Curiosidades deportivas a ritmo de música

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Curiosidades deportivas a ritmo de música
Fecha de publicación: 
7 Marzo 2025
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El bandoneón acompaña cantos para celebrar los triunfos. Vengan a escucharlos. Adiós, muchachos, compañeros de mi vida se convirtió en las lides atléticas de los gauchos en Adiós, muchachos, compañeros de carreras, gracias a los maratonistas Juan Zabala y Delfo Cabrera. 

De mis ascendientes mexicanos me llega un canto para abrir la puerta de las “curiosidades musculares”. Arile con matarile, / arile de aquel que fue/ a darle agua a su caballo/ y se le murió de sed. Me atrevo: Arile con matarile/ arile de quien montó/sobre ese mismo caballo/ y el caballo lo tumbó.
 
El historiador cubano José Elías Bermúdez Brito nos obsequia la primera anécdota con tanto de risa menos para los seres humanos protagonistas. El sueco Sven Thofelf se dispone a contender en el pentatlón moderno de Los Ángeles 1932. Condiciones tiene, pero le ha tocado un caballo flaco que contrasta con la corpulencia del jinete. Ya lo monta. Intenta moverlo. Fracasa. El jamelgo se desembaraza de él. Trata dos veces más. En ambas ocasiones cae al suelo y al puesto 16.
 
Un momento, otro tristón anda arrastrando los pies por el fracaso: a Heredia, representante de Portugal en la prueba, el sorteo le proporcionó un caballo enorme, de gran estampa. La alegría se le convierte en frustración: es tan brioso su potro que lo lanzó en tres oportunidades al piso. Debió despedirse de la lid muy adolorido.
   
Oigan a los Muñequitos de Matanzas: no puede faltar el guaguancó. Lo último:/ a que ustedes no han leído/ Los muñequitos del sábado, / Anita, la huerfanita... Me atrevo:Huerfanita del cetro dorado/ Jane Saville, sí señor, / a pocos pasos se equivocó, / y yo lloro con ella, / y yo sufro con ella, sí señor.
 
Así fue, así pasó. La marchista australiana Jane Saville está a punto de imponerse en los 20 kilómetros de marcha en Sydney 2000, cuando le saca más de 60 metros a su más tenaz perseguidora, la china Wang Liping, con la meta cercana. La cruza... ¡Ay, la emoción la traiciona: corre! Se queda sin medalla. Al menos, cuatro años después obtiene el galardón de bronce en Atenas, aunque nunca olvidó aquel chasco.

Suena el bandoneón. Y ese tango apretando la vida: me duele mucho en vísperas de escribir sobre Pascualito... sé del beso que se compra/ sé del beso que se da/ del amigo que es amigo/ siempre cuando le convenga/ y sé que con mucha plata/ uno vale mucho más…y siento que quien lo canta no es Gardel sino la propia estrella del pugilismo quien lo vivió y lo murió.
   
Entonces digo: Pascual Pérez media menos de cinco pies, pero era un titán en su peso. A lo tanguero: Era un dios entre las cuerdas, / con punch de coloso, / el mosca mejor del mundo. De manager, su mujer/ la corte de alabarderos, /gente con disfraz de amigo, / la canción como vos ves. / Muy temprano se nos fue, / huésped de tanto castigo.

Titular olímpico en los XV Juegos, coronado entre los profesionales ds esa división el 26 de diciembre de 1954. Nueve defensas exitosas del trono. El 16-4-60 lo perdió frente al tailandés Pone Kingpeth. No lo recuperó el 11-9 de ese año al ser noqueado por éste. Pues a servir de peldaño y acumular mayor castigo. Fallece el 22 de enero de 1977 en Buenos Aires a los 50 años de edad. Fallas renales y hepáticas le llevaron la existencia, causadas por tantos golpes. recibidos.  Arruinado, la familia carece de recursos ni para pagar los 3000 pesos de las pompas fúnebres. Se recogió entre sus allegados.
 
Su compatriota Delfo Cabrera, el maratonista dorado de Londres 1948, señaló junto al ataúd de su compañero de delegación en Inglaterra: “Fue un muchacho bueno que perdió su última pelea con la vida. Espero que sepa perdonar a aquellos que lo engañaron y lo traicionaron”.

El bandoneón acompaña cantos para celebrar los triunfos. Vengan a escucharlos. Adiós, muchachos, compañeros de mi vida se convirtió en las lides atléticas de los gauchos en Adiós, muchachos, compañeros de carreras, gracias a los maratonistas Juan Zabala y Delfo Cabrera. El primero, maestro de primaria de escasos recursos, sin tener gran apoyo oficial, y pese al atraso técnico y las mordidas de la soledad, se impuso en Los Ángeles 1932. Doce años después, Delfo Cabrera ganó en la llamada Olimpiada de la Austeridad o del Hambre. En esa especialidad, el belga Etienne Gailly se creía victorioso al entrar primero en el estadio. Acelera, es la vuelta decisiva. Esfuerzo en vano. Penetran Delfo y el inglés Tom Richards. El de Bélgica lo intenta... Ni hablar. Agotadísimo debe contentarse con el tercer peldaño. Uno y dos, el gaucho y el británico. Cabrera campeonó también en los Primeros Panamericanos escenificados en la capital de su patria en 1951 donde fue el abanderado. Tuvo fuerzas para actuar en Helsinki 1952: allí finalizó en el sexto lugar mientras su coterráneo Reinaldo Gorno lograba el subtítulo.

Del poema Abandonada de Agustín Acosta, conducido a un bolero-son con música de Manuel Romero, interpretado por Panchito Riset, escojo las dos líneas finales para abordar la persistencia de un atleta: Amor, no llegues demasiado tarde/ a quien se siente demasiado solo. Para un deportista una medalla de oro significa un ensueño de amor alcanzado. Y si el premio es olímpico, imagínense. Cito dos casos, no son los únicos: la judoca japonesa Ryoko Tani (apellidada de soltera Tamura) y el luchador greco húngaro Imre Polyak.

Ryoko es muy joven, pero su técnica y su coraje le ganaron contender en los 48 kilos de Barcelona 1992. Las rivales chocan con la roca de su calidad. Hasta la final no para. Ante ella, otro peñasco: la francesa Cécile Nowak. La nipona no la puede devastar. Pese a obtener el subtítulo quería más. Espera subir a lo más alto del podio dentro de cuatro años. No se queda en el anhelo. Gran entrega en las prácticas y los torneos.

Hacia Sydney. Ya es finalista. Contrincante: la coreana del norte Kye Sun Hui. Se repite la triste película para la Tamura. No se amilana: esfuerzo superior. Y en el 2000 consigue dorar sus ansias. Ahí no se queda: la misma dicha en Atenas 2004. Va por su tercera corona en Beijing 2008, mas allí es eliminada por la futura as de la categoría; la rumana Alina Alexandra Dimitru. Para muchos es la mejor judoca de todos los tiempos. Al menos, nadie en su etapa conquistó brillo superior.

Del luchador Polyak no es exagerado decir que es un gran campeón de la voluntad. El hombre plateado de la división pluma en las grandes fiestas de Helsinki 1952, Melbourne 1956 y Roma 1960, tenía varios funcionarios en contra con respecto a su inclusión en la delegación magyar asistente a Tokio 1964. Lo veían, cuando más, en un eterno segundo. Con los hechos sobre el colchón logró su sitio en la representación húngara. Y en la edición 32, en su cuarta participación en la lid deportiva suprema, cuando contaba 32 años de edad, ¡Imre Polyak, as olímpico! Esta gloria del deporte falleció el 15 de noviembre de 2010 en su país natal.

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