El Libro de los prójimos
especiales
Dialogar con los clásicos de la literatura mundial y cubana y reinterpretarlos con nuevas incertidumbres, inquietudes y hasta reproches define al poemario Libro de los prójimos (Editorial UNIÓN), de la escritora Miladis Hernández Acosta.
Hernández Acosta, entretejiendo un discurso entre lo hermético y lo coloquial, hurga dentro de la poética de intelectuales como William Blake, César Vallejo, Julián del Casal, José Lezama Lima, Walt Whitman, entre otros, y los observa, no desde la distancia, sino desde una actualidad que los convoca y llama como entes presentes en la historia.
Los suplicios, las verdades ocultas, la patria, el sarcasmo, el miedo, son temas que se repiten en cada poema porque les pertenecen tanto a Blake como a Vallejo: «Quieren capturarme, yo no celebro exergos, la ajena espuma/ Los homúnculos y el Altavoz postrado en mis faroles. No salto./ Sobrevivo con el polvo de mis muertos. Quiero mi anafre. El polvo/ Que aruña el ojo de mis muertos. No salto. ¿Es invisible/ Mi magnanimidad volcada sobre el suplicio?» (Responso, de William Blake).
En el poema Ordenación de Vallejo, se exige la vida con lágrimas, el hombre y su dolor «sobre heraldos zurdos de Dios» que exigen verdades que secan «la llaga lastimosa, la imperfección, el fracaso», porque en la escritora lo importante es que su sujeto lírico dialogue con el poeta al que se le dedica el verso, una especie de combate en que nadie puede desistir en el «polvo inhumano ladrando en la víspera./ Ingratutid ¡Pelea! Suertero. Rezonga el bien./ Perjura./ Perdóname porque trasquila la pena en el patio./ Porque estás cansado de vivir corazón» (Ordenación de Vallejo).
Uno de los poemas más logrados en el texto es el dedicado al poeta cubano Julián del Casal, en el cual el dolor, las interrogantes y la muerte confluyen entre las citas de frases del autor de Madre y «el cuerpo inmutable de la belleza/ Mordida por mi avaricia/ tras el blanco cincelar del resquemor/ como un traidor de la cena/ tras el pavor sonoro de la cascada».
Libro… es un texto más que poético, con un fuerte interés por el contenido filosófico que se manifiesta en los temas de los escritores a través de la historia de la literatura.
Kafka y Virgilio Piñera pueden intercambiar en un mismo texto porque cada uno influencia a la autora de una manera que la convierte en un ser que aprehende de las visiones y concepciones del mundo particulares. No podemos leer el discurso de Miladis de forma lineal: Cada texto se hilvana con los demás, porque cada uno complementa o rehace al siguiente, es una especie de entrecruzamiento literario, en la que no solo la autora sale ganando al reordenar y repensar a estos clásicos, sino que el lector puede entrever ese marasmo poético y reflexionar sobre la vida y obra de los escritores.
Por ejemplo, en el poema Advertencia sobre Lezama, se lee: «Cuelan agua de luna. Allí cítaras para escandalizar/ Allí el latiguillo de los náufragos. Sitial de nudos corrompiéndose./ Peina la marea. Narra la marea. Reñida por la muerte (…)/ Aíslate despacio. Pulsa la advertencia. Desconcha el ramo tormentoso».
Ese mundo, que hilvanó y reflexionó Lezama sobre la insularidad, es recuperado por Hernández Acosta y reinterpretado casi como un tormentoso decursar, una necesidad de permanecer, pero también de «narrar la marea». Esa idea regresa con otras sutilezas en el poema Walt Whitman se inocula el veneno, donde la poeta le cuestiona al escritor por qué escribir sobre las tierras, la naturaleza, los hombres, y no quedar en un monólogo insaciable: «Pónte el colirio/ adormidera, nueva/ Maceración de acacias, ánima exasperada en el bosque/ Que pudre sus frutos, menudencias para rascarte el ombligo./ ¿Quién otorga/ la Cruz de Beneficencia».
El Libro de los prójimos es un poemario sugerente, que permite acercarse a un mundo poético tan lejano como cercano en el tiempo y el espacio, y sobre todo, que cada autor recupere, a través de los propios textos de Miladys Hernández Acosta, significados en apariencia distantes, pero que se entremezclan para acercarnos a la vida y obra de estos clásicos de la literatura cubana y universal.
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luis krejdicz
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