Japón y Cuba, reyes de Asia en el Clásico Mundial de Béisbol
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Japón y Cuba lograron sus objetivos en suelo asiático: abrirse espacio en el cuadro semifinalista del Clásico Mundial y, de paso, conservar hoy los sueños de alzar el trofeo más codiciado del béisbol entre naciones.
Los planteles, punteros en la edición fundacional en 2006, protagonizaron momentos muy diferentes, pues los nipones transitaron la ruta hacia Miami sin la sombra del revés, mientras los caribeños debieron sacar el extra de los grandes en varios momentos.
De la mano del fenómeno Shohei Ohtani, brillante en el box y el «home plate», la selección del manager Hideki Kuriyama hilvanó cinco éxitos en líneas sobre China, República Checa, Corea del Sur, Australia e Italia, este último en cuartos de final para certificar los billetes de viaje.
Además del considerado mejor jugador del planeta, Ohtani, destacaron los bateadores Masataka Yoshida, Lars Nootbaar, Kazuma Okamoto y Kensuke Kondoh; sin obviar a los pitchers Yu Darvish, Yoshinobu Yamamoto y Roki Sasaki.
Con poco margen a las dudas, Japón ratificó su condición de favorito camino al tramo de cierre del torneo, máxime si se tiene en cuenta la eliminación de República Dominicana y los altibajos de Estados Unidos.
Cuba, en tanto, arrancó la justa a puro traspiés frente a Países Bajos e Italia. Sin embargo, el mentor Armando Johnson y sus pupilos renacieron cual ave Fénix al doblegar a Panamá y Taipéi de China; liderar la llave A y conseguir el puesto a costa de Australia.
Alfredo Despaigne, Yoan Moncada, Yadir Drake y Yadil Mujica cumplieron con el madero, al tiempo que los lanzadores Yariel Rodríguez y Miguel Romero fueron importantes en el regreso de la isla entre los cuatros grandes, tras 17 años de ausencia y no pocos sinsabores.
Ahora, los japoneses esperan por el ganador del tope México-Puerto Rico y los cubanos enfrentarán al plantel que celebre entre Estados Unidos-Venezuela, dos poderosos que se eliminarán antes de acceder a la antesala de la disputa de la corona.
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