Maestro cubano Frank Fernández critica banalización de la cultura
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Fernández, compositor de más de 650 opus y Premio Nacional de la Música, entre otras distinciones, ofreció un concierto este jueves en el teatro Tomás Terry, con obras de Mozart más clásicos del pentagrama cubano, en ocasión del Día de la Cultura Nacional.
Tras calificar como imprescindibles presentaciones de este tipo, el también Doctor Honoris Causa en Arte por la habanera Universidad de las Artes, expresó que «los enemigos se están aprovechando de un problema mundial, la banalización a escala global».
Tal fenómeno de la cultura está promovido por una globalización deshumanizada vendida a través de internet, detrás de la cual están los grandes empresarios y comerciantes de la industria de la guerra, los mercenarios, enfatizó.
Por eso cada vez hay más guerras, pero también peor música, y cada vez se identifica menos, apostilló el afamado pianista de 72 años.
He de decirlo con gran tristeza: está ganando la mediocridad; me da mucha pena, pero soy una persona valiente y aunque digo lo que pienso, pienso lo que digo, enfatizó Fernández.
Respecto al concierto del teatro Tomás Terry, enclavado en el centro histórico de Cienfuegos, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 2005, el concertista lo calificó como un acto de respuesta a la guerra cultural, y por ello lo hacía feliz.
También acerca de su vínculo con esa instalación, considerada el templo de las artes en Cienfuegos —240 kilómetros al sudeste de La Habana—, recordó que algunos de los principales pasajes de su trayectoria han tenido como sede el coliseo fundado hace 126 años.
Mencionó, entre ellos, la dirección de la única velada cultural conmemorativa de la efemérides del 26 de Julio (1984), en que actuaron juntos los trovadores Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, además de haber traído al coro del Kremlin en su primera visita a Cuba.
Se refirió, además, al estreno mundial aquí de los 20 Nocturnos de Chopin, los cuales nunca se habían tocado en una sola noche, empresa en la cual tuvo la colaboración de tres de sus alumnos, hoy maestros: su hija Diana María, Víctor Rodríguez y Ulises Hernández, quien tuvo la idea.
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