Encomian en Nueva York obra de la pintora cubana Belkis Ayón
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El más reciente hito del interés internacional por su obra se situó en el Museo del Barrio, de Nueva York, que acoge desde el reciente verano del 2017 la muestra titulada Nkame: una retrospectiva.
Los medios especializados neoyorquinos la calificaron como una de las mejores muestras de los últimos años en esta institución, y una de las más singulares en el calendario estival de la ciudad, destaca el periódico Granma.
Con anterioridad la muestra se había exhibido en el Museo Fowler, en Los Ángeles, donde también marcó un gran acontecimiento. Con la curaduría de Cristina Vives y los auspicios del Belkis Ayón Estate, el repertorio exhibido contó con cuarenta y tres estampas que abarcan toda la gama de la producción gráfica de la artista, desde 1984 hasta 1999.
En una rápida mirada, los espectadores se enfrentan a tres versiones, dos a color y otra monocromática, de La cena, monumental colagrafía de 1991 que en buena medida define tema y estética en su quehacer.
«A pesar de que mi obra trata de un tema tan específico como las creencias, ritos y mitos de la sociedad secreta Abakuá, no significa que sea dedicada únicamente a este sector de la población que profesa y practica esta fe. Me interesa sobre todo el cuestionamiento de lo humano, ese sentimiento fugaz, lo espiritual. Por ello puede ser apreciada por un público universal, aunque es muy difícil escapar de la impresión, las formas, de la imagen a primera vista», confesó la artista en 1993, ocho años después de haberse decantado por llevar a la creación los mitos de una comunidad esencial en el entramado etnocultural cubano.
Al mismo tiempo destaca su consagración al grabado, específicamente a la técnica de la colagrafía, impresión en relieve que se consigue al entintar texturas adheridas a la matriz. Su maestría en ese desempeño contribuyó a dignificar en el medio cubano esa especialidad del grabado como herramienta expresiva de primer orden.
El crítico Holland Cotter, del diario The New York Times, afirmó que «en las manos de Ayón, la técnica adquiere una cualidad virtuosa». Asimismo, precisó cómo «la cultura abakuá le dio a Ayón la oportunidad de invención», y de «crear un drama visual completo, con sus dimensiones sociales e intelectuales».
El crítico Joaquín Badajoz, en el diario angelino La Opinión, señaló que «pocos artistas logran convertir un concepto en toda una iconografía». Al abundar en su apreciación, puntualizó que «el alcance de la obra de Ayón, puede medirse por ese contraste al apropiarse de un culto más caligráfico, basado en ereniyós (grafías), gandos (trazados ceremoniales), anaforuanas (firmas rituales) y sellos (identidad de las potencias) y dotarlo de toda una imaginería sobria, potente y atemporal». Para concluir diciendo: «La obra de Belkis Ayón es cuando menos un desafío visual».
A los visitantes del Museo del Barrio llama la atención cómo en apenas treinta y dos años de edad, Belkis cultivó un arte con intensidad en el oficio y profundidad prospectiva. Su obra no solo resulta ineludible sino que es necesaria a la riqueza de la visualidad cubana de nuestra época.
La artista inició su formación en la Escuela Elemental 20 de Octubre de La Habana, prosiguió sus estudios en la Academia San Alejandro entre 1982 y 1986, y desde este último año hasta 1996 cursó nivel superior en la Universidad de las Artes, donde egresó en la especialidad de Grabado.
Protagonizó una veintena de exposiciones personales en La Habana, Santa Clara y Guantánamo y, en el plano internacional, exhibió su obra de manera individual en muestras en galerías de Canadá, Italia, Alemania, y Haití. En 1993 participó en la Bienal de Venecia. Fue convocada a integrar catálogos de cuarenta y siete exposiciones colectivas en veinticuatro países.
Su presencia, dentro y fuera de Cuba, se acrecentó luego de su trágica muerte, sobre todo a partir de la labor de conservación y promoción de su obra por Belkis Ayón Estate, encabezado por su hermana, Katia Ayón.
Actualmente, según ha informado el Belkis Ayón Estate, la obra de ella forma parte de catorce colecciones de museos y centros culturales, entre los que se encuentran: la Casa de las Américas en La Habana; el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana; el Van Reekum Museum (Apeldoor, Holanda); el Museo de Arte Moderno (Nueva York), MOMA; el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles (MOCA); el Museo de Fort Lauderdale (Florida, EE.UU.); DAROS Collection, Zúrich; el Museo de Arte Latinoamericano de California, el State Russian Museum, en San Petersburgo, y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP).
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