DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Primeras zancadas de Figuerola en la gran fiesta americana
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El implacable, el que pasó había impuesto la despedida del deporte activo al camagüeyano Rafael Fortún, tricampeón de la velocidad en los Centrocaribes y el más veloz en los Panamericanos iniciales de Buenos Aires 1951, vencedor primero de una sociedad injusta que desgarraba a los de abajo como él todos los días. Su relevo había llegado recién desde Santiago de Cuba: Enrique Figuerola Camué, pese a que el incremento de la maldad se había incrementado en Cuba, pero la esperanza del cambio necesario latía con fuerza. Llegaría y no solo a la cultura física.
Enrique, sin estar plenamente librado de los obstáculos de su antecesor, había demostrado la valía en competencias nacionales. Y cuando el pueblo llegó al poder, se abrieron las puertas al corredor novato como a todos los explotados y discriminados del país. Aunque siempre la perversidad se aferra al marco o joroba en los caminos, al alimentar los rezagos o en el alza de nuevos obstáculos, en muchas ocasiones desde la sombra. Por lo pronto, el prometedor corredor termina tercero, con 10. 5, en la tercera edición de los Panamericanos, acogida por Chicago en 1959. Queda solo por debajo del estadounidense Ray Norton y el trinitario Michel Agostini con 10. 3 y 10.4 respectivamente.
Su primera batalla olímpica, Roma 1960, cuarto puesto: 10.3. Competencia dominada con 10.2 por el supertécnico alemán Armin Hary, primer humano que logró 10 segundos exactos en la prueba reina. El Fígaro, como ya comienzan a decirle, triunfa en la lid del continente americano de Sao Paulo 1963 en los 100 llanos: 10.3.
XVIII Juegos. Tokio 1964. Medallista plateado, únicamente superado por el huracán Bob Hayes (Usa): 10 segundos por 10.2. En Ciudad de México, teatro del XIX magno certamen en 1968, obtiene otra presea de esa categoría al ser el cerrador del relevo corto, integrado también por Hermes Ramírez, Juan Morales y Pablo Montes, convertidos en los primeros recordistas cubanos del orbe cuando, en la semifinal, les cronometraron 38.6 y lanzaron a los norteamericanos al segundo puesto. En la misma fase, quince minutos después, con 38.5, los jamaicanos quebraron el registro. En la final, los de la Mayor de las Antillas ocuparon la segunda plaza con 38.40. Los de Estados Unidos conquistaron el cetro del certamen y la plusmarca del planeta: 38.24. Terceros, los franceses: 38.43.
Por su significación, voy a los Centrocaribes de San Juan 1966: El protagonista de estas líneas se corona en la distancia más corta al lograr 10.2, y asciende al peldaño de bronce en de los 200 al correrlos en 21.5, y en el relevo: 40.6.
Medallista dorado desde antes al formar parte de la Delegación de la Dignidad, vencedora de la sucia ofensiva yanqui que intentó no dejarnos actuar en esa justa. También es puñetazo noqueador de los escépticos que lo golpearon con duras críticas y hasta lo juzgaron acabado al fracasar en el clásico de este tipo efectuado en 1962. Quiero acotar que Figuerola en una ocasión igualó la marca mundial de los 100 al correrlos en 10 segundos. Al despedirse del atletismo activo, no lo abandonó: entrenador y funcionario dignos y, en la actualidad, miembro de la rama deportiva de la Unión de Historiadores de Cuba.
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Carlos de New York City
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