Desconocido
especiales
¿Por qué buenos actores como Liam Neeson no van más allá de ciertos personajes, negándose la posibilidad de encarnar psicologías más complejas? Sería bueno que el pacto que tiene el cine con su público, que hace —por ejemplo— que uno ya sepa qué va a ver cuando asiste a una película de Julia Robers; sería bueno que este acuerdo comercial no se tomara al pie de la letra y de vez en cuando nos sacara una sorpresa. Hollywood sería menos monótono y predecible de lo que es.
Para caer en el filme, Desconocido avanza sobre la típica historia de Liam Neeson. Como el Jean Valjean de Los miserables —pero salvando distancias—, su personaje es un hombre común que por azares de la vida debe luchar contra el mundo para salvar un ser querido.
Ya lo vimos en Búsqueda Implacable (menudo título para Taken) comiéndose al planeta para recuperar a su hija. Lo mismo hace, pero de forma encomiable, en La lista de Schindler.
Y ahora, en Desconocido es un científico norteamericano en Alemania, que después de sufrir un accidente de tránsito, descubre que alguien le ha robado su identidad y se pasea junto a su esposa y asiste al congreso dónde él fue invitado.
Al menos eso cree, porque el accidente es posible que le haya hecho perder la memoria.
La historia, por supuesto, cuenta con sus escenas de golpes y piñazos, donde el Liam Neeson de siempre pasa de hombre tosco, pero dócil, a una verdadera fiera cuando se le molesta. También hay de esas carreras de autos y esas catástrofes y «mundos amenazados» que no pueden faltar en un filme de este tipo.
Sin embargo, Desconocido avanza con agilidad y nos mantiene atados a la butaca hasta el final. Eso hay que decirlo.
La trama está llena de giros que nos cambian la interpretación de los hechos. Y con seguridad no vamos a poder predecir el desenlace hasta poco antes de que se nos venga encima.
Sí habría sido provechoso que la película pisara sólido cuando pretende enlazar la ficción con la historia de Alemania y del bloque socialista en general.
La fotografía pasa además con indiferencia por escenas de la vida alemana, sin darle un valor dramático, sin sacar provecho visual de una geografía que escapa a las gastadas imágenes del Estados Unidos hollywoodense.
En fin, como dice un buen crítico de cine, Desconocido es «un acelerado entretenimiento que, en el fondo, se concibe tan desnortado como el héroe mismo que se perdió en él».
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