club como el futbolista más grande que ha pisado un terreno napolitano.
Aunque a Diego lo idolatran en Boca, Barcelona, Sevilla y en el mundo entero porque con Maradona no había medias tintas: o lo amas o lo odias.
Siempre al lado de los humildes
Diego siempre estuvo al lado de los humildes. Quizás por eso también pasó a la eternidad como el Diego de la gente.
Mantuvo una fuerte amistad con líderes progresistas de América Latina. Fidel Castro fue su gran amigo, y Cuba lo arropó cuando más lo necesitó. Por eso la imagen de Fidel estaba tatuada en su pierna. Quiso la historia que murieran ambos un mismo día: el 25 de noviembre con cuatro años de diferencia.
El mito Maradona partió temprano con solo 60 años, pero nos queda su pasión por la pelota, porque "la pelota no se mancha". Nos queda su compromiso social. Y no importa que pasen cinco, diez o cien años: el mito Maradona trascenderá al tiempo.












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