ARCHIVOS PARLANCHINES: ¿Quién fue Carmelina la del refrán?

ARCHIVOS PARLANCHINES: ¿Quién fue Carmelina la del refrán?
Fecha de publicación: 
10 Noviembre 2023
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Carmelina Arechabala tuvo una intensa vida social.

El refrán “oye, espabílate, tú solo quieres vivir como Carmelina” está tan apegado a nuestras tradiciones y costumbres que muchos aseguran que sin él nuestro gentilicio se vería en serios aprietos como sucede con otras locuciones como “voló como Matías Pérez”, “a ese no lo cura ni el Médico Chino” y “hombre, ¡eso no lo consigue ni Mazzantini el torero!”.

De forma especial, el refrán de la tal Carmelina se refiere a un tipo de personaje, masculino o femenino, que representaba al clásico «arrecostao»: nunca trabaja, no coge lucha con nada, y siempre tiene a alguien que lo apoye o lo mantenga a lo grande.

Aunque, bueno es aclararlo, también devino arma mortífera en boca de la madre que recrimina a la hija no dada a los deberes hogareños; del marido molesto con su mujer holgazana; de la suegra que arrincona a su nuera, jovencita y floja; y del envidioso que odia a su vecina, pues esta viste bien y tiene muchos lujos…

Claro, no todos sabían entonces que este llamado de atención, hijo bastardo del imaginario popular y transmitido de generación en generación en toda la Isla, tenía unas raíces históricas sorprendentes e imposibles de negar.

¿Quién fue realmente Carmelina?


La Arrechabala es una fuerte candidata a ser la del refrán.

El origen del refrán sobre Carmelina ha sido objeto de muchos debates en los últimos años, aunque la mayoría de los expertos están de acuerdo en que, al menos, dos damas pueden haber sido las fuentes inspiradoras.

La primera de ella es la cardenense Carmelina Arechabala, quien luego de casarse en Madrid con el doctor cardenense Miguel Ángel de Arechabala y Torrontegui, y de tener varios hijos, quedó viuda sorpresivamente en 1946 y heredó una de las más grandes fortunas de la Cuba de esa época, la cual le permitió competir con las primeras damas, esposas o amantes de políticos renombrados e hijas de opulentos magnates.

La doña era la nieta de José Arechabala y Aldama, emigrante vasco que fundó en 1878 en Cuba un alambique con el nombre de La Vizcaya, el cual se transformó en la década del veinte del siglo anterior en Cárdenas en la poderosa Compañía José Arechabala S. A.

Este imperio industrial, sólo superado por Bacardí, contaba con una destilería de rones y aguardientes, que llegó a producir el famoso ron Havana Club, emblema nacional, una terminal marítima de embarque con líneas ferroviarias y de cabotaje, una refinería de azúcar, plantas de mieles y hasta una fábrica de confituras.

Cuando jovencita Carmelina se dio la gran vida de princesa en pueblo chiquito, llena de joyas, vestidos caros, fiestas fastuosas y compras excéntricos, y ya casada, se le veía ir y venir desde la casa señorial de la familia en Cárdenas a los arenales de Varadero y la España de sus abuelos.

Por ello, no resulta extraño que se transformara en una utopía de opulencia y comodidad para la mayoría de las personas, en una aspiración idílica de escapar de las penurias de la existencia cotidiana.

Y allí mismo surgió aquello de «Vivir como Carmelina», un dicho que desde el occidente emigró a toda el país y aún hoy llena de horror a los haraganes más empedernidos.

No obstante, es bueno apuntar que la tal Carmelina no fue exactamente una mujer-florero. Supo dividir su vida entre los usuales deberes de madre y la asistencia a diversas actividades benéficas, religiosas, culturales, deportivas y sociales, patrocinadas por sus empresas y, según algunos, sobresalió por su sencillez, elegancia, responsabilidad y buen gusto.


La destilería de los Arechabala tuvo en su época una tecnología muy avanzada

Aun así hay algunos que le niegan el protagonismo del referido aforismo. Entre ellos figura el sobrino nieto de Javier Marqués Arechabala, quien en una entrevista concedida a una Bohemia del año 1992 es rotundo sobre el tema: “Ella no tiene ninguna relación con el origen del refrán. Ese dicho se encuentra en más de una película extranjera. Y yo mismo recuerdo haber oído la frase hace mucho en España, a lo mejor viene de allá”.

¿Fue acuñado el refrán de Carmelina en Cuba?, ¿llegó de la península y se aplatanó aquí? Ya casi da igual, los miles de moradores de Cárdenas están seguros de que su faraónica Carmelina es la Carmelina de la célebre locución. Y si usted va a esa ciudad, se empeñarán en convencerlo.

La otra Carmelina

La otra hipótesis sobre el musical y memorable refrán se centra en la vida de Carmelina Valdés Perdomo (1903-1985), una mujer llena de sandunga y ganas de vivir, que estaba casada con Carlos Godínez Facenda, uno los fundadores del Septeto Habanero.

La señora, bien plantada a pesar de su humildad, vivía en la calle Jesús Peregrino, número 126, entre Santiago y Marqués González, en el barrio de Pueblo Nuevo, en Centro Habana y, aunque residía al lado de un solar bien escandaloso nunca usó chancletas y siempre andaba bien vestida, perfumada, maquillada, peinada y en tacones.


Carmelina, junto a su prima Amalia Batista.

Además, esta inusual ama de casa no cocinó nunca, ya que en la cercana Logia Masónica le regalaban los alimentos y, según su bisnieto, vivía de fiesta en fiesta deseosa de comerse al mundo en un solo ladrillito.  

Cerca del hogar del matrimonio vivía un amigo de Carmelina y de Carlos, el enigmático músico Bienvenido Julián Gutiérrez, el autor de numerosos sones, guarachas y temas trovadorescos como el bolero-son “Convergencia”, compuesto junto a Marcelino Guerra, e inmortalizado por Pablo Milanés con Emiliano Salvador al piano.

Este creador, que visitaba con frecuencia el hogar de los Godínez, al parecer, se inspiró en su vecina para componer el sabroso tema “Carmelina no lo mortifiques más”, de raíces bien populares y arrabaleras, que alcanzó una cierta notoriedad en la radio de la época en los años 40 y 50 de la pasada centurias con versiones como la del cuarteto Caney.


La musa inspiradora con su único hijo.

Carmelina, Carmelina, Carmelina tú eres una salá / Carmelina, Carmelina, Carmelina vive regalá. / Carmelina, Carmelina, Carmelina tú eres hija de Yemayá

Algunos conocedores aseguran que del estribillo de esta pieza surgió aquello de “tú solo quieres vivir como Carmelina”, aunque muchos piensan que la onda expansiva de la composición no fue suficiente para generar un refrán tan extendido y omnipresente en la vida de los cubanos.

Lo cierto es que la Carmelina de Pueblo Nuevo, quien gozó del respeto y el aprecio de la compositora María Teresa Vera, le dio a una lección de alegría y optimismo a su único hijo, el cantante Pedro Godínez Valdés y a su nieto el percusionista Carlos Godínez Goicochea.

Su prima fue la hermosa mulata Amalia Batista, quien inspiró una zarzuela del mismo nombre compuesta por el maestro Rodrigo Prats y estrenada en el Teatro Martí en 1936 con libreto de Agustín Rodríguez.

Según una crónica de Arrajatabla, hecho pública en septiembre de 2022 con el título de “La otra Carmelina”, la mujer, sencilla, amable, servicial, y amiga de todos, murió en La Habana a los 82 años, con la estampa bohemia de ser la “Carmelina del refrán” según sus familiares y amigos.

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