De abuela a nieto: «cada generación tiene su propio Girón» (+ Fotos)
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Foto: Cortesía del entrevistado. Tomada de su perfil personal de la red social Facebook.
La Habana entraba en la primera fase de recuperación el pasado 3 de julio. De modo general por esa fecha se contabilizaban por los indicadores sanitarios ciertos avances, incluso más notorios en el resto del país incluido el municipio especial Isla de la Juventud, con excepción de Matanzas, que ya transitaba hacia la segunda etapa.
Progresivamente, por la baja o nula cifra de pacientes positivos, casos sospechosos o contactos de casos confirmados varios centros del país que destinaron sus funciones hacia el enfrentamiento contra la Covid-19 tras un exhaustivo trabajo de higienización retomaron sus labores. Pero otros nunca lograron retornar a su normalidad, principalmente en la capital.
Aunque no fuera para nada un modelo atípico, pues en varios lugares a nivel mundial se han percibido rebrotes de la enfermedad, muchos en Cuba no pensaron el presente se mostrara con repuntes del pasado. Más, dado por la compleja situación que experimentara La Habana, el virus cobrara alguna fuerza en la zona occidental y central de la isla.
Rogelio Carmenate, joven holguinero de 28 años graduado de la Facultad de Comunicación Visual del Instituto Superior de Diseño (ISDi) comentó en entrevista exclusiva a CubaSí, desde su experiencia actual como voluntario al enfrentamiento contra la pandemia en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) que hay días en que llega a atender hasta a 50 pacientes a la vez.
Con más de seis meses de extenso y arduo trabajo a nivel de país para controlar el número de casos positivos, la tasa de fallecidos, y por tanto la calidad de vida de los cubanos, Carmenate nos explica aún existen personas que no entienden su estadía en ese centro de aislamiento, la necesidad de compartir un mismo apartamento con otros pacientes, entre otras particularidades.
No obstante, sí ha trabajado con otros que comprenden la situación y se muestran cooperativos, receptivos e incluso agradecidos. De todas formas, cree que desde la comunicación y el diseño queda mucho por hacer para mitigar situaciones de tipo incompresibles por parte de la población cubana y así poder superar entre todos esta compleja etapa que vive hoy la capital.
La experiencia en la UCI de quien o quienes no estudiaran informática
Rogelio lleva más de una semana conviviendo en un apartamento con Waldo, estudiante del Colegio San Gerónimo; Melissa, de la Universidad de La Habana y Claudia, del Instituto Superior de Relaciones Internacionales. Todos de forma voluntaria atienden a contactos de casos confirmados y sospechosos en la manzana 25 de la UCI, en específico el edificio número 107.
Carmenate confesó a CubaSí que ver partir en una ambulancia a su primer paciente diagnosticado con la enfermedad va a ser una imagen difícil de olvidar. “Como si el universo estuviera conspirando. Era una tarde gris de esas en que llueve. La máscara facial estaba empañada por mi respiración, en fin, será algo que recodaré por un buen tiempo”.
Este joven diseñador nos explicó que nunca está de más tomar cuantas medidas de protección e higiene se puedan por el riesgo que corren, aunque a veces el tiempo de trabajo atente contra ello. “Hace unas noches terminé de ubicar a un paciente en su dormitorio cerca de las cuatro de la madrugada, apenas dormí, dos horas después les estaba dando el desayuno”, señaló.
“Es normal para nosotros convivir con ese miedo natural que cualquiera pudiera experimentar al pensar haberse contagiado. Por ello, bromeamos, para hacer un poco más agradable la estadía aquí, al decir que estamos asintomáticos hasta que la prueba PCR demuestre lo contrario, empero, siempre nos mantenemos cautelosos para cuidarnos entre todos”, resaltó.
La voluntad de todo joven cubano de ser protagonista de esta tarea
A pesar de todo peligro y sacrifico, Rogelio no se arrepiente de dar su paso al frente en estos momentos de crisis sanitaria. “Tengo de ejemplo mi tío que es médico y ha cumplido varias misiones internacionalistas, mi papá que luchó en Angola y mi abuela que fue alfabetizadora. Ella fue la primera en decirme que cada generación tiene su Girón y este le corresponde a la mía”.
“Siempre que existan proyectos tan nobles como este, existirá la voluntad de jóvenes cubanos de ser sus protagonistas”, y agregó que “los frutos que se cosechan hoy son gracias a la genialidad de Fidel Castro y su visión futurista en la medicina, como lo es el candidato vacunal Soberana 01 que nos provee de una independencia estratégica para el desarrollo de todos nosotros como sociedad”.
Antes de incorporarse como voluntario en ese centro de aislamiento, Rogelio como diseñador que es, colaboró de conjunto con la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales en campañas contra la Covid-19 y a favor del aislamiento social, entre ellos destacan carteles, spots para la televisión, diseños de identidad y otros soportes para su uso en las redes sociales.
Todavía restan dos semanas para que este joven cubano finalice su labor en la UCI. Antes de concluir esta entrevista dijo que como mismo historias de compañeros y conocidos de la universidad fueron motivo de su inspiración, espera que la suya sea guía de ejemplo para que otros se involucren en esta misión de todos como nación contra el virus SARS-CoV-2.
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