¿Acaso se cree androide? Un sí contundente por el desarme nuclear
especiales
Foto: Tomada de la Web.
Qué lógica pudiéramos encontrar para entender la actitud de seres humanos que juegan sin piedad contra su propia existencia y el fin de los días de nuestro planeta Tierra por ese egoísmo y avaricia insaciable que caracteriza a algunos de nuestra especie sin importarles el costo de sus actos. Porque incluso habiendo conocido los efectos brutales de esa energía hay personas que continúan suprimiendo su condición humana bajo ideologías materialistas.
Y si las décadas de desarrollo de esa carrera armamentista pusiera en marcha su arsenal entonces, cómo serían las imágenes de un posible futuro cercano si ya las del pasado arrojaron escenas desoladoras e historias amargas adheridas a lágrimas infinitas por incontables historias de familias separadas y destruidas, más sobrevivientes que no logran alejar el pasado que infelizmente les tocó vivir en carne viva y propia.
Hasta cuándo serán las guerras y ese odio entre pueblos que llevan años en existencia, más las de otros que son intencionalmente ingeniadas a la perfección de tal manera los implicados no perciben cómo la realidad les ha sido manipulada para engendrar un contexto que alguien del más arriba ingenió, una vez más por esa avaricia hacia tierras ajenas y preciados recursos naturales y a punto de agotarse por la misma mano del hombre.
El 26 de septiembre más que una jornada por el desarme total de las armas nucleares a nivel mundial debería ser un día por el amor, la paz y armonía entre naciones, el cese de enfrentamientos militares y el respeto hacia la opinión opuesta. Una seguridad internacional nos proveamos entre todos y garantice la vida de generaciones futuras en suelos saludables y que no sean inhabitables por elevada carga de radiactividad.
A inicios del mes de agosto de 1945 el cielo estalló con una nociva cantidad de material tóxico sobre decenas de miles de civiles inocentes primero en la ciudad japonesa de Hiroshima y horas después en Nagasaki. No es que se pensara, realmente fue vivir y sufrir los latigazos del fin del mundo. Falta hacer diagnosticar el mal de ciertos “androides” con corazón de hierro fundido quienes son capaces de destruir el preciado valor de la palabra vida en este mundo.
Añadir nuevo comentario